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Mónica González y los 50 años del Golpe: “Las cobardías no asumidas provocan en un país heridas que supuran más que una bala”

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 10 de septiembre de 2023 | Publicado a las: 09:57

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A un día de uno de los hitos más tristes del país, la destacada periodista, dijo que, “a mí me gustaría escudriñar, buscar, qué es lo que hay detrás de ese negacionismo tan brutal y tan primitivo porque la verdad en este 50 aniversario es un hito que nos fracturó en dos”.

“Creo que este país no tiene idea cómo despojaron después del golpe de estado a las comunidades mapuche de los terrenos, los territorios” añadiendo que, “los despojaron y los sacaron a punta de bala caminando bajo la lluvia con una represión brutal en que aún nunca se sabrá cuántos mapuches murieron en esa represión”.

Sin embargo, su mayor preocupación es “el crimen organizado, esa es la amenaza que se cierne sobre nosotros y que sólo podemos enfrentar si nuestros políticos terminan finalmente con sus islas de confort donde viven y entienden que este crimen organizado arrasará con nuestra civilización con nuestra forma de vida, entonces a mí eso es lo que me preocupa”.

Claudio Núñez Q.

“No tengo nada de heroína ni nada, uno hacía lo que tenía que hacer”, o “nosotros tenemos que hacernos una autocrítica, dejemos de andar pidiendo perdón porque no sirven para nada, porque yo no creo en eso, yo creo en la convicción de contar la verdad, pero para eso hay que trabajar”, entre otras varias frases fue lo que dejó la periodista y Premio Nacional de Periodismo en 2019, Mónica González Mujica (73) en entrevista con Tiempo21. Para las nuevas generaciones, la conocen como la fundadora y presidenta de la Fundación CIPER (Centro de Investigación Periodística) y miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabriel García Márquez.

Pero su carrera es larga, desde El Siglo a la revista Ahora, en los tiempos de la Unidad Popular fueron sus inicios, sin embargo, tras el Golpe, se fue al exilio a París, y volvió en 1978, como periodista de investigación en las revistas Cauce y Análisis, opositoras al régimen del dictador Pinochet. También fundó y dirigió la revista Siete+7 y el Diario Siete. Fue subdirectora y editora de investigación del diario La Nación, así como subdirectora de la revista Cosas.

También ha escrito varios libros como Bomba en una calle de Palermo (1986), junto a Edwin Harrington; Los secretos del Comando Conjunto (1989), con Héctor Contreras; Chile entre el Sí y el No (1988), junto a Florencia Varas; y La Conjura. Los mil y un días del golpe (2000). Junto a Patricia Verdugo y Ricardo García, autora de la historia sonora de 1973 “Entre el dolor y la esperanza”.

Ad portas de cumplirse los 50 años del Golpe, hay una polarización, digamos, total, negacionismo desatado, justificaciones varias en especial por la derecha. Tras medio siglo ¿Existe chance de reconciliación o seguirá este lamentable hecho marcando divisiones siempre?

