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Opinión

I+D para el crecimiento y desarrollo

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 4 de agosto de 2024 | Publicado a las: 10:24

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Por: Patricio Ramírez, Coordinador Observatorio Económico Social, Ufro

El crecimiento económico se mide a través del avance del producto interno bruto (PIB) en el tiempo, y es típicamente un factor (no el único) de medición del éxito de la política económica. El crecimiento es deseable ya que genera entre otros efectos positivos: mayor empleo, menor pobreza y mayor recaudación fiscal que a su vez permite financiar mayor gasto social incidiendo positivamente sobre otros aspectos como educación, salud, vivienda, etc. permitiendo mejorar la distribución de ingresos. Es además un elemento necesario para un mayor desarrollo y bienestar de las personas.

En la historia económica se han desarrollado diversos modelos teóricos de crecimiento económico, de diferentes autores, tipos y corrientes para intentar explicar las variables de las cuales depende el crecimiento de una economía, para de esta manera dar luces y orientaciones respecto a los factores clave a considerar para lograr un mayor nivel de crecimiento. Los denominados modelos de crecimiento endógeno han aportado bastante a la discusión de la teoría del crecimiento.

Estos se caracterizan por brindar explicaciones a las causas del progreso tecnológico y sostienen que el crecimiento económico es el resultado de factores endógenos y no de fuerzas externas como proponían los modelos neoclásicos. Entre los factores que logran generar crecimiento endógeno según estos modelos se encuentran las actividades de investigación y desarrollo (I+D).

La I+D corresponde a actividades dedicadas a la expansión del conocimiento y concepción de nuevas formas de aplicarlo (Ministerio de Ciencia, tecnología, conocimiento e innovación). En otras palabras, se trata de todas las actividades públicas y privadas para acelerar el proceso de los avances tecnológicos, ya sea en la forma de nuevos productos o en el mejoramiento de los procesos productivos.

Ergo, el crecimiento y desarrollo se estimula si el país destina un cierto nivel (al menos estable, ojalá creciente) de gasto en I+D que incentive el avance tecnológico, que permita aumentar la productividad de los factores productivos, así lo señala la teoría y lo respalda la evidencia empírica. Dada las externalidades positivas de la I+D que benefician a toda la sociedad, es clave contar con financiamiento público adecuado.

¿Cuál es el problema entonces? … Chile destina apenas un 0,3% de su PIB a I+D ubicándose casi al final de la lista de países OCDE y muy lejano del 2,7% que destina en promedio el Organismo. Además, en Chile el gasto en I+D está realizado principalmente por instituciones de educación superior, IES (47%), mientras que el sector privado (empresas) solo aporta con un 34%. En la OCDE, el gasto en I+D está explicado solo en un 17% por las IES, y las empresas representan el 71% del gasto total. Si el aporte privado a la I+D es bajo en Chile, el panorama no se presenta mejor en el corto plazo considerando que el incentivo tributario a la inversión en I+D (Ley 20.570) se termina a fines de 2025. ¿Se está pensando una nueva Ley que fortalezca y mejore los incentivos actuales? Un gran desafío público y privado en nuestro país para aspirar a mayores estados de desarrollo.

 

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