Publicado por: Karina Pavez | sábado 31 de octubre de 2015 | Publicado a las: 14:12
Primero nos alertaron de los 5 venenos blancos, ahora de la carne procesada. ¿Silicon Valley tenía razón?
Cada vez queda más lejana esa idea proustiana de que un alimento puede desencadenar toda una serie de reacciones placenteras en el cuerpo en favor de una dieta restringida, más funcional y práctica. Buscamos soluciones exprés a nuestro frenético ritmo de vida y, en ese sentido, la comida no parece sino un obstáculo. Con la consabida fama de los 5 venenos blancos, (leche animal, arroz refinado, azúcar, sal y harina procesadas), la OMS vuelve a poner en jaque la dieta de los amantes del fast food, embutidos y carnes procesadas al confirmar su capacidad carcinogénica.
Un año después, Silicon Valley parece haberse adelantado a este discurso. Recordemos que aquí ya se hablaba de una nueva corriente nutricional que aboga por un concepto de alimentación como modo de subsistencia y cuenta con el respaldo de la ciencia. ¿Dónde ha quedado la cultura de sentarse a la mesa tan típicamente mediterránea? No tiene cabida desde luego, en los menús, reducidos a su mínima expresión -literalmente-, que nos proponen los avances tecnológicos. El fin de la comida, rezan los titulares, y nos preguntamos si será cierto.
Desde Silicon Valley, cuna de la civilización 3.0, llega una de las alternativas a la comida tal y como la conocemos, que pretende revolucionar nuestra forma de alimentarnos. El culpable es un joven emprendedor de 25 años que ha condensado todos los nutrientes que necesitamos en un compuesto que se presenta en polvo. «¿Y si no tuvieras que preocuparte de la comida nunca más?» , tienta desde su página web. Soylent que así se llama el producto sería la respuesta a la pregunta que tantas veces nos repetimos a lo largo del día: ¿qué comemos hoy? Su creador afirma que en el año y medio que tras un año y medio alimentándose únicamente con su producto, ha adelgazado, descansa mejor, su condición física ha mejorado y su concentración ha aumentado.
Rob Rhinehart no parece echar de menos los sólidos a los que recurre «de vez en cuando durante el fin de semana». Ni tampoco las 30.000 personas que contribuyeron a sacar su proyecto adelante en la campaña de crowdfunding con mayor éxito de los últimos tiempos. Sus clientes comparten sus experiencias y recetas de una dieta que, a simple vista, no admite muchas variantes.
«Sería factible vivir solo de líquidos pero… tan aburrido.»
Puede que la imagen distópica de una sociedad obesa y deshuesada sorbiendo de una pajita desde una sillón electrónico como la que nos planteaba la película Wall-E solo haya acudido a mi cabeza porque desde Japón, en las antípodas de San Francisco, nos llega otra opción dispuesta a desterrar los alimentos convencionales. Se trata de un menú de comida basura -hamburguesa, patatas y refresco incluido- hecho polvo para servir tras pasar por agua. Así como suena. Esos noodles con salsa deshidratada que se preparan en menos de 3 minutos elevados a su enésima potencia. Y lo que es más, sus creadores aseguran que la ‘comida’ conserva, ya no solo los nutrientes, sino el sabor de la versión real.
Eso solo puede deberse al «uso de saborizantes que sirven para dar aroma», nos explica la doctora Dra. Mar Mira de la clínica Mira+Cueto. Según ella es posible deshidratar los alimentos y conservar proteínas e hidratos e incluso saciar el apetito únicamente con una dieta líquida. «Automáticamente, se produce una señal a nivel cerebral que aumenta la concentración de glucosa que inhibe el apetito aunque en la mayoría de los casos, masticar resulta fundamental para nuestros hábitos de nutrición».
MASTICAR, ¿AYUDA A NO ENGORDAR?