Mire la verdad es que en vez de hacer eso, la palabra reconciliación a mí nunca me ha gustado, además porque no tiene sentido, perdió, está despojada. Siento, a mí me gustaría escudriñar, buscar, qué es lo que hay detrás de ese negacionismo tan brutal y tan primitivo porque la verdad en este 50 aniversario de un hito que nos fracturó en dos, y más que en dos yo creo que creó una zanja con muertos, desaparecidos, exiliados, niños huérfanos, niños que fueron robados a sus padres, de tanto horror, creo que hay un gran temor de un sector de la población a que los sindiquen como cómplice activo o pasivo de ese horror. Si, porque es imposible no pensar en la cantidad de niños, adultos, jóvenes, adolescentes que preguntan ¿y tú qué hiciste papá cuando esto ocurría en Chile ¿tú qué hiciste abuelo? ¿qué hiciste abuela? ¿qué hiciste mamá? Y la respuesta de la cobardía y de la complicidad es terrible. Si eso es una cosa que nosotros que tenemos que asumir, ser cómplices de tanto horror, el cual no hemos querido nunca asumir y que todos conocen, provoca estragos. Las cobardías no asumidas provocan en un país heridas que supuran más que una bala, que la que provoca una bala. Y eso lo que nosotros estamos enfrentando en esta 50 conmemoración del golpe de estado. Cobardías no asumidas, nunca asumidas, y también corajes a los cuales nunca se les ha dado la importancia, como por ejemplo la de las víctimas, las agrupaciones de las víctimas y que escogieron el camino de la justicia, a pesar que el presidente de la Corte Suprema, Eyzaguirre, les decía, “no si sus maridos se fueron con otra”, “se fugaron a la Argentina”, “están armando un ejército guerrillero”, “son terroristas”, y a pesar de eso escogieron en el camino de la justicia, sino hubieran escogido ese camino estaríamos en una larvada y cruenta guerra civil como lo estuvo Guatemala y Colombia, y eso es lo que tenemos que mirar en frente y darles gracias al equipo del comité por la paz, a la Vicaría de la Solidaridad, al cardenal Silva Henríquez, a todos los familiares de las víctimas que no han dejado nunca de buscar a los suyos, para cumplir un rito ancestral, que es enterrar a los suyos.

Usted en el artículo “Manifiesto contra la duda”, dice en relación al Golpe, “En esa encrucijada debemos apelar a las mejores herramientas del periodismo de investigación. Rescatar testimonios, episodios y documentos”, pero mientras más reportajes y pruebas salen a la fecha, medios importantes en ocasiones hace oídos sordos o le dan un enfoque que incluso llega a ser cuestionable…

A ver, hay que cambiar el switch ¿El Mercurio? Por favor, ¿usted sabe cuántos ejemplares vende todos los días? Mire, yo creo que por ejemplo el reportaje de Chilevisión (Operación Chile) que hay que discutirlo en todos los colegios, en todas las universidades, en los barrios. Yo haría sesiones en que miremos todos ¿y sabe por qué? Porque es un capítulo de la vergüenza, del horror, tener la convicción, los registros, no es que a alguien se le ocurrió bajo la ducha, no, estos son registros, voces, escrituras, notas, documentos, que acreditan que en Chile, antes de que Allende ganara la elección en 1970, antes que asumiera en noviembre de 1970 estaba una conspiración en marcha ordenada por Nixon y Kissinger, ahí tenemos que mirar de frente por qué se dio el golpe de estado, por dos razones, porque Allende enfrentó al mundo haciendo dos cosas para mejorar la calidad de vida de los chilenos, nacionalizó el cobre sin pagar la indemnización millonaria que pedían las empresas transnacionales a Kennecott y Anaconda, e hizo una reforma agraria que terminó con la miseria extrema de muchos campesinos que por primera vez tuvieron casa, y tuvieron pago.

Pero a ver, no me dejó terminar la pregunta ¿Cuánta responsabilidad tienen los medios chilenos en el Golpe? Lo pregunto porque hasta la fecha no ha existido un perdón de verdad, (…) como sí lo hizo en Brasil en su momento O Globo…

Mire, no mire para atrás, no me interesa que me pidan perdón, y no tengo ningún interés, y la responsabilidad de los periodistas es mucha y de todos, porque también nosotros somos responsables no haber contado bien como se debía, de no haber buscado más, somos todos responsables, pero yo no tengo ningún interés en que pidan perdón, lo que yo necesito es que no se difundan noticias falsas, y eso en pedirlo es ingenuidad porque hoy día enfrentamos una industria de noticias falsas. Entonces buscar estas responsabilidades… lo que hay que hacer, es hacer todo lo posible, ustedes en lo suyo, por ejemplo, creo que este país no tiene idea de cómo despojaron después del golpe de estado a las comunidades mapuche de los terrenos, los territorios, de esas maravillosas comunidades que fueron creadas en esos tres primeros meses de la UP donde Salvador Allende le pidió a Jacques Cholchol quedarse en La Araucanía para asumir la urgencia de restituir a comunidades mapuche de terrenos que le habían sido expropiados por los grandes propietarios de terrenos de la región.

