¿De qué sirve tener buenas ideas, si no somos capaces de llevarlas a cabo? Este es uno de los problemas más recurrentes de muchas personas en nuestra sociedad actual.

En la vida de cada uno de nosotros, son muchas las personas con las que nos corresponde interactuar, distintos los contextos y distintas las motivaciones que determinan las características de nuestras interacciones. En mi caso particular y dado el trabajo que me corresponde realizar tengo muchos contactos con profesionales de distintas disciplinas, realizando las más diversas funciones dentro de organizaciones con y sin fines de lucro, desde aquí he podido darme cuenta de la existencia de un perfil de personas, muy inteligentes y motivadas, capaces de aportar energía a los equipos o grupos en los que participan, son muy propositivos, generadores de muchas ideas en la conversación y cerebros muy ágiles, sin embargo presentan serias dificultades para concretar o llevar a cabo esas ideas. Es decir su capacidad de hacer foco es muy buena, pero su capacidad de desplegar es muy escaza.

Desplegar las capacidades, los recursos y las sinergias sociales necesarias para concretar nuestras ideas, constituye sin duda una competencia estratégica que las personas debemos mejorar, toda vez que en la actualidad, la vida fluye a un ritmo vertiginoso y termina siendo el sistema el que nos impone las prioridades. Esto último es correcto y consecuente con la responsabilidad y ética en el trabajo, pero no podemos permitir que nuestra capacidad de desplegar o concretar ideas se vea opacada y/o desplazada por intereses distintos a nuestro verdadero propósito. Lo que es más grave aún, hay mucha gente que acepta como una condición de su realidad la imposibilidad de desplegar sus ideas atribuyendo a otras personas la responsabilidad de hacerlo y quedando ellas en una condición de resignación frente a su realidad. Son tantas las anécdotas que podría contar al respecto, pero no es la idea dar lata con esto, sino más bien entregar algunos tips para abordar e iniciar un proceso de asimilación de competencias personales estratégicas que te ayuden a concretar tus ideas:

1. Toma papel y lápiz y realiza un inventario de capacidades, respondiendo las siguientes pregunta:

– ¿Qué haces cuando se te ocurre una idea que te gustaría llevar a cabo?
– ¿Te preguntas siquiera si te interesa llevarla a cabo?
– Si tu respuesta es sí, ¿Cuáles son aquellas acciones, destrezas o habilidades que posees y que podrían ayudar a concretar tu idea?
– Si tu respuesta es no, ¿porque piensas que no eres capaz de llevarla a cabo?
– En tu experiencia de vida ¿Qué consideras, es lo mejor que sabes hacer? ¿Haces estas cosas en la actualidad? ¿Por qué no?

2. Cada vez que tengas una nueva idea, repite estas preguntas. Si lo haces un hábito no te darás cuenta como tu capacidad de concreción o despliegue mejorará en forma significativa.

3. Identifica otras personas de tu entorno social inmediato que podrían contribuir a la concreción de tu idea. Comenta tu idea con ellos y espera ver qué pasa.

4. Por ningún motivo pienses que te robaran la idea, debes confiar y ser generoso con tus capacidades. Seguramente cuando terminen tus indagaciones con otras personas tendrás muchas y mejores ideas.

5. No te rindas ante una opinión pesimista de otras personas, indaga en profundidad la razón de esa opinión. Pudieran tener razón o no, tú debes decidir.

6. No tengas miedo a desechar ideas si después de compartirlas y analizarlas con otros no parecen tan factibles. Lo más probable es que empieces con una idea y termines concretando una diferente. El proceso que has vivido es la optimización de la idea original.

7. Si tu idea se ve factible, debes priorizar tú tiempo dejando espacio para el despliegue de las acciones necesarias. Debes tener presente que priorizar implica necesariamente excluir, es decir, dejar de hacer otra cosa que te agrega menos valor. Esto le cuesta mucho a las personas y constituye una de las razones fundamentales del fracaso de los nuevos emprendimientos.

8. No preocupes por aspectos económicos antes de tiempo, cuando la idea está madura se vende sola. Siempre hay mecanismos y alternativas de financiamiento. Lo que no hay son buenas ideas, debido a la falta de una cultura generadora de las mismas.

Cuando hayas tenido la experiencia de concretar tus ideas, te sentirás una persona mucho más realizada y feliz. Serás una persona con FOCO Y DESPLIEGUE.