En eso coincide también el doctor Ata Pouramini, experto en nutrición y añade: «masticar nos proporciona una sensación de bienestar y nos ayuda a reducir el estrés». Un estudio de la Universidad de Osaka en Japón determinó que las personas que comían más rápido y que masticaban menos tenían tres veces más posibilidades de engordar. Por eso, él recomienda hacerlo entre 20-30 veces para favorecer la digestión, controlar el apetito y por ende, las calorías.
COMIDA EN CÁPSULAS. EL FUTURO ES AHORA
Mientras algunos abogan por remontarnos a la Prehistoria con la dieta paleolítica, otros avanzan tres casillas en la dirección en que señala la ciencia ficción, la aeronaútica o el deporte de élite. Ellos llevan años empleando nuevas formas de alimentación pero solo para suplir recursos o como complemento. Sin embargo, la ambiciosa propuesta de Soylent afirma que es posible prescindir de la comida convencional ante el escepticismo de los expertos y de quienes disfrutamos de cada bocado.
«Las comidas en cápsulas se emplean en situaciones extremas, como por ejemplo en el espacio, en deporte donde se requiere una alimentación hiperenergética, u otros casos de enfermedad en los que la persona no puede masticar. Pero nunca una cápsula puede asemejarse a una comida con todos sus nutrientes. Es verdad que pueden complementar dietas líquidas, por ejemplo, con cápsulas de vitaminas y minerales, pero no supone una alimentación completa, ya que sino se perdería muchísimo líquido y el nivel de hidratación no sería el correcto», corrobora la Dra. Mira.
Por su parte, el Dr. Pouramini se remonta a 1936 cuando el Dr. Bridges de la Universidad de Columbia dijo: «Los seres humanos nunca van a tomar cápsulas en lugar de comidas… las cápsulas nunca contendrán suficiente volumen calórico».
Y… ¿EL HAMBRE EN EL MUNDO?
En su estudio de nuevas fórmulas para erradicar el hambre, la FAO ha encontrado en los superalimentos una posibilidad para combatirlo. Ya mencionamos el caso del alga espirulina que, por la facilidad de su cultivo y la alta concentración de proteínas en tan poca cantidad de producto, abren esperanzadoras vías al desarrollo. Lo mismo ocurre con los alimentos producidos en un laboratorio que, si además se presentan en polvo, contribuyen a una rápida producción y distribución.
«También el llamado ‘arroz dorado’ (arroz transgénico) con alto contenido en vitamina A estaba llamado a erradicar el hambre en el mundo hace algunos años y desde luego las cosas no han cambiado mucho desde entonces», recuerda Pouramini. En su opinión, la erradicación del hambre solo encontrará una respuesta en la alimentación sostenible. «Por ejemplo, el consumo tan elevado de productos animales en los países occidentales hace que la demanda de agua y cereales sea increíblemente elevada, sin contar la propia contaminación que generan estos animales criados prácticamente de forma artificial. ¿Por qué cultivar para dar de comer a estos animales que solo llegan a los países desarrollados en lugar de usar esa superficie de cultivo para alimentarnos con frutas, verduras y cereales todos?
En definitiva, una dieta en polvo o lo que es lo mismo, una dieta líquida, es posible para sobrevivir pero no es lo más aconsejable. «Al ser dietas tan bajas en calorías pueden ocasionarnos mareos, problemas menstruales, anemia, entre otras muchas cosas», dice nuestro experto que a esas contraindicaciones añade los problems gastrointestinales consecuencia de la falta de fibra. Pero cuidado, no debemos confundir estas tendencias con un regimen bajo supervisión médica. «Hay casos en los que se utilizan dietas, por ejemplo de zumos verdes, durante un tiempo como método de desintoxicación e incluso para perder peso, pero este proceso debe de estar monitorizado por un médico y deben abstenerse personas con problemas de salud tales como diabetes, cáncer o problemas cardíacos», advierte.
En cuanto sí supondrá realmente el final de la comida, habrá que detenerse a pensar si conviene mdoficar ciertos hábitos de vida en pro de un ritmo de vida acelerado o, por el contrario, bajar las pulsaciones para disfrutar de ciertos placeres.