Inmediatamente después del golpe de estado, a diferencia de otros territorios de la reforma agraria que no se devolvieron, porque efectivamente estaban en el abandono y no se revirtió la reforma agraria, en La Araucanía sí lo hicieron, y los despojaron y los sacaron a punta de bala caminando bajo la lluvia con una represión brutal en que aún nunca se sabrá cuántos mapuches murieron en esa represión. ¿Sabe qué? Nosotros tenemos que hacernos una autocrítica, dejemos de andar pidiendo perdón porque no sirven para nada, porque yo no creo en eso, yo creo en la convicción de contar la verdad, pero para eso hay que trabajar.

Continuando el tema del Golpe, cuando usted trabajó en la revista Cauce dio un mazazo brutal periodístico con “La Casa de Pinochet” ¿Cómo fue ese reporteo en aquellos años tan difíciles para hacer periodismo?

¿Sabe colega por qué me preguntan eso los jóvenes? Yo les digo que uno hacía el trabajo no más, si uno cumple con eso, yo siempre tuve mucho susto, no asumir eso sería mentir, pero también tengo que decirle algo, uno cumplía eso porque una red, era el rostro de una red de gente que asumía el derecho a la vida, asumía perder la vida, a uno la cuidaban, había una correa de transmisión, de información. No tengo nada de heroína ni nada, uno hacía lo que tenía que hacer, y los que más me ayudaron fueron los trabajadores que estaban haciendo la construcción de Lo Curro, a los que yo, como no tenía auto, me subía a la micro, me iba con ellos y era genial porque ellos que arriesgaban mucho me fueron contando qué se estaba construyendo adentro, y yo pude en poco tiempo hacer el dibujo de esa casa sin que yo hubiera entrado jamás. Y dibujar esa casa, y contar esa casa, con el mármol que traían de Carrara una y otra vez en avión porque no le gustaba a Lucía Hiriart, con toda la fastuosidad, las lámparas de anticuario de cristal antiquísimos que se colocaban en el baño con esos espejos frente al wáter del techo, todo eso que hizo reír a tanta gente en medio de la peor crisis económica que hemos vivido con 30% de cesantía, eso reflejaba fielmente al dictador.

El triunfo del rechazo a una nueva constitución generó una mayor polarización política en la población. Sin ir más lejos, el nuevo rol en este segundo proceso que lidera la ultraderecha ya tiene demasiados cuestionamientos en la mayoría de las enmiendas ¿Siente usted que este proceso va a volver a fracasar como la primera propuesta?

No lo sé, es que no tengo idea, porque yo no tengo una bola de cristal, yo trabajo con investigación dura, y no tengo idea. Yo estoy siguiendo, estoy mirando, estoy viendo, hay enmiendas que se han hecho que yo siento que están hechas para forzar la situación y lo único que sé una constitución no fuerza nada, no tener nueva constitución no mejora el tema central al cual estamos abocados: el crimen organizado, esa es la amenaza que se cierne sobre nosotros y que sólo podemos enfrentar si nuestros políticos terminan finalmente con sus islas de confort donde viven y entienden que este crimen organizado arrasará con nuestra civilización con nuestra forma de vida, entonces a mí eso es lo que me preocupa.

El Gobierno creó la Comisión Asesora contra la Desinformación, decisión que ha sido catalogada como un atentado a la libertad de expresión y prensa, por sectores de la oposición. Usted como periodista –Premio Nacional de Periodismo 2019- ¿Cómo cataloga esta medida gubernamental?

