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Juan Carlos Reinao, alcalde de Renaico: “Las amenazas (en mi contra) provienen desde el narcotráfico”

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 4 de octubre de 2020 | Publicado a las: 11:26

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“Personalmente no comparto ni avalo los hechos de violencia, pero sí creo que hay que ubicar estas acciones en un contexto histórico, donde en nuestro pueblo está muy presente el recuerdo de la mal llamada “Pacificación de La Araucanía”.

“Como Mapuche y alcalde, yo Apruebo, porque no puedo avalar una Constitución donde los Mapuche no existen. Chile debe mirarse al espejo y reconocerse como tal, los miembros de pueblos originarios representamos un 12,8% de la población, y el mundo Mapuche en particular un 10%”.

-El ministro Moreno intentó recomponer las confianzas con el mundo Mapuche, y eso es valorable. Pero lamentablemente el gobierno no varió su política de militarizar el territorio, lo que derivó en el lamentable asesinato del hermano Camilo Catrillanca.

-Los últimos gobiernos han pretendido buscar encauzar acuerdos con el mundo Mapuche en busca de una solución única, con perspectiva generalista, cargada de centralismo y lógica occidental, omitiendo cualquier comprensión integradora.

-Como alcaldes Mapuche estaremos siempre dispuestos a ser parte y colaborar con cualquier instancia de diálogo que permita resolver los problemas de fondo entre el Estado de Chile y el pueblo Mapuche. Esta disposición la hemos representado a todos los gobiernos”.

Por Héctor Cárcamo Millar.

Es médico. Pero a través de su trayectoria política, le gusta decir que es dirigente mapuche. Pero donde trascendió a la opinión pública fue en las elecciones municipales de 2012, cuando fue elegido alcalde de Renaico con el 40,99% (2.192) votos. Cuatro años después, fue reelegido con el 61,77% (3.082 votos).

El doctor Juan Carlos Reinao Marilao (estudió medicina en Cuba) nació en una comunidad perteneciente a la comuna de Contulmo. Tiene 44 años y es presidente de la Asociación de Municipalidades con Alcaldes Mapuche, plataforma que le ha permitido sostener conversaciones con las autoridades políticas de turno para interceder por su pueblo.

Desde adolescente se interesó por cumplir como dirigente. Ha señalado que veía desde niño la miseria en que vivía su pueblo, en los confines de cerros y cordilleras y por ello se dedicó a luchar desde organizaciones estudiantiles. Primero en la Enseñanza Media que estudió en Los Álamos (provincia de Arauco) y en la Universidad de Concepción hasta 1988, año que viajó becado a Cuba a estudiar Medicina.

Ha estado preso y denunció haber sido torturado. Le creo. La policía, autoridades políticas de la época y el sistema judicial (¿o al revés?), lo culpó de haber preparado y participado en el ataque  denominado El Polvorín, registrado en Lumaco en 1997. Este hecho se señala como el primer ataque contra camiones dedicados o pertenecientes a la actividad forestal. “Caí el 6 de diciembre del 97′ y salí en el 98′, estuve un buen tiempo. Yo creo que fui torturado, fui un preso político, porque a mí se me acusó de eso, por el solo hecho de saber leer y escribir. Saber más de lo que la gente que estaba ahí, porque ayudaba (…) yo dije que esas tierras había que recuperarlas porque eran de nuestra gente, no podían seguir pobres cuando esas tierras nunca se las compraron al pueblo mapuche. Entonces yo promocionaba o fomentaba o entregaba elementos a las comunidades para que hoy día recuperaran esas tierras porque eran de ellos», contó el alcalde en Icare.

Plurinacional – Intercultural

El pueblo mapuche ha señalado que uno de sus principales objetivos, es recuperar las tierras en poder de los grandes consorcios forestales. La opinión pública sabe que las han perdido a costa de engaños, fraudes, y robos. Para ello, deben enfrentar una barrera política muy alta, como es la Constitución. ? ¿Están disponibles para participar en el plebiscito?

-Como Mapuche y alcalde, yo Apruebo, porque no puedo avalar una Constitución donde los Mapuche no existen. Chile debe mirarse al espejo y reconocerse como tal, los miembros de pueblos originarios representamos un 12,8% de la población, y el mundo Mapuche en particular un 10%, es decir para el Estado de Chile no existen 2 millones de Mapuche, eso es el reflejo del anacronismo dramático que presenta la actual carta fundamental y a la vez evidencia porque estamos en esta situación de permanente tensión social.

A lo largo de la historia la clase política del país se ha encargado de excluir de los espacios de toma de decisiones a los pueblos originarios, por tanto, esta es una oportunidad trascendental para construir un Chile Plurinacional e Intercultural que refleje la diversidad de nuestra sociedad, donde el mundo indígena debe estar presente. Como Alcaldes Mapuche hemos manifestado a todos los sectores políticos la necesidad de garantizar escaños reservados para delegados constituyentes indígenas, pues es sabido que las cuotas no aseguran representación, sino sólo participación, por tanto para el mundo mapuche ha sido meramente una manifestación de intenciones de carácter simbólico.

