Publicado por: Claudio Nuñez | jueves 9 de mayo de 2019 | Publicado a las: 17:56
«Con todo lo que llueve, en el mes de noviembre hay que repartir agua en camiones aljibes. Es impresentable. En ese sentido, hay iniciativas que estamos conversando con el gobierno regional de crear un centro de investigación del agua.
Yo insisto que la identidad del valdiviano con su ciudad es mucho más potente que en Temuco. Temuco es una ciudad… un poco más cosmopolita, el arraigo no es tan potente como el valdiviano, pero yo le estoy muy agradecido de esta ciudad.
Hay toda una nostalgia de Valdivia que es interesante y romántica. Ingresé en 1973 a la Universidad, fue un período duro porque estudié todos esos años bajo la dictadura, con pérdidas de compañeros de curso, de docentes.
Uno no puede homologar una democracia… digamos (como) en la elección de un presidente o de un senador (con la elección del rector) porque aquí la universidad está regida, estructurada y jerarquizada por el conocimiento. Y esa es la gran diferencia».
Por Héctor Cárcamo Millar
Se reconoce valdiviano. Estudio en el Instituto Alemán y luego en la Universidad Austral. Muestra con algo de contenida nostalgia una antigua foto de la industria familiar, la reconocida y desaparecida fábrica de Calzados Weiss.
Sin embargo, Eduardo Hebel Weiss tiene un largo currículo en relación a la Universidad de La Frontera, que puede ser sintetizado en que este médico cirujano titulado en la Uach, especialista en Gastroenterología Pediátrica, Doctor en Ciencias Médicas mención Gastroenterología Pediátrica. Profesor asociado adscrito al Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil y al centro Ciges (Citas y Gestión) de la Facultad de Medicina, Universidad de La Frontera. Es docente de pre y postgrado. Fue decano de la Facultad de Medicina desde el año 2005, Vicepresidente de Asofamech (Asociación de Facultades de Medicina de Chile) y vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Gastroenterología Infantil.
Además, ha sido director del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil de la Facultad de Medicina, UFRO; Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Regional Dr. Hernán Henríquez Aravena de Temuco y miembro y Presidente de la Junta Directiva de la Universidad de La Frontera. En la Universidad de Giessen, Alemania, recibió el grado académico de Doctor en Medicina.
Solo son algunos cargos de una extensa trayectoria profesional y académica.
Nacido en 1954 en Valdivia, casado, con tres hijos y abuelo, se recibió como médico en 1980, “pero en forma paralela, dice, estudie bachillerato en ciencias”. Pero desde 1982 reside en Temuco, desarrollando una intensa labor académica y de investigación, en la Facultad de Medicina de la Universidad de la Frontera, hasta que en junio de 2018, es electo rector.
Pero su pasado valdiviano no lo olvida. ”Hay toda una nostalgia de Valdivia que es interesante y romántica. Ingresé en 1973 a la Universidad, fue un período duro porque estudié todos esos años bajo la dictadura, con pérdidas de compañeros de curso, de docentes.
De Valdivia a Temuco
Conocí Valdivia en los años 80, una ciudad que se sentía postergada con la reforma administrativa impulsada en esos años, que la hacía sentir postergada frente al apoyo de dado a Puerto Montt. Además, esa ciudad tan industrial, sufrió los efectos de una crisis económica que a la mayoría los llevó a la quiebra.
-Una de esas empresas era la industria de mi familia, Calzados Weiss. Crecí al alero de esa fábrica. Hoy se nota que es una ciudad que tiene identidad, sentido de pertinencia. La Universidad Austral forma parte de la historia de la ciudad y genera un gran movimiento académico, mucha actividad artística.
De luces y sombras
Sí, y se da algo poco común. La ciudad está muy ligada a la universidad y la universidad también con la ciudad….
-Creo que el valdiviano se identifica con su universidad a pesar que han llegado otras universidades. Pero el valdiviano se identifica con la Universidad Austral.
En esos años de crisis, los valdivianos decían que lo único que Puerto Montt no les podía quitar eran el río, la universidad y las palmeras de la avenida Picarte. Eso se los escuché…
-Valdivia tiene mucho más cosas… teníamos que irnos en barquitos hasta el puerto de Niebla y después caminar hasta la playa. En los años en que yo estuve no había caminos entonces. Sólo estaba el puente Pedro de Valdivia, no había puentes. Había una gran institución como EL Hotel Pedro de Valdivia, hoy convertido en casino, que generaba mucha actividad social, cultural… el patrimonio arquitectónico de Valdivia se ha cuidado mucho más que en otras ciudades. Es de una mirada estética alemana, por ejemplo, que todavía existen en General Lagos,
En alguna ocasión pude ver a grandes pintores nacionales, pintando en torno al río y eran visitados por muchos valdivianos. Había mucha identificación cultural.
