Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 28 de junio de 2020 | Publicado a las: 16:27
Escribe: Iván Cerda Zúñiga, Pensamiento Centro Liberal.
Jamás se había presenciado en nuestras vidas tasas de interés más bajas (incluso negativas) y endeudamientos más altos a nivel global como en la actualidad, no hay registro de ello al menos hace más de un siglo.
El enrarecido fenómeno lo anticipo el reconocido gurú de la economía moderna Ray Dalio a través de su famosa frase Cash is Trash (El efectivo es basura), advirtiendo que la pandemia obligaría a los países a inyectar abundante liquidez a los mercados evitando hacer caer las economías a través de los famosos alivios cuantitativos como ocurrió durante la crisis subprime y eso fue justo lo que acaba de informar oficialmente el Banco Central en Chile.
Primero se debe precisar que el gobierno define su política económica y el banco central establece la política monetaria, ambos en condiciones plenamente autónomas, pero procurando conjuntamente el bien superior del país centrados en la estabilidad y el crecimiento económico. En la práctica el Banco Central comprometió un gigantesco estímulo monetario equivalente al 10% del PIB, creando riqueza a través de la deuda y de paso evitando devaluar la moneda dado que USA hará lo mismo este año en un 32 %.
Estamos plenamente de acuerdo que acciones de esta envergadura pretenden levantar fuertemente la economía, pero se hacen a través de gigantescas transferencias que no van directo al bolsillo de las personas (para evitar la inflación), sino que se realizan comprando títulos financieros cuyos tenedores son principalmente los segmentos más poderosos como grupos económicos y el gran empresariado que ha sido duramente criticado por concentrar la riqueza.
Ahora quedará en las hábiles manos de la iniciativa privada la responsabilidad de invertir esta riqueza líquida en nuevos proyectos y negocios siempre y cuando el mundo político asegure y garantice la solidez institucional y la estabilidad social, creando incentivos cuyo foco no solo persiga las necesidades de las personas sino más bien sus capacidades para hacerlos crecer y facilitar la anhelada prosperidad compartida, que da valor al dinero y esperanza al reencuentro de Chile.