A solo 30 kilómetros de Temuco se encuentra la histórica ciudad de Lautaro, que fue fundada a fines del siglo XIX, específicamente el 18 de febrero de 1881, por Manuel Recabarren, como parte del proceso de ocupación del territorio y con el fin claro de establecer en la zona una economía vinculada al trigo. Es así como a partir del Fuerte,se dio inicio al poblado, cuyo eje principal de poblamiento lo constituyó la presencia de inmigrantes, principalmente suizos, alemanes, franceses y en menor medida españoles, gracias a la Agencia de Colonización que se estableció en Europa.

Con el transcurso del tiempo, este pequeño poblado y otrosfueron evolucionando, convirtiéndose muchos de ellos en importantes ciudades y donde los sacerdotes franciscanosformaron parte importante de éstas con su misión evangelizadora.

Uno de ellos fue el Fray José Miguel Urrutia, quien al llegar a Lautaro se dio cuenta de la falta de apoyo religioso y decidió solicitar la sesión de dos sitios muy bien ubicados para comenzar ahí el asentamiento de la misión franciscana. Fue el artífice de la construcción de una capilla y un edificio anexo para casa misional que también servía de escuela, importantes aportes que terminaron en 1896 cuando deja la misión, asumiendo el padre Bernardino Carrasco. La historia cuenta que el 19 de septiembre de 1917, en presencia de superiores de la orden y del 1primer alcalde de Lautaro, JoséMoya, procedía a bendecir la primera piedra del edificio del actual templo San Francisco. Este fue diseñado sin torre, pero gracias al aporte de los vecinos pudieron construirla y levantarla en 1936.

La iglesia San Francisco de Asis, se emplaza en una de las esquinas de mayor reconocimiento urbano de la ciudad, enfrentando la plaza Jorge Teillier, en cuyos bordes se congregan importantes edificios públicos.

En cuanto a su diseño, el arquitecto, Cristian Rodriguez, manifiesta que “un solo cuerpo volumétrico techado a dos aguas compone el edificio, el cual se articula en uno de sus extremos con el campanario, levantando años después, que otorga tensión vertical a la fachada principal, situación que define y realza el acceso a la iglesia. Como ornamento, solo sobresalen del plano que conforman las fachadas las columnas; marcando un ritmo de repeticiones que la modulan hacia la calle. Por otro lado, detalles neoclásicos en bajo y alto relieve coronan el remate superior de cada columna”.