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Opinión: Se nos acaba el tiempo

Publicado por: Claudio Nuñez | miércoles 31 de agosto de 2016 | Publicado a las: 17:20

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Por Nacho Gálvez

La reciente encuesta CEP de Agosto 2016 confirma lo sabido, sin embargo es igualmente demoledora. Nos indica que la Presidente Bachelet ha caído al 15 % de aprobación y su nivel de rechazo alcanza al 66%. Los indicadores de popularidad del gobierno son igualmente demoledores.

El descontento de la ciudadanía es enorme. El desorden en las filas de la coalición es manifiesto y el gobierno muestra indiferencia frente a estos niveles de rechazo. El Jefe de Gabinete recién nombrado, proyecta falta de resolución para enfrentar los cambios requeridos y que todos reclaman.

Sectores de la coalición de gobierno desertan inconformes porque todos los cambios y transformaciones no se realizan aquí y ahora, y llaman a levantar un nuevo referente populista, sin entender que con un 15% de aprobación no hay reforma posible. Las direcciones de los partidos siguen repitiendo lo sabido sin dar una conducción eficaz para enfrentar la compleja situación política.
Las instituciones públicas si bien es cierto funcionan, pierden cada vez más credibilidad golpeadas por la corrupción. El panorama político es sumamente complicado.

La oposición recompone rápidamente sus filas, enfrentando con resolución su propia crisis y el candidato de la derecha recorre el país consolidando su ventaja frente a un gobierno inmovilizado y una Nueva Mayoría que se desintegra.

Frente a este escenario, debemos aceptar que la coalición con el proyecto de gobierno Nueva Mayoría está en su fase terminal y presenciamos el comienzo de un reacomodo de fuerzas políticas.

Por un lado ya han desertado de la coalición el MAS del Senador Navarro, la Izquierda Cristiana del Diputado Aguiló, para intentar levantar un polo de izquierda con la Izquierda Socialista de Atria y con la pretensión de convocar a otras fuerzas como Revolución Democrática de Giorgio Jackson e Izquierda Autónoma de Gabriel Boris, a la creación de un polo de Izquierda con la pretensión de volver a los tres tercios en la política chilena.

No se aprendió de la derrota del 73, que para hacer cambios estructurales se requieren mayorías nacionales.

No se han enterado que se cayó el muro de Berlín y que el mundo cambió. Siguen con un discurso trasnochado de hace 40 años, no se han enterado que las enormes transformaciones sociales y económicas que el país ha logrado en los últimos 30 años, primero con la Concertación y ahora con la Nueva Mayoría, han transformado Chile. Piensan que todo lo hecho no vale y proponen refundar el país.

Chile cambió y no está para aventuras populistas ni propuestas re- fundacionales. Sin embargo, la crisis de legitimidad de la Nueva Mayoría, indica que su propuesta de gobierno de cuatro años está llegando a su fin y con ello llega a su fin su propia existencia.

La Nueva Mayoría fue una propuesta programática que se ha agotado con el gobierno y las fuerzas progresistas tienen la necesidad urgente de reformular una propuesta de país pensado a veinte años, que indique de forma clara el país que queremos. Una propuesta que contenga como centralidad, la libertad, la democracia, la igualdad, la tolerancia, la dignidad humana, derechos todos que deben ser garantizados en una nueva carta fundamental.

Los ciudadanos no solo quieren una coalición que les prometa mas kilómetros de carretera, mas edificios educacionales, la construcción de mas hospitales, etc.

Los ciudadanos quieren también una propuesta con un sueño de país.

Quieren saber que la propuesta es realista y que conduce a tener, en un plazo determinado, un país mas justo en el que se viva con tranquilidad, sin miedo a la delincuencia, en el que la educación de calidad y gratuita sea un derecho social consagrado, en el que la salud sea pública y de calidad, en el que los derechos laborales garanticen una igualdad de trato, en el que el servicio público sea transparente y profesional, en el que las pensiones permitan un vejez digna, un país en el que la dignidad humana, el respeto a la diversidad y el respeto de los derechos humanos sean parte de la cultura nacional, etc.

Lo que la ciudadanía y particularmente las nuevas generaciones quieren, es un sueño de país, un ideal por el que luchar, una propuesta de país pensado a veinte años.

La Nueva Mayoría, fue un acuerdo programático de cuatro años, una coalición en el que los intereses de las distintas fuerzas políticas que lo componen son diversos y al no tener una visión del país que queremos, cada una trata de obtener beneficios de corto plazo pensando en su propio interés. Esta coalición no tiene nada mas que ofrecer al país. La ciudadanía se cansó. Se agotó. No le cree.

En consecuencia es urgente, iniciar un debate centrado en el país que queremos. Un debate fraternal y respetuoso pero transparente y descarnado, porque ya NO se puede mas hablar de respeto a la diversidad mientras nuestros propios parlamentarios golpean a sus compañeras, las mujeres son discriminadas en su trabajos, las etnias originales excluidas y reprimidas.
NO se puede hablar de estado laico y financiar con recursos públicos la educación impartida por el clero.
NO se puede permitir mas la colusión de empresas ni la evasión de impuestos.
NO se puede defender la libertad y la democracia sin condenar regimenes como Corea del Norte, Irán, China, Venezuela, Cuba, Republica Árabe Unida. etc.
NO se puede hablar de respeto a los derechos humanos sin condenar su violación en cada rincón del mundo en que se violen.

Queremos una propuesta de país que efectivamente contenga la construcción de un estado social de derechos en que la Libertad, la democracia, la igualdad de derechos, la educación, la salud, la vejes digna, el respeto a las minorías, etc estén garantizados.

Ese es el país que todos queremos. Ese es el país que soñamos y debemos construirlo en democracia y libertad, con una sucesión de reformas aprobadas con mayorías nacionales que le den estabilidad y proyección en el tiempo.

Esa es la propuesta de país que necesitamos, es la propuesta de país que la ciudadanía quiere, es el sueño de país que los jóvenes chilenos quieren construir.

Es urgente convocar a la formulación de una nueva visión común de inmediato. No se puede dar mas ventaja a un candidato de derecha en campaña recorriendo el país.

La Nueva Mayoría como la hemos conocido, se acabó, se agotó, se cae a pedazos y se nos acaba el tiempo para continuar en el desorden. Es necesario mantener la unidad, sostener las reformas y reformular una propuesta de largo plazo. Una nueva coalición en la que nadie sobra pero que debe contener los partidos que abrasen los principios republicanos y compartan una visión común de país, una democracia social de derechos, para devolverle a la ciudadanía las confianzas y un sueño de país por el que luchar

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