Creemos que una adecuada representación de los pueblos indígenas, en la formulación de políticas y la adopción de decisiones, es decisiva para romper el ciclo de discriminación y postergación que padecemos. Los estados modernos y la experiencia comparada nos evidencian que ese es el camino para construir una buena relación con los pueblos indígenas.

El Estado de Chile tiene una serie de deudas históricas con el pueblo mapuche, una de ellas es asegurar su representación política en los espacios de toma de decisiones, si Chile busca la efectiva materialización de un sistema inclusivo y democrático, es de obligación moral y política establecer mecanismos que aseguren que nuestros pueblos originarios tengan voz y voto en este proceso. De no ser así, sería una irresponsabilidad política de proporciones, donde Chile perderá quizás su única oportunidad de resolver sus conflictos con los pueblos originarios.

En agosto usted sostuvo estar dispuesto para iniciar un diálogo que posibilite acordar un mecanismo que propenda a resolver los temas de fondo que existen en La Araucanía, planteamiento que fue bien recibido por el ministro del interior, Víctor Pérez. ¿Avanzó esa propuesta, y de los alcaldes mapuches?

-Como alcaldes Mapuche estaremos siempre dispuestos a ser parte y colaborar con cualquier instancia de diálogo que permita resolver los problemas de fondo entre el Estado de Chile y el pueblo Mapuche. Esta disposición la hemos representado a todos los gobiernos desde la conformación de nuestra asociación y se lo hemos planteado al Ministro Pérez. Esperamos, por el bien de todos los que habitamos este territorio, que se propicie un diálogo sin condiciones con todos los actores y territorios.

Entendemos que es imprescindible iniciar un proceso que defina políticas de Estado pensadas en el largo plazo, las que deben involucrar a todos los poderes del Estado de Chile, y por sobre todo a los habitantes de la zona en cuestión, esto bajo una mirada inclusiva y territorial. Hasta nuestro tiempo, desde la dictadura, los últimos gobiernos han pretendido buscar encauzar acuerdos con el mundo Mapuche en busca de una solución única, con perspectiva generalista, cargada de centralismo y lógica occidental, omitiendo cualquier comprensión integradora y de proceso en donde el Estado y el aparato económico a mi juicio debe ser dialogante con un pueblo que posee diversas expresiones territoriales y autoridades tradicionales.

Esta lógica sostenida por los gobiernos ha equivocado la identificación de los actores relevantes validados por las partes, lo que ha derivado en que los múltiples intentos con mesas de diálogo han sucumbido por falta de representatividad.

Apenas asumió esta administración, y hasta mediados del 2019, el ministro Alfredo Moreno intentó acercarse al pueblo Mapuche, e impulsó el Plan Araucanía, iniciativa que perdió vigor pese al esfuerzo del gobierno. ¿Cómo califica esa gestión?

-El ministro Moreno intentó recomponer las confianzas con el mundo Mapuche, y eso es valorable. Pero lamentablemente el gobierno no varió su política de militarizar el territorio, lo que derivó en el lamentable asesinato del hermano Camilo Catrillanca, luego de este hecho todos los esfuerzos sucumbieron, con un estado de situación actual menos auspiciosa.

Usted ha sufrido amenazas y atentados que nadie sabe de dónde vienen. ¿Tiene alguna sospecha, o sabe quiénes son los que lo atacan?

-Estas amenazas están siendo investigadas, por lo pronto no puedo pronunciarme sobre supuestos, pero todas las evidencias conducen a que las amenazas provienen desde el narco. En Renaico, al igual que en muchas de las comunas de la región, se han instalado grupos de narcotraficantes que sólo provocan daño a nuestra comunidad.

En los últimos años, el nivel político nacional ha ido asumiendo que solo la vía del diálogo es el único camino para lograr la paz. Según usted ¿Cuáles son los primeros y necesarios pasos para iniciar el diálogo?

– Lo primero es recomponer las relaciones de confianza, en la actualidad el mundo Mapuche no confía en el Estado y sus políticas, lo cual no es algo antojadizo, sino más bien responde a años de violencia, postergación, discriminación, y racismo contra un pueblo que estaba presente en el territorio antes que el Estado de Chile.

En este sentido, es el Estado el que debe remediar en esta situación, sin embargo la incapacidad de establecer un diálogo político profundo y participativo es lo que no ha permitido sostener las confianzas.

¿Usted cree que el enfrentamiento, la lucha armada, el ataque con fuego a instalaciones, maquinarias y medios de transporte podrían llevar al pueblo mapuche a alcanzar conquistas territoriales, económicas y culturales?

-Lo que hoy se vive es el resultado de la violencia y negligencia por parte del Estado chileno, en consecuencia, hoy vemos la reacción ante un hostigamiento y represión de más de doscientos años.

Personalmente no comparto ni avalo los hechos de violencia, pero sí creo que hay que ubicar estas acciones en un contexto histórico, donde en nuestro pueblo está muy presente el recuerdo de la mal llamada “Pacificación de La Araucanía”, que no fue más que un genocidio, y usurpación territorial mediante una invasión militar en el territorio Mapuche, se nos despojó de nuestras tierras y recursos, donde nos obligaron a adoptar su cultura, y se intentó matar la nuestra, mediante un modelo de asimilación discriminador y racista que sigue vigente.


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