Publicado por: DiarioTiempo21 | sábado 4 de noviembre de 2023 | Publicado a las: 10:29
Chinchin, como era conocido desde los 16 años en que integró el primer grupo de la Brigada Ramona Parra, había nacido en Santiago el año 1943. Era hijo de Juan Tralma Quintunao, oriundo de Cholchol en la Araucanía y de Amanda Lizana Millacares, nacida en Santa Cruz, aunque también era originaria del sur. Ambos tenían origen mapuche y de allí, el profundo orgullo de Chinchin de llevar sangre de los hijos de la tierra. Según le contaba su padre, era descendiente de Coñoepan y como tenía ojos claros y una estatura mayor al promedio, también era de los llamado boroanos, aquellos hijos de mapuche y holandesas (de las monjas que salvaron de un naufragio).
Durante su infancia Chinchin, fue vendedor de helados, de aquellos que subían a las micros para juntar las monedas y ayudar a la economía familiar. A los 16 años ingresa a la Jota (Juventud comunista), donde recuerda que se formó políticamente, allí adscribió el compromiso social, con los trabajadores, los campesinos y los más pobres. Fue en el año 1966, en el gobierno de Eduardo Frei Montalva que en misión secreta integra junto a otros 4 jóvenes el grupo base de la Brigada Ramona Parra.
Teresa Tralma Palma (hija de Chinchin), me comparte algunos bellos antecedentes sobre su padre y la brigada: Allí estaba José Viestes (un destacado militante que era el encargado político); “El papi”, era un ex boxeador que había sido campeón sudamericano de boxeo, este era el chofer del auto que los trasladaba y que aparecía en momentos difíciles; También estaba “El Garrucho”, “El Mota”, “El Gato”, “El Rulo” y “Chinchin”. Según Teresa, su padre explicaba que el uso de sobrenombres era una forma de protección en caso de que estén siendo investigados o de algún otro inconveniente.
Con Chinchin, nos conocimos, hace unos 20 años atrás, con motivo de un mural que pintaban en el barrio Leiva de Cañete, allí supe parte de su historia, de su raíz mapuche, de su compromiso con el arte y el mural. Durante todos estos años, mantuvimos nuestras conversaciones, con una respeto, admiración y aprecio mutuo, ahora que Chinchin, ha partido, para mí es un deber escribir sobre él y su profundo legado.
Juan Tralma o Chinchin, integra la Brigada Ramona Parra; son jóvenes obreros, trabajadores que jugaron un rol activo en la campaña presidencial de Salvador Allende, fueron parte de esa utopía de transformar el país, donde la cultura, el arte y la solidaridad eran parte de ese nuevo Chile. Pintan murales en poblaciones, en fachadas de escuelas en sedes vecinales y sindicatos. Después del triunfo de Allende, junto a Roberto Matta, el gran artista surrealista chileno radicado en Europa, pintan “El Primer Gol de Chile”, un mural en la comuna de La Granja (1971). Chinchin, el año 2008, en una de nuestras conversaciones recuerda a Matta de la siguiente manera: “Nosotros teníamos poco más de 20 años, de arte sabíamos casi nada; nuestros procedimientos eran básicos. Lo primero que me dijo fue: “¿Te das cuenta lo que hiciste?, sacaste el arte a la calle”, esto me hizo tomar conciencia de lo que hacíamos, nuestro trabajo en los muros de la ciudad, tenía un profundo sentido social, una definición que ha estado en la base de nuestro trabajo y es lo que todavía nos guía para seguir haciéndolo. El encuentro con este gran artista fue algo que nos marcó; Matta era un loco lindo, él no llegó a nosotros como un maestro; vino como un colega. Matta dijo muchas veces en sus diversas entrevistas: “Yo pinté con la Brigada Ramona Parra”; se sentía orgulloso, nos hacía sentir que nuestro trabajo era pintar la esperanza, los sueños, era construir dignidad. También recuerdo una vez que tuvimos una conversación relacionada con la estética, con la formas y colores que usábamos en el mural. Matta, se ponía a dibujar y decía si se me ocurre un hombre con tres patas; quiere decir, que en mi galaxia existen hombres con tres patas. En el mural “El Primer Gol de Chile”, había hombres de rojo. Matta decía, en esta galaxia que estamos construyendo viven hombres así. El mundo que se está construyendo es distinto, vive gente distinta. Algunos periodistas criticaban el trabajo del mural, diciendo que, en este trabajo había gente desforme. El maestro respondía: Ese periodista es deforme, está desformado por el capitalismo y no sabe, que existe otra galaxia de mayor libertad, con otra sociedad. Matta, hizo que estos jóvenes soñadores entraran en su mundo, en el espacio múltiple de su arte, al tiempo sideral, a su galaxia verbal, llena de colores y formas que con imaginación y compromiso podían escribir la su historia.
Después del golpe de estado, de las detenciones, los crímenes y la tortura, Chinchin, fue vendedor en de rodamientos y repuestos en el Persa Biobío; allí también hizo trabajo político. Lugo de varias detenciones, vino el exilio en Argentina (1984-1990). La Brigada Ramona Parra, vivió la clandestinidad; pero su arte siguió creciendo, desarrollándose en Chile y el extranjero, se dispersó como una semilla de esperanza para los refugiados y para quienes mantenían viva la utopía; son cientos de obras distribuidas en Chile y a lo largo del mundo. Son también muchos otros trabajadores, obreros, pintores los que se integraron a este colectivo y que siguen con el compromiso de un arte en el muro, que siguen vigentes y acompañando el sueño y la utopía de una sociedad más justa y más digna.
Esta tarde fue despedido en Santiago de Chile, Juan Tralma Lizana, Chinchin, junto a familiares, amigos y miembros del Colectivo Ramona Parra y como lo señala Lorenzo, amigo, colega y miembro del colectivo. “Nos ha dejado la vara muy alta; pero no te preocupes, aceptamos el desafío y continuaremos por la senda del muralismo colectivo comprometidos con la denuncia de la injusticia y en busca de una verdadera paz y justicia social en Chile y en cualquier parte del mundo”.
Chinchin, camina con unos tarros y brochas para pintar otros muros y otros cielos donde la identidad y la dignidad son un eterno presente.
EUGENIO SALAS OLAVE
ARTISTA VISUAL