Por Sabás Chahuán, ex Fiscal Nacional y socio Defensa Víctimas

Los incendios forestales nuevamente golpean a nuestro país. Según datos de la Conaf, un 99% de ellos son provocados por negligencias humanas y el 1% restante por la caída de tendidos eléctricos. Estas cifras revelan el alto nivel de negligencia que existe por parte de las personas.

Entre los años 2016 y 2017, en la llamada tormenta de fuego, se quemaron 600 mil hectáreas, lo que multiplicó por 12 la cifra normal de incendios en ese periodo estival. Y sólo en los primeros ocho días de este año, las llamas devoraron 4.047 hectáreas de vegetación en el centro y sur de Chile, destruyendo decenas de viviendas.

Y las autoridades advierten que los incendios forestales habrán destruido unas 70.000 hectáreas de suelo chileno entre julio de 2018 y junio de 2019, por encima del promedio anual.

Por lo anterior resulta imprescindible una mayor conciencia ciudadana para entender que los asados en el campo e incluso un cigarrillo mal apagado cerca de los predios secos, pueden ocasionar incendios incontrolables que podrían afectar viviendas y ecosistemas por años.

La legislación chilena exige que las personas sean atrapadas en el acto, por lo que se hace necesario denunciar este tipo de delitos. De acuerdo a lo que establece el Código Penal y la Ley de Bosques, las penas que arriesgan quienes cometen incendios pueden ser bastante altas. Los grados varían dependiendo de las circunstancias de comisión y el lugar concreto, desde los 5 años y un día hasta 15 años de cárcel en algunos casos.

Ésta es una pena severa y está bien que así sea porque protege los bienes de todos los chilenos. Además, no incluye solamente bosques y mieses, sino también las áreas silvestres protegidas, como parques nacionales y otros.