Publicado por: Claudio Nuñez | martes 9 de agosto de 2016 | Publicado a las: 13:25
Tras 14 años de investigación, el Centro Tecnológico del Álamo (CTA) de la Universidad de Talca (UTALCA), ha logrado desarrollar seis nuevas variedades de álamo. Todas ellas con un sólido potencial por su adaptabilidad a diferentes condiciones de suelo y clima, rápido crecimiento, bajos índices de enfermedades y una incipiente utilidad industrial, especialmente para las pequeñas y medianas empresas forestales que se interesen en su cultivo.
El proceso de protección intelectual fue seguido de cerca por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), institución que finalmente otorgó el registro definitivo las nuevas variedades, para posteriormente conceder los títulos de obtentor a la casa de estudios maulina, quien sigue trabajando en el desarrollo de otras especies.
El director del CTA, Francisco Zamudio, asegura que “el gran impacto tecnológico radica en que si estas variedades son adecuadamente plantadas y manejadas, van a producir una calidad de madera más homogénea, lo que es muy apreciado por la pequeña y mediana industria de este rubro. Además, tendrán una certificación de origen que las denominará como seleccionadas y auténticas, lo que comparado con la heterogeneidad de las pocas plantaciones de álamo existentes en el país, contribuirá a un mejoramiento de la calidad de la materia prima”.
El ingeniero forestal de la Unidad de Negocios y Transferencia del organismo de la UTALCA, Cristian Espinosa, agrega que “estas nuevas variedades de álamo tienen características más competitivas respecto a las variedades tradicionales que actualmente se cultivan en Chile. La tasa de crecimiento volumétrico y propiedades superiores de la madera, las hacen muy atractivas para productos madereros de alto valor agregado. El tiempo de rotaciones de las plantas se disminuye de 14 a 10 años, lapso que se traduce en ingresos para los productores a un plazo más acotado (…) De esta forma se busca abastecer a la mediana y pequeña industria maderera”.
Conceptos que son refrendados por el gerente de la maulina Compañía Agrícola y Forestal El Álamo, Jaime Venegas, quien asegura que “esta innovación significará un aporte para satisfacer una demanda continua y sustentable de materia prima de madera rolliza de alta calidad para uso industrial, diferente al mercado actual de pino radiata y eucaliptus”.
Venegas agrega que su empresa ha optado por cultivar álamo, porque se trata de una madera blanca y no resinosa, de alta calidad, homogénea y a que cuenta con un volumen suficiente y que ya está abasteciendo con éxito a diversas plantas industriales de terciados y elaboración de maderas e, incluso a la Compañía Chilena de Fósforos. “Contamos con una tasa anual de cosecha de 32.000 M3 de álamo, por lo que la introducción de estas nuevas variedades es muy importante para satisfacer los próximos requerimientos de consumo forestales”, enfatiza.
Precisamente en esa misión se encuentra el CTA. En la actualidad está trabajando 45 hectáreas de plantaciones demostrativas y piloto distribuidas en la Región del Maule. “Esto nos permite cumplir con uno de los objetivos, que es iniciar un escalamiento de nuevos bosques con las nuevas variedades de álamo desarrolladas por la universidad”, indica Espinosa.
Trabajo pionero en el país que cobra mayor relevancia el abastecimiento de materia prima para la pequeña y mediana industria forestal y se requiere seguir plantando.
“El trabajo realizado por nuestro Centro Tecnológico es el primer esfuerzo serio realizado en Chile para estudiar y desarrollar el cultivo integral de variedades híbridas de álamo”, sostiene con orgullo Zamudio.
Iniciativa que ha sido captado por algunas pymes, como la empresa Agrícola y Ganadera Los Aromos. “La incorporación de estos álamos permitirá generar plantaciones con un rápido crecimiento, de gran vigor, con madera juvenil superior en calidad y sin defectos. Sin duda, estos elementos aumentarán la rentabilidad del proceso de producción forestal. Imagino que en diez años más, las pequeñas y medianas empresas aprovecharán esta oportunidad para adquirir la madera de álamo y fabricar diferentes productos como muebles, cajas, fósforos, tableros, letreros, virutas y otros que tendrán un mayor costo en el mercado», asegura el encargado del manejo forestal de la compañía, Juan Pablo Staub.
Investigación
La adjudicación del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF)le permitió a un grupo de expertos realizar un trabajo de selección de álamos que comenzó el 2002 y que se extendió hasta el 2012 entre las regiones de O´Higgins y la Araucanía. Al término del proyecto se generaron nuevos rankings genéticos que permitieron identificar una treintena de variedades, resultando seleccionadas seis de ellas por un tema de costos.
El SAG acompañó el proceso de protección intelectual mediante auditorías periódicas en que observó el desempeño de las seis variedades. En terrenos del Campus Talca de la UTALCA se establecieron parcelas demostrativas “fundacionales”, donde se registraron todas las características de estos árboles, desde las más notorias hasta las más minuciosas, tales como características de: tronco (conicidad, sinuosidad), ramas (ángulo, número, diámetros), corteza (rugosidad, estrías), hojas (forma, peciolo, área) y cualquier detalle relevante que debía ser pesquisado de forma regular.
Estas seis variedades, en su período de desarrollo, fueron ensayadas en distintas localidades, alcanzando promedios óptimos que permitieron su recomendación para ser plantadas en toda la zona central del país, lugar donde alcanzaron un mejor crecimiento y vigor, menor presencia de plagas y enfermedades, y buenas propiedades de las madera para productos derivados de la madera rolliza y sobre todo alta producción de biomasa.
La experiencia ha sido tan positiva, que el CTA de la UTALCA está trabajando en un nuevo proyecto FONDEF de selección genómica de álamos. El estudio compara la información genético-molecular con información biométrica del fenotipo de las variedades de álamo, lo que probablemente permitirá registrar nuevas especies de álamo y también dar un sustento técnico para proteger industrialmente tanto la información sobre genes que regulan el crecimiento y algunas propiedades de la madera, como proteger los algoritmos que puedan ser utilizados para realizar selección genómica de sus variedades.