Publicado por: Claudio Nuñez | viernes 1 de diciembre de 2017 | Publicado a las: 15:19
De todo le han dicho al abogado y uno de los dueños de biobiochile.cl, después de su comentada columna, donde analiza los resultados del 19 de noviembre. Bajo su lupa y agudo estilete, le dice a la derecha que deje pasar ésta, para llegar al poder cuatro años más tarde, fortalecida y con la NM bajo tierra.
“Es verdad que las últimas dos semanas previas a las elecciones, fueron muy malas semanas para Sebastián Piñera pero dudo que esas dos malas semanas lo hayan hecho llegar a los 36 puntos. Las encuestas no se equivocaron Guillier; no se equivocaron con Goic, no se equivocaron con Me-O, con Artés ni con Alejandro Navarro. Sobrevaloraron a Piñera y subvaloraron a José Antonio Kast y a Beatriz Sánchez.
Pero ahora tenemos datos reales. Tenemos los datos de la primera vuelta presidencial. Lo primero es constatar pese a todas las críticas de la derecha al desempeño de Michelle Bachelet, la derecha obtuvo los mismos votos que obtuvo Sebastián Piñera el año 2009. Si usted compara los votos de Sebastián Piñera el 2009 y los de Sebastián Piñera ahora, más los de José Antonio Kast, son tres millones de votos. Aquí hay una muy mala noticia para la derecha”.
El sábado 25 noviembre, apareció en el portal biobiochile.cl, el comentario político del abogado y cabeza de la familia propietaria de radios Bío Bío, Tomás Mosciatti. Se podrá estar en contra o a favor de sus análisis pero –al parecer- se logra el objetivo del autor: no pasar inadvertido.
Profundamente crítico de nuestro sistema político, del Parlamento y a veces, de los grandes empresarios. Pero esta vez, algunos reconocen que hay que ser un agudo auditor para ver el mensaje que conllevan sus espacios, normalmente entre los 9 a 11 minutos de extensión.
La política, el resultado de la primera vuelta y la tensión de la segunda y definitiva, ha llevado a la mayoría de los chilenos estar atentos lo que se dice de los candidatos que quedan en escena.
Muchos aplausos y comentarios positivos a su comentario. Pero también hay de los otros, como el que escribió “Mucha suposición y palabrarería con un título inapropiado. Hay quienes votamos por principios y convicciones, asunto totalmente ausente en el comentario, un tanto sobregirado de arrogancia interpretativa”.
Pero, mejor, leamos –más de 98 mil visitaron su espacio al momento de llevar sus palabras al Word- lo que dijo, donde, fiel a su estilo, dispara a diestra y siniestra.
“Si usted es de derecha, yo creo que en la segunda vuelta tiene que votar por Alejandro Guillier.
Les voy a explicar.
A una semana de las elecciones, estos son escenarios y las constataciones para ña segunda vuelta. Lo primero, las encuestas se equivocaron. No creo que se trate de un complot, por una razón muy simple: porque las encuestas privadas, aquellas que no se conocen públicamente, que manejaban tanto a Sebastián Piñera como las que manejaba Sebastián Piñera, indicaban lo mismo que las encuestas públicas. O sea, que Piñera estaba más allá del 40 y que Beatriz Sánchez un poco más del 10%. Por lo tanto, encuestas públicas y privadas decían lo mismo.
La sorpresa de Sebastián Piñera la noche del domingo de las elecciones, fue real. Los titubeos, las carreras, las conversaciones agitadas estuvieron allí. La verdad es que no sabían lo que iba a ocurrir.
El suspiro de alivio en La Moneda, no fue un suspiro teatral sino un suspiro real, sincero. Y nosotros nos equivocamos además, creyendo en las encuestas. Nosotros nos equivocamos.
Es verdad que las últimas dos semanas previas a las elecciones, fueron muy malas semanas para Sebastián Piñera pero dudo que esas dos malas semanas lo hayan hecho llegar a los 36 puntos. Las encuestas no se equivocaron Guillier; no se equivocaron con Goic, no se equivocaron con Me-O, con Artés ni con Alejandro Navarro. Sobrevaloraron a Piñera y subvaloraron a José Antonio Kast y a Beatriz Sánchez.
Pero ahora tenemos datos reales. Tenemos los datos de la primera vuelta presidencial. Lo primero es constatar pese a todas las críticas de la derecha al desempeño de Michelle Bachelet, la derecha obtuvo los mismos votos que obtuvo Sebastián Piñera el año 2009. Si usted compara los votos de Sebastián Piñera el 2009 y los de Sebastián Piñera ahora, más los de José Antonio Kast, son tres millones de votos. Aquí hay una muy mala noticia para la derecha.
Ocurre que los desencantados del Gobierno y de lo que queda en la Nueva Mayoría, se fueron a la derecha, una parte, en comparación a las últimas presidenciales y se fueron a la izquierda. Pero, ¿qué izquierda? Se fueron a la izquierda de la Nueva Mayoría.
La votación de Beatriz Sánchez surgió de alguna parte. También muchos jóvenes votaron por Sánchez y es parte del error de las encuestas que lo subvaloraron.
La segunda constatación: la Democracia Cristiana vive momentos terminales pero estos momentos terminales pueden prolongarse por mucho tiempo. A la DC no le fue mal a nivel parlamentario, donde su porcentaje en diputados es de 10,28%, mejor que el PS, 9,76%; el PPD solo el 6% -le fue mal al PPD.
