Si el arte es la puerta de entrada hacia otras culturas, sin duda la gastronomía es la llave maestra y Chile, poco a poco, ha ido tomando conciencia de ello. Ya no nos resulta raro encontrar en un mismo lugar, e incluso en un mismo plato, dos o más tradiciones culinarias diferentes. Los comensales de hoy en día quieren descubrir sabores que hablen de la tierra, de lo que fuimos y de las personas que invirtieron esfuerzo, dedicación y trabajo en la preparación de tal o cual ingrediente. Quienes se desempeñan en el ámbito gastronómico y de las exportaciones chilenas saben hacia dónde se dirigen los nuevos vientos de los mercados culinarios internacionales.
Lento pero seguro, nuestro país ha ido ganando la credibilidad y confianza de los consumidores extranjeros. A través de una estrategia arriesgada, los operadores chilenos apuntan a dar a conocer nuestros productos utilizando para ello la preparación de platos locales con productos criollos. Tarea no siempre fácil pues países como Rusia tienen una cocina muy diferente a la nuestra. “Difícil, pero no imposible”, asegura Jennyfer Salvo, subdirectora de Marketing deProChile, “el 98 por ciento de lo que exportamos a Rusia son alimentos. Estamos creciendo en salmón y mejillones, con estos últimos logramos crear una nueva industria, ya que los rusos no los conocían”.
Cabe recalcar que, a la fecha, el producto estrella de nuestro país, después del vino, son los mejillones. Las cifras hablan por sí solas. Chile es el primer exportador mundial de choritos congelados, con alrededor de 70 mil toneladas de producto terminado al año y la industria ha dado trabajo a unas 15 mil personas.
Pero ¿cómo se introducen los productos chilenos en la gastronomía rusa? La respuesta la tiene Pedro Ovalle, productor y exportador de mejillones. “Lo importante es gatillar el consumo. Hay que decirles cómo preparar el producto y para eso trabajamos con chef locales ya famosos en el mercado ruso. Junto a ellos creamos un recetario. Queremos que nuestros productos lleguen a la dueña de casa”. Un ejemplo de esta estrategia son los blinis, una especie de panqueque, muy populares en San Petersburgo, con los que se pueden hacer unas tortitas rellenas con mejillones y salmón ahumado.
Qué buscan los consumidores, le preguntamos a Rodolfo Guzmán. “Les interesa conocer la historia que hay detrás del producto y por ahí podemos entrar con el turismo y la tradición chilena. La gente quiere conocer el lugar donde se producen los ingredientes y les gusta saber que pertenecen a una etnia en particular”.
Aprovechando la visibilidad que otorgan las ferias gastronómicas internacionales, los productos chilenos han ido conquistando los paladares más sofisticados y gracias al esfuerzo de los productores nacionales y de organizaciones como ProChile, nuestro país está luciéndose a través de sus sabores. Jennyfer Salvo explica lo novedoso de la oferta alimenticia, “Chile exporta 928 productos a 182 países, de los cuales en 56 productos somos el primero, segundo o tercer exportador mundial. Las avellanas son nuestras embajadoras”. Elevados standardsde producción y un clima favorable han hecho que multinacionales como la italiana Ferrero se interesen y las compren para su producción de chocolate.
Europa es otra de las metas de los productos nacionales e Italia ha sido uno de los mercados que mayores desafíos ha puesto a nuestro país. Por naturaleza, los italianos son reacios a probar nuevos sabores y cómo no encontrarles razón si su gastronomía es una de las más ricas y variadas del mundo, pero también una de las que más se parece a la chilena.
La Expo Milán ha sido una importante vitrina, como explica Carlo von Mühlenbrock, encargado de la tienda El Amor de Chile, ubicada en el pabellón chileno. “Los italianos alucinan con el merkén, lo están usando para acompañar la piadina, una especie de taco y para la pizza”.
El cochayuyo ha llamado mucho la atención del público asiático. En ese lado del mundo, el mejillón chileno es otro que reina. “Queremos que el sushi en Japón se prepare con pescado chileno”, dice Jennyfer Salvo de ProChile. El chef Rodolfo Guzmán fue el encargado de elaborar el menú con que nuestro país se presenta en la Expo de Milán y afirma que tenemos la “obligación de mostrar al mundo nuestro potencial gastronómico. Solo así podremos conectar a la gente con nuestra cultura. Ahora sí que tenemos la fuerza para posicionarnos en la cúspide y hacer de Chile una meta de turismo gastronómico. Todo apunta a que estamos de frente a un consumidor que ya conoce la sofisticación y lo que ahora quiere es probar sabores naturales y nuevos. Chile ofrece eso: alimentación y vida”.
Fuente:Caras