No se cofundan, no es un “UFO” (unidentified flying object), es decir “objeto volador no identificado”, ni tampoco es una banda de rock espacial ni psicodélica del hard rock. Si no que es “UFRO” (Universidad de La Frontera), nave plenamente identificada, donde lo único que ha volado por el espacio, – desde hace tiempo-, ha sido el vil dinero, sin el control de una torre, sin plan de vuelo y los pilotos han demostrado no tener las competencias para dirigir esta nave, que no da el ancho para un vuelo intergaláctico. 

Es cierto que las instituciones se deben proteger porque son entidades que no tienen la culpa per se, fundamentalmente porque cuando fueron creadas estaban sujetas a una inspiración noble y a una necesidad humana.

El hecho cierto, es que las instituciones están compuestas y dirigidas por seres humanos, – no por robot y menos por inteligencia artificial-, por lo tanto, pasan por periodos de bonanza y escases, más allá de lo que uno quisiera, lo que es inevitable como nos muestra la propia “Biblia”.

Después surge la justificación como herramienta de apoyo para solucionar los vendavales o puelches sureños, que afectan hasta los cimientos de las instituciones donde luego se evalúan los resultados, daños y consecuencias, pero pocos se preocupan por los “orígenes o causas”, con tal de prevenir hechos futuros. Lo que ocurre es que muchos pasan por fuera de la biblioteca y no ingresan a leer ningún libro, después se ponen la toga y el birrete y adquieren el aura de inteligentes en imagen pero sin pagar patente comercial por la intelectualidad conseguida de diversas formas incluso bajo la leyenda “honoris causa”. 

En Chile, por causa de honor, – tan mañoseado concepto-, algunos han efectuado peregrinaciones por el orbe para obtener este galardón, sin pregrado aprobado, sometido a rituales académicos y profusamente señalados por la prensa. 

Es mas la oferta académica, se mide en parte por la cantidad de académicos con post grados, – lo que debiera ser positivo-, pero el alarde es mas grande que la verdadera sustancia a medir.

En esta instancia, la ocupación de los problemas de la UFRO, -por la que académicos y trabajadores están naturalmente desesperados-, traspasó las “fronteras” de la galaxia.

Hace pocos días, en el marco de una linda luna llena, el 15 de diciembre, en horario de trasnoche, mientras observaba el firmamento donde reposan los astros. En breves instantes, apareció una nave no identificada, que se desplazaba en forma horizontal y vertical, -luminosa, por cierto-, incompatible con la aviónica conocida por mí. Como estaba tranquilo y en actitud pasiva, de repente bajo de esta nave un “ser”, de apariencia conocida, lo más parecido a un filósofo de la antigua Grecia. 

Su presencia, atuendos y color del cabello me impresionaron como si fuera un sabio antiquísimo.

En perfecto español, me dijo; “Esta preocupado por Chile”, rápidamente le respondí “si”.

Seguidamente, me señaló escúcheme un rato y después interviene, lo que asentí con la cabeza.

Me narró hechos históricos desgarradores de nuestro país, de todo tipo, políticos, sociales, religiosos, arreglines, traiciones, venganzas, maniobras distractoras, en fin, de un cuanto hay. 

Luego, me informó sobre la situación de la UFRO, cometí el error de interrumpirlo y se molestó, indicándome Ud., no sabe nada, solo posee una mala experiencia muy focalizada. Pero la verdad es otra y desconocida para muchos. 

Recalcó, nunca se va a saber todo, porque el daño es muy grande y no solo en lo económico, sino que, en el afán de proteger a la mentada institucionalidad y al coro que todos cantan “dejen que las instituciones funcionen”, las cosas no se van a aclarar.

Después escupió cientos de palabras, perdiendo el ritmo del discurso previo y me dijo:

“El monto económico del daño causado es muy superior, las relaciones comerciales de esta universidad sobrepasaron lo estrictamente académico, tanto es así que las elecciones de los cargos directivos dejaron de ser vistos en base a ideología política como era tradicional y pasaron a la visión de interés transversal en generar industria formando equipos guiados por hacer cada día más negocios que preocupados por enseñar y transferir conocimiento al alumnado en todos sus niveles. 

Prosiguió demostrando estar muy bien informado y recalcando que lo ocurrido en la universidad señalada no debiera ser considerado una novedad ni una sorpresa, ya que era esperable. Siendo insidioso  en repetir, que por años, muchas personas principalmente de Temuco eran mudos testigos de tratos directos, licitaciones discutidas, fuga de información clasificada del interior de la universidad relacionadas a las actividades contractuales y comerciales  con terceras personas, en todo ámbito, desde construcciones, mobiliario, tecnología, insumos, servicios y varias acciones logísticas, donde alguna ganancia debía quedar en el camino, más allá del cuidado celo  a los interés de la academia.  Ahora, todos se hacen los sorprendidos, pero en la interna los comentarios sobran y los antecedentes ya salieron de la caja de fondos.

