viernes | 22 de noviembre | 2024

inicio Opinión La hipocresía se institucionalizó
Opinión

La hipocresía se institucionalizó

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 20 de febrero de 2022 | Publicado a las: 10:54

Compartir esta noticia

El cinismo, más allá de la doctrina filosófica, es la actuación desvergonzada, descarda o falsa, de la cual en estos tiempos se hace gala, y no porque antes no haya existido, lo que pasa es que ahora se profesionalizó y hay sub especialidades para su concreción en todas las áreas de la vida humana.

Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, Profesor de Estado, Consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminólogo.

Este lunes 14 de febrero, se celebró el día del amor y amistad, el día de los enamorados en todo el mundo judío cristiano, en conmemoración por San Valentín, un mártir católico que vivió y murió bajo el poder del imperio Romano.

Para el resto del mundo, no creyente en estas tradiciones, solo fue un día comercial exitoso para fabricar, exportar y vender sus productos, ya que la debilidad de unos, siempre es la fortaleza de otros. Ley de la vida que solo copia el mercado, y no al revés.

En síntesis, fui testigo presencial de personas caminando por las calles de Temuco, con sendos ramos de flores en sus manos corriendo de un lado para otro con la finalidad de entregarlas personalmente o por vía de terceros, como testimonio de afecto. Aunque en muchos casos, fue el solo cumplimiento de un rito habitual año a año y replicado en todos lados.

Es decir, el fingimiento de sentimientos contrarios a los que se tienen y demuestran, fue la tónica, ya que el verdadero amor y amistad se debe reflejar en obras, todos los días del año y no en un solo día, en que todos están observando y las rozas, suben de precio y se agotan.

Lo que no se agota es la inconducta humana, de recurrir en general a una suerte de hipocresía social, colectiva y en aumento que ha martirizado a Chile desde todos los puntos cardinales, desde el núcleo del poder e inexplicablemente también desde las bases periféricas de la población, como si se hubiese dejado de amar a Chile.

El amor no solo se manifiesta en palabras ya que se las lleva el viento y se olvidan, sino que, en textos, canciones, himnos, acuerdos, leyes y todo tipo de obras, que representan la antítesis del fingimiento. Sin embargo, se evidencia cierta decadencia a la hora de entender que, en general, reina la hipocresía en la mayoría de las conductas públicas y privadas, especialmente de quienes ejercen el poder y algunos satélites humanos que rondan alrededor del mismo, sin límites ni restricciones.

Aparece como duro e injusto, esbozar la conjetura de que la hipocresía manda, prohíbe o permite, pero no se puede negar que es la realidad y hay mucha evidencia para respaldar tal afirmación.

El mejor ejemplo de los últimos años, ha sido el doble discurso institucionalizado de decir una cosa en público y hablar otra en privado, contar una historia a través de los medios de comunicación y negociar otra por diferentes vías, en definitiva, ejercer una dialéctica rimbombante más que obras perennes. 

De ahí que tener discursos diferentes sobre la migración, donde primero se invita a venir a Chile, por parte de las autoridades partiendo por el Presidente de la República, siguiendo por el canciller de la época, senadores y todo tipo de políticos, que sabiendo que no existía la infraestructura adecuada para soportar el masivo ingreso de personas, independiente si son legales o ilegales – eso da lo mismo- lo cierto es que el país no estaba preparado y todos hoy se encojen de hombros y nadie asume la responsabilidad, transformándolo en un problema policial y de seguridad.

Lo mismo ocurre con la problemática existente en la macro zona sur, donde la ineficacia del Estado – por años- se transfiere a las policías y luego se pretende corregir a través de un estado de excepción constitucional de ejecución ineficiente y no contentos con ello, ahora se promulga lo mismo para la macro zona norte, como si la promulgación de esta medida constitucional, fuera la natural solución de los conflictos.

Por de pronto, ni en el sur y menos en el norte, se pueden visualizar resultados positivos, ya que no se ataca el problema de fondo, que es un tema netamente político, mal analizado y asumido erróneamente. Ahora, la letra con sangre no entra.

Seguidamente, se promulgan diferentes leyes a última hora, ignorándose el verdadero objetivo, pero evidenciándose el daño que generaran como es el caso de la Ley Nro. 21.427 sobre Modernización de las Fuerzas de Orden y Seguridad, que es solo maquillaje de segunda categoría y de modernización no tiene nada.

Del análisis, se desprende que la finalidad era lograr el sometimiento político de las policías, dejando el profesionalismo de lado, bajo la autotutela del poder con un control absoluto, como si nunca lo hubieran tenido, la idea era no reconocer que la farra e incompetencia fue del Estado y los respectivos gobiernos, en forma escalonada y sistemática.

No hay que tener temor al cambio, especialmente cuando es necesario, pero otra cosa es destruir por destruir, romper por romper y cambiar por cambiar. La materia prima de un cambio, es el factor necesidad mas no el capricho, y menos la negación de los hechos históricos tal cual como son y no los acomodaticios argumentos que se enarbolan como banderas de lucha sin sustento proyectivo, tan solo con fines electorales.

En este sentido, basta con observar el mediático “reality show” que todos los días nos muestra la “actividad constituyente” con multiplicidad de bemoles, con variadas ideas carentes de toda lógica y las menos con aciertos necesarios, para hacer un Chile mejor, una meta lejana no solo por las intenciones si no que, la derruida materia gris, solo lleva a presentar medidas populares efectistas a corto plazo para dejar felices a muchos, pero triste a las nuevas generaciones, ya verán sus efectos.

De alguna forma, las técnicas de la “escuela cínica”, de origen en la antigua Grecia, asociada a una forma de vida considerando que la civilización y su forma de vida era un mal y que la felicidad era siguiendo una vida simple y acorde con la naturaleza.

De ahí, surgió el desprecio a las riquezas y a cualquier forma de preocupación material. Suponía que el hombre con menos necesidades era el más libre y el más feliz.

El cinismo, más allá de la doctrina filosófica, es la actuación desvergonzada, descarda o falsa, de la cual en estos tiempos se hace gala, y no porque antes no haya existido, lo que pasa es que ahora se profesionalizó y hay sub especialidades para su concreción en todas las áreas de la vida humana.

La principal concreción, se manifiesta en aquellos que critican y luego cuando tienen el poder para efectuar los cambios de lo que encontraron mal, precisamente hacen todo lo contrario y generan mayores dificultades y cortapisas para lograr los cambios verdaderos y duraderos.

La discusión actual es la búsqueda del poder descentralizado, con justa razón, especialmente por el abuso permanente de la capital del Reyno, pero la forma a todas luces es incorrecta y mal justificada, ya que hablar de Estado-Región, no es la mejor vía ni el mejor medio, atropellando todo, sin -primero solucionar- los temas sociales.

En la obra “el planeta de los simios”, los chimpancés más sabios eran los que gobernaban y ejercían la ciencia, los gorilas eran los guerreros y el humano, era el enemigo. Ahora, en nombre de la autonomía, dignidad, igualdad y justicia, lo que es muy lógico y debiera lograrse, parece un imposible, ya que gobiernan los humanos, pero al parecer no los mejores chimpancés están de constituyente, lo digo con respeto, pero sus actuaciones así lo demuestran.

El próximo día de San Valentín, veremos algunos amantes del amor y la amistad caminando con ramos de flores, pero no me cabe duda que se incrementarán los filodoxos de la hipocresía y el cinismo, repartiendo ramos de gladiolos y cicuta a quien quiera recibirlos.

Síguenos en Google News