Publicado por: Claudio Nuñez | miércoles 2 de agosto de 2017 | Publicado a las: 15:35
El Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, anunció que Hebe Uhart (Moreno, Argentina, 1936) se convirtió en la nueva ganadora del Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas, reconocimiento que con su hombre rinde homenaje al autor de “Hijo de ladrón” y que desde 2012 entrega el Consejo de la Cultura con el patrocinio de la Fundación Manuel Rojas.
Al recibir el llamado del Ministro Ottone desde el Parque Cultural de Valparaíso, recinto que antiguamente funcionó como cárcel y donde el mismo Manuel Rojas estuvo preso, Uhart manifestó sentirse “muy emocionada” y, en pocas palabras, aprovechó de enviar un “abrazo trasandino” a todos los presentes en la ceremonia que destacó el aporte de la autora al diálogo cultural y artístico de Iberoamérica.
“Estamos muy contentos con la decisión del jurado de haber escogido este año a una mujer, la argentina Hebe Uhart. Este premio tiene mucho significado, no solamente por llevar el nombre de Manuel Rojas, sino también porque significa ampliar la circulación y el conocimiento de autores muy importantes para América Latina e Iberoamérica, así que para nosotros esta votación unánime por parte del jurado nos deja además muy orgullosos de saber que, en los años que lleva este premio, se ha sabido reconocer trayectoria, pero también a autores menos conocidos cuyo valor es de gran relevancia para nuestros países”, dijo el Secretario de Estado.
Por su parte, el Presidente de la Fundación Manuel Rojas, Jorge Guerra, comentó: “Todos saben la ligazón de Manuel Rojas con Argentina, de padres chilenos pero nacido en Buenos Aires y toda su etapa formativa, de juventud e infancia la hizo allá. Y por ese lado, que parece ser muy anecdótico, no deja de ser significativo el hecho de que sea una autora argentina. Y es importante destacar el vínculo en el proceso creativo de ella en relación a Manuel Rojas, que es su aguda mirada de los hechos”.
En el acta oficial del jurado se consignó: “Hebe Uhart se ha definido como una persona que mira, y cuando dice mira quiere decir escucha. Quiere decir que los relatos de la veintena de libros publicados desde 1962 hasta la fecha siguen una línea que no se guía por el impacto de los acontecimientos, si no por el deseo de captar el detalle, almacenar en la memoria el microcosmos contemplado y, recién entonces, traer las historias de vuelta como si estuvieran ocurriendo ahora en este mundo y el lector las escuchara en tiempo real”.