Perdón, no la catalogo yo sino que los mayores expertos de la comunicación en el mundo y de la interferencia en información y de la desinformación saben que hoy día enfrentamos una industria de la desinformación. Yo sólo sé algo, tenemos que buscar la fórmula en que los periodistas, la sociedad se defienda de ello. Donald Trump fue elegido con una industria de desinformación que incuba, es como la Operación Huracán en Temuco donde se le metían en los celulares de los dirigentes mapuches actos terroristas para acusarlos que no eran verdad, esto es lo mismo. Es gente que inocula, que nos infecta las redes sociales con información falsa para determinar nuestros votos, nuestras decisiones, pero fíjese bien para incentivar nuestro temor porque eso es lo terrible.

Y si no entendemos que ese temor puede incluso abortar las ganas de hacer el amor, las ganas de amar, no estamos entendiendo el peligro que enfrentamos, entonces frente a ese peligro en que han dicho en que los principales gestores de la desinformación son dirigentes políticos, viendo la calidad de este Congreso, yo entiendo por qué el Congreso quería llevarse para la casa, el Senado, la comisión contra la desinformación, entonces no, bienvenido sea la decisión del TC. El Congreso es un peligro para que discuta a puertas cerradas y sin mostrar sus intereses la desinformación. La desinformación vamos a tener que asumirla como sociedad y los periodistas tenemos un rol importantísimo porque nuestra esencia es ser el nexo con la ciudadanía, no para ser famoso, sino para entregarle información veraz y oportuna y eso es lo que está en riesgo, no la libertad de expresión, lo que está en riesgo es el acceso a la información veraz y oportuna.

¿Cuál es su visión de los medios de comunicación tradicionales?

Yo creo que estamos en una tremenda revolución, tremenda, que no solamente han traído una ola de autoritarismo en el mundo porque la democracia no da abasto, las instituciones democráticas no dan el ancho, el crimen organizado permea las instituciones, las corroe por dentro, en las que se mezclan empresarios, traficantes, grandes fundamentalmente las transnacionales; entonces yo creo que, para serle franca, esta revolución en los medios es brutal, no sabemos que es lo que va a terminar al final, nunca hemos sabido cómo íbamos a salir de la pandemia del covid, estamos recién entendiendo que salimos de una para entrar en la otra que es la crisis climática, estamos entrando en un terreno de vértigo y más vértigo y no sabemos en qué va a quedar, entonces hablar de medios tradicionales o no eso ya quedó en el pasado. Lo que va a perdurar, yo sí yo sé, es el buen periodismo.

Y es lo que más cuesta…

Porque hay que pagar la investigación, y la verdad, colega, es que me la he pagado siempre yo.

Cuesta y es duro…

Claro porque he tenido que vivir, soy hija de un obrero, todo me lo he hecho a pulso, pero a nadie le paga uno la investigación dura.

Tal vez una reflexión final y la última pregunta, ¿Cómo cataloga la actuación de los gobiernos de la Concertación en el tema de los derechos humanos y en el fomento de redes para educar e informar mejor?

Sé que no le va a gustar lo que le voy a decir, pero, ¿sabe qué? a mí me está molestando mucho este lamento boricano de… busquemos culpables, mirémonos de frente, ¿sabe qué? Nosotros, todos, somos responsables de lo que tenemos y vivimos hoy día, no supimos parar a los narcos que asolaron el estallido social, quemando supermercados, saqueando, son los mismos soldados del narco que van a intervenir y atacar nuestras conmemoraciones de nuestros muertos, nunca nos dejan. Somos nosotros los que no hemos entendido que somos los únicos defensores, los únicos que tenemos la cadena de un tejido social que fue capaz de convertir el dolor en esperanza en la dictadura. Si no somos capaces de recuperar aquello estamos perdidos, dejémonos de buscar responsables, votemos bien, señalemos, ubiquemos e identifiquemos a los senadores y diputados que son corruptos, que están en todas partes, identifiquemos a quiénes son cómplices de las grandes cobardías, hagamos el mapa de quiénes posibilitaron nuestra fosa con tantos muertos, contando desaparecidos que seguiremos buscando, y hagamos nuestro trabajo, pero además hagámoslo con amor, nos hace falta amor para demostrar dónde está el odio, y para demostrar que no hay cabida para eso.


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