Publicado por: Claudio Nuñez | miércoles 21 de febrero de 2018 | Publicado a las: 16:08
Por Marcos Vieyra, Gerente comercial de Citrix en Chile.
El estudiante chileno ha cambiado y sus preferencias también lo han hecho. Ya no le gusta pasar varias horas en una sala de clases, sino que ahora prefiere utilizar otros espacios para aprender, sin perder su libertad y movilidad, que es un bien preciado para estas generaciones.
Sabemos que es cada vez menor el tiempo de trabajo que ocurre en los espacios físicos tradicionales como las salas de clases actuales, por lo que este nuevo escenario obliga a los establecimientos a cambiar para brindar una mejor experiencia no sólo a los estudiantes sino que también a los docentes.
Por ello es que la virtualización aparece como una alternativa para enfrentar esta necesidad. A los alumnos, que en su mayoría nacieron en un mundo tecnologizado, les resulta sencillo convivir con este tipo de soluciones que les permiten desarrollar el trabajo remoto y crear espacios colaborativos más flexibles, así como acceder a los contenidos desde cualquier lugar, sin la necesidad de asistir físicamente al recinto educacional.
Recursos que también abren las puertas para que personas que viven en localidades de difícil acceso puedan estudiar de manera 100% online y tengan a su disposición laboratorios virtuales, lo que se traduce en que la oferta educativa se amplíe y sea mucho más atractiva para el público, considerando que de acuerdo a estimaciones de IDC, un 86% considera los recursos digitales como un factor determinante a la hora de elegir un establecimiento.
Asimismo, beneficia a los profesores, ya que les permite enfocarse en lo fundamental que es la enseñanza, sin tener que perder tiempo en procesos administrativos y accediendo a contenidos desde sus propios dispositivos y desde cualquier red, lo que aumenta su productividad. Todo en el marco de un sistema que garantiza la seguridad de la información, tanto académica como personal.
Aparte de los profesionales y los alumnos, con la incorporación de estas tecnologías, las universidades verán importantes cambios en su cultura organizacional, debido a que podrían prescindir de los tradicionales laboratorios o aulas de computación y podrán entregar nuevos espacios colaborativos, lo que será positivo para todos los actores del sistema. Asimismo, podrán ahorrar en costos de licenciamiento, gastos de energía, mantenimiento y reparación de equipos. Cambio que ya lo experimentaron las 10 mejores universidades del mundo que han conseguido ahorrar hasta 300 mil dólares.
Esta nueva experiencia de computación, segura y centralizada, se adapta al contexto actual y contribuye a rediseñar los espacios ayudando a todos los actores del sistema. Innovación que es fundamental en el mundo moderno, ya que la educación es un sector que debe ir de la mano con el desarrollo de la tecnología, haciendo de ésta una aliada para mejorar la calidad y experiencia de sus usuarios.