Para mayor abundamiento, y lo que me dejó perplejo, fue el dato etiológico entregado por este ser de “luz” (que no estuvo en octubre de 2019, según creo), fue cuando señaló sin tapujos.

Terrícola, el problema se acrecentó y reventó cuando aparecieron en el escenario con poder sin contrapeso, los “33”.

Rápidamente pensé, que tienen que ver los 33 mineros rescatados de la mina San José en Copiapó, después me fui a la numerología y recordé al numero maestro de la fuerza física y espiritual. Como si hubiera leído mi mente, me dijo: Noo craso error.

Me refiero al grado 33, el máximo grado jerárquico de la masonería, alcanzado solo por algunos que son distinguidos como “gran maestro”, quienes son prestigiosos personajes no solo al interior de sus logias, sino que están inmerso en el mundo publico en diferentes y variados cargos de poder, ayudándose lealmente, aunque esta lealtad haya sido mal entendida. Son eslabones de una gran cadena y se diferencian del resto de las organizaciones por ventilar que son los estudiosos y eruditos, herederos de singulares maestros de la construcción del viejo continente.  

Ergo, la masonería es una antigua y misteriosa organización secreta que ha despertado curiosidad y especulación a lo largo de los años. Donde ha sido objeto de numerosas teorías y conjeturas. 

Para seguir, señaló dejemos de teorizar pues los masones han hecho cosas buenas y malas, y al pasar de los años se han abierto un poco al público, invitando a sus templos, realizando rituales abiertos y considerando a la mujer.

De inmediato, me aproveche de la situación y lo interpele, “no se ponga humano y no se vaya por las ramas, cuente que tiene que ver la masonería y el grado 33, con el tema UFRO.

No me dejó terminar y me reparo, no sea goloso, lo que Ud., desconoce es que la mayoría de los profesores y académicos de la UFRO, pertenecen a la masonería, sufren por ser considerados en este grupo selecto y prácticamente funcionan como si fueran una logia única, pero no es así. Incluso incluyeron al recién renunciado rector en una de ellas.

Es más, varias autoridades del ayer y de hoy, de Temuco son masones, están en el poder, se ayudan y conquistan cargos políticos observando y actuando como si estuvieran en otra constelación. De hecho, para sobrevivir, ante la hermanal envidia han tenido que escindirse hacia otras logias. 

Pero, por favor no me interrumpa, – señaló-, el problema mayor fue que no frenando en su influencia, el propio rector se hizo asesorar por académicos de la Universidad La Republica (ulare), institución cuestionada  y surgió la idea de efectuar cambios estructurales.

El mejor ejemplo, – me dijo-, es lo que paso con la facultad de medicina de la UFRO, cuando el decano valientemente se opuso a ciertas irregularidades y fueron castigados con recursos, decrecimiento y se volcó el apoyo a la nobel facultad de odontología. Así de simple. 

Bueno, le respondí me deja igual puros datos desordenados y que tiene que ver el grado 33, que no es de alcohol precisamente. 

Miró hacia el cielo, me señaló la luna está avanzando rápidamente al poniente, me tengo que ir, e investigue Ud., busque documentación, ya que hay evidencia suficiente, vea la trazabilidad del dinero, y sobre todo mire el cerro conunhuenu, ahí hay una logia y tienen varias respuestas. Busque las escrituras influenciadas, corregidas y adecuadas por un gran 33 de La Araucanía, un reconocido sujeto llamado “Modesto” (que no hace honor a su nombre) de profesión contador, con lazos y vasos comunicantes de poder a través de organizaciones e instituciones y ha pasado con cero. 

Sin despedirse, subió a su nave y desapareció como llegó, me quedé mirando la “Cruz del Sur”, y un poco picado, ya que solo vomitó información que a mi juicio debería ser mas contundente. 

Pero entendí el mensaje, fuerte y claro, esto se tiene que judicializar, ya que sobrepaso la irregularidad administrativa. Por ahora, parece que no hay querellas contra quien resulte responsable.

Por de pronto, visualizo que hay problemas con las “logias de la perfección”, me quedo claro que el problema no es de la masonería, aunque en Chile a partir del siglo XIX, han tenido mucho que ver, no en vano varios presidentes de la república fueron masones.

La evidencia, indica que las herramientas de la francmasonería, escuadra y compas, están descalibradas, por lo menos en La Araucanía. 

JORGE A. AGUIRRE HREPIC

Profesor de Estado 

Consultor en Inseguridad

CRIMINALISTA-CRIMINOLOGO