Publicado por: Karina Pavez | miércoles 11 de marzo de 2015 | Publicado a las: 10:00
Desde el pasado fin de semana que 21 estatuas ubicadas entre la Plaza Baquedano y la avenida Brasil presentan un singular aspecto. Manuel Baquedano, Pedro de Valdivia, Simón Bolívar, José Artigas, Benjamín Vicuña Mackenna y Bernardo O’HIggins, entre otros personajes históricos, se ven distintos.
El responsable es el artista Enrique Matthey, quien las cubrió con un particular diseño: líneas hechas con cinta adhesiva para diseñar figuras similares a las pinturas que cubrían los cuerpos de los selknam durante sus rituales.
La acción es parte del proyecto La resurrección de los muertos, que cuenta con apoyo de la Iniciativa Bicentenario Juan Gómez Millas de la Universidad de Chile y también involucra académicos de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE).
Enrique Matthey explica que la intervención surgió de una experiencia que le ocurrió a mediados de 2013, mientras se encontraba “haciendo hora” en la Plaza Benjamín Vicuña Mackenna, a un costado del cerro Santa Lucía: “Reparé en el monumento a Vicuña Mackenna y me fijé que nadie lo miraba. Estuve 20 minutos y nadie lo miró, entonces me pregunté qué hacer para que se viera. Siempre he tenido una pasión muy fuerte por los selknam, por el diseño que empleaban en sus cuerpos durante los rituales, y de repente la imagen de la estatua se me cruzó con los selknam y se constituyó en una pareja muy potente”, relata.
“El objetivo fundamental es hacer que todo aquello que se ha vuelto invisible por el hábito se vuelva visible con un gesto mínimo que produce una interrupción, la simple postura de una cinta”, añade.
Antes de hacer la intervención, el artista tuvo que pasar por más de un año de trámites para obtener los permisos de las municipalidades de Santiago y Providencia, del Consejo de Monumentos Nacionales y de la Intendencia Metropolitana, entre otras instituciones.
Mucho más breve, en cambio, será la exhibición, que finaliza este sábado. De hecho, ya a mediados de esta semana algunas de las esculturas no estaban completamente cubiertas. Las de Abdón Cifuentes y Carlos Casanueva, frente a la Universidad Católica, no tienen ninguna cinta; a la de Pedro de Valdivia, en la Plaza de Armas, le han sacado las más cercanas al suelo; y algo similar ha ocurrido con algunos de los personajes representados en el bandejón central de la Alameda.
Esto, según Enrique Matthey, estaba dentro de las expectativas de un proyecto que también “resucita” a los espectadores: “Es bonito que, a través de este gesto, resuciten los selknam y los próceres. Ojalá podamos tomar conciencia de nuestra historia, de nuestro patrimonio y de nuestras tradiciones. Lo bonito también es que, a diferencia del público que visita los museos y galerías, que es muy poco, esto está en la calle y permite que todo el mundo sea espectador. Incluso yo diría que también resucita el público, porque en general somos como entes que vivimos una rutina y no nos damos cuenta de qué estamos viviendo. Este tipo de interrupción genera reacciones que, para mí, son altamente productivas y positivas”, afirma.
No todos sus colegas, sin embargo, están de acuerdo. El escultor Federico Assler, por ejemplo, dijo a El Mercurio que se trata de “una falta de respeto al arte”, mientras el artista Francisco Gazitúa consideró que “trabajar sobre obras se ha hecho tanto, que de eso no sale nada nuevo”.
Ante esto, Enrique Matthey no se hace problema: “Cada uno tiene su opinión, me parece bien. Uno hace propuestas y nadie tiene la verdad”, responde.
La intervención ha sido fotografiada para un libro que incluirá textos de académicos ligados al proyecto, como Rodrigo Zúñiga y Federico Galende, de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile; Andrés Menard y Marisol Facuse, de la Facultad de Ciencias Sociales de la misma casa de estudios; y Willy Thayer, de la Facultad de Filosofía de la UMCE.
Además, la acción ha sido registrada por el cineasta Ignacio Agüero, quien presentará un documental a mediados de este año.