Publicado por: Claudio Nuñez | sábado 22 de mayo de 2021 | Publicado a las: 12:33
«También le preguntaron unos soldados, diciendo: —Y nosotros, ¿qué haremos? Les dijo: —No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.» Lucas 3:14
Todo empleo tiene sus peligros y no importa cuán trivial pueda parecer, siempre tiene algo que puede ser considerado como de exposición al peligro. Puede que afecte a nuestro bienestar, que exista el riesgo de daño físico y que ponga en peligro nuestra vida.
A los soldados que preguntaron qué curso de acción debían tomar, Juan les habló del peligro del abuso de autoridad. Aunque esta tentación no se limita solamente a los militares, en su caso se mencionaron tres cosas: no hacer extorsión, no aprovecharse de los inocentes con denuncias falsas y conformarse con el salario legítimo.
El soldado bien podía abusar de la autoridad concedida para quitarles a los demás lo que era legítimamente de ellos. Por ello, Juan amonestó contra todo abuso de los pobres y los indefensos, así como contra la corrupción consistente en complementar los salarios con el pago de favores ilegítimos.
Hay muchas otras cosas que podemos clasificar con los tres pecados que Juan amonestó a los militares a no cometer. Y todas ellas son de aplicación también para cualquiera, aunque no sea militar ni policía.
Lo que Juan quería poner de relieve era que, no importa la ocupación de uno, ya seamos publicanos, soldados o cualquier otra cosa, los posibles pecados inherentes a la ocupación también deben ser confesados y abandonados. Para nosotros los cristianos es un mensaje fuerte la noción de que no podemos divorciar nuestra religión de nuestra ocupación. Hay que abrir el camino para que el evangelio entre en el corazón. Hay que eliminar los pensamientos que pretenden justificar actos equivocados hasta en asuntos tan seculares como el trabajo. Hay que someter todo el ser a la voluntad de Cristo, y eliminar todo lo que pueda impedir la obediencia al Señor, Solo así viviremos en forma coherente con la salvación y la gracia de Cristo.
Puede que tengamos una ocupación que no consideremos arriesgada, pero si la ocupación causa la pérdida de nuestra salvación, entonces es de altísimo riesgo. Que todo lo que hagamos testifique que. somos de Cristo, y no separemos nuestra religión de nuestra ocupación. (Israel Leito).