En el Senado la DC tuvo 14%, el PS 7, el PPD 12%. El problema fue el rendimiento de Carolina Goic y fundamentalmente el problema de la DC es ideológico porque si antiguamente la disidencia de la DC se desgajó, recordemos el Mapu, la Izquierda Cristiana, lo que ocurre ahora es que no es necesario que se produzca porque toda la DC se fue hacia la izquierda. Eso es lo que ha ocurrido.
Renunció Matías Walker a la vice presidencia de la DC, estaba ejerciendo de presidente interino, hay otras renuncias y va a haber otras renuncias y el poder hoy está en Yasna Provosote, Jimena Rincón, Francisco Huenchumilla, o sea, toda la izquierda de la DC ejerciendo el poder. Una izquierda que podría votar fácilmente –en circunstancias determinadas- por el Frente Amplio o junto al frente Amplio.
La tercera constatación: el Partido Socialista se salvó, salvó los muebles y Álvaro Elizalde e Isabel Allende están por tender muchos puentes hacia el Frente Amplio, e incluso José Miguel Inzulza, que se reconoce como antiguo concertacionista, a dicho que incluso podrían hacer un co-gobierno, es decir, el Padetido Socialista casi ‘pegado´al Frente Amplio.
Otra constatación. El plan de sectores de izquierda, de achicar e incluso de intentar hacer desaparecer a la Democracia Cristiana, se está cumpliendo, principalmente el plan de los autoflagelantes: eliminar a la Democracia Cristiana. Lo más importante, creo yo, el plan del Frente Amplio de vaciar el centro político se está cumpliendo en forma mucho más acelerada, mucho más del tiempo que ellos se habían dado. El plan del Frente Amplio era de fortalecerse, dejar en la insignificancia a los concertacionistas nostálgicos y a la Democracia Cristiana y que se produjera un éxodo de la base de votantes de sectores del PS, del PPD e incluso de la Democracia Cristiana al Frente Amplio.
Eso es lo que se está produciendo. Los jóvenes hijos de, muchos de ellos hijos de demócratas cristianos, de socialistas, del PPD, se han ido al Frente Amplio y muchos de esos padres también han comenzado con esa deriva.
No son pocos los que han sostenido que las simpatías más íntimas de Michelle Bachelet, esas simpatías que no se expresan públicamente, están con el Frente Amplio.
«¿Qué conviene, en este escenario, a un votante de derecha? Posiblemente votar por Alejandro Guillier porque si gana Sebastián Piñera, la victoria será ‘a lo Pirro’, es decir, ganar para perder definitivamente. Porque si gana Sebastián Piñera, la oposición será toda la Nueva Mayoría pero liderada por el Frente Amplio y van a quedar algunos nostálgicos de la antigua Concertación, algunos demócratas cristianos confundidos y nada más. Frente a esa oposición la derecha no tiene nada, absolutamente nada que hacer».
Un dato que recalca Darío Paya: en la elección parlamentaria de hace pocos días, si la izquierda no se hubiera fraccionado, las consecuencias sería devastadoras para la derecha. Solo si hubiesen unido la Nueva Mayoría y la Democracia Cristiana, estarían cerca de los 63 votos en Cámara de Diputados. Pero junto a Me-O y el Frente Amplio, la derecha habría quedado reducida a 58 parlamentarios de 155. O sea, habría sido una insignificancia. La derecha se salvó por poco simplemente porque se dividieron. ¿Se imagina a Sebastián Piñera gobernando con todos los demás en la oposición?
La derecha, además, no ofrece nada nuevo; está ofreciendo más de lo mismo, pero ofrece más de lo mismo con una arrogancia impresionante. La arrogancia, por ejemplo, que impidió a Sebastián Piñera hablar con Manuel José Ossandón simplemente porque pensaron que estaba de más; la arrogancia de la derecha que no ha propuesto nada y que ahora –confundida- se ha dado cuenta Piñera que la gratuidad universitaria le gusta; no se habla nada de desconcentrar la economía; de permitir que en el libre mercado los chicos también tienen su espacio y de entender que podrían llegar a ser grandes si lo hacen bien; no creen en el mérito, creen en el poder y en los privilegios.
Si gana Guillier, posiblemente la derecha podrá hacer una gran oposición porque hoy tienen a muchos parlamentarios y tendrá tiempo para renovar liderazgos; sacar esos liderazgos obsoletos o aquellos liderazgos tóxicos.
Si gana Guillier, habrá dos oposiciones: la del Frente Amplio y la de la derecha y por lo tanto, la derecha podría tener alguna posibilidad futura. Si Guillier co-gobierna con el Frente Amplio –y creo que eso es muy difícil- la derecha podría hacer también una fuerte oposición.
No sé lo que pueda hacer la Nueva Mayoría, porque creo que la Nueva Mayoría está en un estado terminal.
Y el Frente Amplio debiera esperar su oportunidad porque si llega a acuerdos con Alejandro Guillier o la Nueva Mayoría, perderá su mayor capital, mejor capital: la credibilidad porque finalmente cuatro años de espera para el Frente Amplio no es mucho, ahora no están preparados para gobernar y porque son tan jóvenes, cuatro año es nada.
La política tiene sus paradojas: el Frente Amplio puede esperar o le conviene esperar; a la derecha le conviene que gane Guillier por lo que ya señalé y al Guillier le conviene gobernar porque para la Nueva Mayoría es su última oportunidad.
Pero esto no es un pronóstico electoral; es simplemente, una constatación de la situación estratégica de cada conglomerado”