Las vacunas de ARN mensajero (ARNm), conocidas por su papel crucial en la lucha contra el COVID-19, están revolucionando el tratamiento del cáncer. Esta tecnología, que se perfeccionó durante la pandemia, ahora se aplica en ensayos clínicos para diversos tipos de cáncer, como el melanoma y el cáncer de pulmón.

A diferencia de las vacunas preventivas, las vacunas de ARNm contra el cáncer son terapéuticas y personalizadas. Funcionan enseñando al sistema inmune a reconocer y atacar proteínas específicas del tumor, llamadas neoantígenos, que son únicas de las células tumorales debido a mutaciones genéticas. Este enfoque permite una respuesta inmunológica dirigida exclusivamente contra el tumor del paciente, haciendo que la terapia sea altamente específica y personalizada.

Uno de los ejemplos más destacados es la vacuna mRNA-4157, desarrollada por Moderna en colaboración con Merck, que ha demostrado eficacia en el tratamiento del melanoma metastásico. En combinación con el fármaco pembrolizumab, esta vacuna ha mostrado resultados prometedores, reduciendo significativamente la progresión de la enfermedad y la mortalidad en pacientes tratados.

Además del melanoma, la tecnología de ARNm se está investigando para otros tipos de cáncer, como el cáncer de pulmón, vejiga y riñón. BioNTech, por ejemplo, está llevando a cabo ensayos clínicos con la vacuna BNT116 para el cáncer de pulmón, que busca estimular el sistema inmune para identificar y atacar células tumorales, reduciendo el riesgo de recaídas.

El impacto de estas vacunas no se limita a su eficacia. También tienen baja toxicidad, lo que las hace ideales para combinarlas con inmunoterapia y quimioterapia, maximizando los beneficios sin agregar nuevas toxicidades. La capacidad de personalización de estas vacunas es un aspecto clave, ya que permite diseñar tratamientos específicos para cada paciente, basados en las mutaciones presentes en su tumor.

Aunque los resultados iniciales son prometedores, los expertos destacan la importancia de ser prudentes y esperar los resultados de los ensayos clínicos en curso. Si estos resultados son positivos, las vacunas de ARNm podrían abrir un abanico de posibilidades terapéuticas realmente prometedoras para el tratamiento del cáncer y otras patologías.