Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 27 de diciembre de 2020 | Publicado a las: 07:00
“Sin duda son muchas áreas las cuales hay atender para evitar ser objeto y víctima de fraude, sin embargo, creo que es mejor prevenir que curar, particularmente en una situación económica la cual nos debe obligar a cuidar aquello que nos ha costado tanto obtener y construir”.
Escribe: Mauricio Burgos, Director carrera Auditoría e Ingeniería en Control de Gestión, Universidad Autónoma de Chile.
La pandemia ha provocado, a raíz del confinamiento y aislamiento físico, que ciertas acciones que normalmente las hacíamos de manera presencial, en la actualidad las hayamos modificado hacia lo digital, especialmente las transacciones bancarias y las compras, y en lo cual la internet y las redes sociales también se transforman en potenciales áreas de operación de delitos financieros.
Un estudio del Sernac en 2019 planteaba que los productos financieros más afectados por fraudes han sido las tarjetas de crédito, las cuentas vista y corriente. En esta línea, una forma de mitigar la defraudación es reconocer los tipos de fraudes bancarios. Por ejemplo, el phishing, el que implica la suplantación de identidad de una persona o entidad financiera a través de emails, mensajes de texto u otros; vishing o estafa telefónica, mediante la cual se intenta a través de la suplantación de una entidad requerir información privada, claves y números de cuenta o tarjetas, entre otros; skimming, o clonación de tarjetas, copia de la banda magnética de las tarjetas de crédito a través de dispositivos de falsificación, lo que se puede ocurrir en alguna transacción que se realiza al utilizar una tarjeta de crédito o débito, especialmente cuando la perdemos de vista.
También las claves de seguridad pueden quedar expuestas al usar un cajero automático o realizar compras online en páginas de dudosa seguridad, y los cajeros automáticos pueden transformarse en puntos de clonación de tarjetas, robo de claves de acceso, o bien, al olvidar la tarjeta en el cajero, facilitando su mal uso por terceros, particularmente en el contexto actual de retiro del 10% de la AFP.
Sin duda son muchas áreas las cuales hay atender para evitar ser objeto y víctima de fraude, sin embargo, creo que es mejor prevenir que curar, particularmente en una situación económica la cual nos debe obligar a cuidar aquello que nos ha costado tanto obtener y construir.
Por tal motivo, algunos consejos para enfrentar las compras online resultan saludables, como por ejemplo: asegurarse que la compra se realiza en un sitio con certificado SSL, que aparezca un candado en la URL del sitio; comparar precios; revisar con atención la descripción de los productos; comprar en sitios conocidos y seguros; cuidar los datos personales; no realizar transacciones en equipos o sobre wifi públicos.
Puede ser de utilidad también rescatar los datos de contacto de los proveedores; no responder emails por actualización de datos; verificar la validez de la oferta y de quien hace el envío que nos ha llegado a nuestro email; ratificar el tiempo de entrega y los costos de envío asociados; guardar comprobantes, utilizar una conexión segura a internet y mantener equipo actualizado y protegido. Y jamás olvides revisar la política de privacidad y de devoluciones.