Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 1 de marzo de 2021 | Publicado a las: 00:16
Escribe: Jorge Aguirre Hrepic, Consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminólogo
Cuando las palabras sobran, es porque todo se ha dicho o por lo menos es la creencia de que no hay nada más que hablar.
La sensación de que todo se ha dicho resuena en el ambiente, aunque no siempre queda la satisfacción de que un tema fue agotado y no hay nada más que agregar.
Lo positivo y lo negativo, pese a que están en polos opuestos, se atraen y se repelen, pero juntos transitan, -como dos aliados-, por la carretera de la experiencia de vida, donde el cumulo de errores, marcan una lamentable tendencia.
Hace muchos años, los dueños de la verdad impusieron un modelo de vida segura para la sociedad chilena.
De la noche a la mañana un ejército de expertos “seguritos” con mención DC, PPD, PS, RN, UDI, entre otros, dispusieron las directrices para transmitir al respetable público, que lo dicho en las campañas políticas, no solo era el típico cuenteo tradicional, sino que, de verdad, la seguridad del elector y del ciudadano, aunque separados, era importante.
Si hay que indicar, que hubo concesiones especiales, el delincuente o terrorista de ayer, ahora no necesitaba actuar, total el enemigo común seria senador vitalicio, y habrían recursos económicos para la reinvención, financiados por supuesto por el estado a través de diversas plataformas que generarían dinero suficiente para satisfacer todo tipo de proyectos. Así de simple.
En definitiva, todos sabemos que el dinero no da la felicidad, pero ayuda a financiarla, así que ahora todos felices.
Entonces, ocurrió lo que tantas veces ha pasado en el mundo, cuando se impone un nuevo orden, relajándose los músculos sociales y surgiendo el tejido adiposo y grasa social. Para esto sobraban los nuevos administradores de todo.
A medida que pasó el tiempo, fermentó indebidamente el vino del narcisismo popular, y la opinologia clásica comentó de todo, total “estamos en democracia”, y cada uno puede hacer lo que quiera. Mal indicio cuando no hay visión ni control.
La democracia es imperfecta, pero no se ha inventado nada mejor, así lo sentencio Winston Churchill. De ahí en más, cualquiera continúo opinando, actuando, regalando cámaras y botones de pánico, total eso seria la seguridad.
¿La ciudad tranquila entonces y el campo qué?
Nada, si no pasa nada en el campo o a quien le interesa.
El campo se ve a través de un kilo de pan, para los que saben que lleva trigo y cebada; a través de verduras expuestas en un feria, leche o yogurt en los supermercados y lo que se guarda en las carnicerías.
El valor social de la tierra, como dice un amigo mío-, al parecer no es considerado como costo ni como origen de los productos necesarios para la alimentación de la población en general.
Para que vamos a hacer alusión a los estamentos productivos reales.
Mejor ni hablar de la subutilización de los recursos e instituciones afines al Agro.
Podemos elaborar una linda nota al respecto, pero lo que ahora importa y que ha sido tantas veces desoído, es lo que afecta hace rato a los predios agrícolas, especialmente en La Araucanía y alrededores. Por ahora.
La vergüenza nos embarga a muchos, la rabia, la impotencia, de verdad da ganas de hacer algo, pero ¿Qué lo impide?
Esta pregunta tiene muchas respuestas y no todas saludables de publicar.
Como se puede describir la conducta de lo realizado, cuando se dispara, se asesina, se quema, se destruye y amenaza a personas, a vista y paciencia de una estructura estatal que nada hace. Nada.
Debo reconocer, que también visualizo una posición de victimas facilitadoras, consentidoras, provocadoras hasta ideal, en algunos miembros del club agrícola, ya que teniendo tiempo e información de lo que venía, dejaron que la lluvia les quemara la cosecha, sin hacer proactivamente nada, solo afirmarse en el bastón de la jactancia y mirar por la ventana como le quemaban el campo a otro, sin pensar quien podría ser el verdadero próximo en la lista.
Insisto, no se saca nada con llorar sobre la leche derramada, a nadie le interesa, entiendan que están solos, y ya no importa si el zar de la seguridad en la macro zona esta de vacaciones o tomando un café. Da lo mismo el color de boina, si todos saben que no se podrá emplear a las FF.AA. en este tema terrorista.
Hay que centrarse en las soluciones y no en el problema.
En el campo se dice cuando un perro come huevo, sigue comiendo huevo y por lo tanto hay un solo camino.
En este fenómeno delictivo, solo queda un solo camino, el tema es el como se hace, y aquí no habrá acuerdo.
Una propuesta viable, es que el ministro del interior y seguridad publica y el ministro de defensa nacional, decidan declarar la actividad “Agrícola y ganadera”, como una entidad estratégica, por lo tanto susceptible de ser protegida de otra forma, esta vez con “VIGILANTES PRIVADOS ARMADOS”, quienes cautelaran un “Valor”, pudiendo ser varios y muy bien definidos, como la vida del agricultor y su familia, su propiedad privada, siembras y cosechas y ganado. En fin, lo que corresponde.
Esta nueva modalidad de servicio, ya no irritará a los periodistas y proletariado que alegan que la policía publica protege a un privado, como si no debiera ser así, por que lo dicta una mala constitución.
¿Esta actividad, podrá saciar a los cientos de tiradores frustrados que ven como los terroristas si tienen licencia para matar y disparar sin control y no sujetos a fiscalización de la autoridad competente o incompetente?
Da lo mismo, de esta forma, se reduce la ansiedad natural de una guerra civil, habría menos gastos fiscales, estaría mas pareja la contienda, habría posibilidad de retruque, muchos que andan por lana, saldrían trasquilados y por cierto bajarían los ataques, ya que un civil armado y sin instrucción ni disciplina de tiro, es mas peligroso que mono con navaja.
Compleja la medida, pero no hay otro camino, salvo, que se dispusiera una acción drástica, rápida y quirúrgica para extirpar el cáncer del terrorismo, que si bien es la cara visible de otras inconductas, ha sido muy rentable para un grupo reducido de patudos.
En definitiva, hay que sacarse la mano de los bolsillos y ponerse las pilas de verdad, ya que esto tiene solución y ahora.
No importa el color del gato, lo que importa, es que cace ratones.