-Si uno lo compara con otras ciudades, la celebración del aniversario de Valdivia también reunía a los habitantes y a turistas. Lo más emblemático es la Noche Valdiviana, la elección de la reina, participaban todos en esas actividades. Mientras viví ahí fue de luces y sombras. Sombras fue estudiar bajo un régimen donde no teníamos opción de emitir opinión, nada. Pero también me desarrollé como persona. Fui activo deportistas del Phoenix. Fui remero del ocho con timonel, campeón nacional el 74, 75, por ahí. Claro que en esos años solo había tres lugares donde se hacía remo competitivo: Valparaíso, Concepción y Valdivia (…) en esos años había cuatro clubes: Centenario, Prat, Phoenix y Vialidad.
Tan cerca, tan distantes
Usted tiene a su ciudad natal a 180 kilómetros, algo así. ¿Cuál es la gran diferencia entre Temuco y Valdivia? Imagino que habrá logrado establecer algunas diferencias…
-Sí. Yo insisto que la identidad del valdiviano con su ciudad es mucho más potente que en Temuco. Temuco es una ciudad… un poco más cosmopolita, el arraigo no es tan potente como el valdiviano, pero yo le estoy muy agradecido de esta ciudad.
Alguna vez leí que en Temuco el 70% de sus habitantes provenían de fuera de la ciudad y que llegaban a Temuco por razones laborales, de estudio, negocios.
-El temuquense no tiene esa misma identidad por su ciudad como el valdiviano, en general es así. El hilo conductor lo pone mucho la universidad.
A eso quería llegar. Esa misma relación de Valdivia con su universidad ¿la tiene el temuquense con la Universidad de La Frontera?
-No. Creo que el valdiviano ha sido más selectivo al dejar entrar universidades a su ciudad. Nosotros en Temuco tenemos 12 universidades y en general la identidad no es tan sólida, férrea como la tienen los valdivianos. Lo tenemos claro. Pero lo curioso es que cuando estudié en la Austral mirábamos algo despectivos a la Ufro y al correr de los años, en este momento, la Universidad de la Frontera está en un plano de igualdad. Ahora trabajamos muy bien, tenemos planes en conjunto, líneas de investigación conjuntos, doctorados. Por lo tanto, en ese sentido la Ufro ha tenido mayor fuerza para incorporarse en un ambiente tremendamente competitivo en la educación superior, a nivel nacional. En este momento, nosotros estamos acreditados por seis años en todas las áreas. Somos la primera universidad pública regional que obtiene ese tremendo logro. Entonces, la verdad es que a la Ufro ha llegado gente muy buena en los últimos 20, 30 años. La Ufro tiene 38 años. En ese contexto, la Ufro, con grande esfuerzos, apoyos, gestiones austeras pero con miradas de futuro hemos logrado donde estamos. Ahora, ha llegado gente que se siente sin alama mater, porque se formaron en la ex Universidad de Chile. Aquí había educación superior en 1960 e incluso en 1955.
Vinculación más potente
¿Y se encuentra satisfecho en la forma como la Universidad de la Frontera se compromete, se relaciona con la región?
-Las universidades, especialmente las que llamamos complejas, que están en el pregrado, postgrado, en investigación, relación con el medio, con la gestión, son denominadas como complejas especialmente por el componente investigación. Especialmente en el contexto de vinculación con el medio, desde que tomé la decisión de ir en esta aventura eleccionaria, puse en mi plan que la Ufro tenía que vincularse en forma más potente con la región. En ese sentido creamos una línea de ciencia para que la investigación llegue a las personas, al entorno y al territorio y ojalá en forma relativamente rápida. Esta es una estrategia que estamos usando. Tenemos buenos vínculos con el gobierno regional, con diferentes seremías, con el intendente. En este contexto, sí nos interesa estar vinculado también con las municipalidades. Con el alcalde Becker tenemos un gran proyecto, Smart City Temuco, donde están involucrados la empresa privada, la municipalidad, la universidad, la Corfo. Entonces, queremos hacer un aporte a la ciudad para que sus habitantes tengan una mejor calidad de vida. Tenemos comunicación con varios municipios, tenemos los campus de Temuco Angol. La idea es vincularnos permanentemente con ellos en lo que significa la educación continua; la expresión artística, llevar arte a la ciudad.
En Angol y Malleco
Angol se lamenta que tanto la ciudad como la provincia, sentirse como el “patito feo”, y postergada en las decisiones políticas y administrativas que se toman en Temuco. Es lo que dicen alcaldes, consejeros, dirigentes de toda índole. ¿En qué medida la Ufro puede quitar las bases para esa situación?
-En ese sentido escribí una columna señalando que la Ufro está de vuelta en Angol. Nosotros hemos tenido dos o tres reuniones con el alcalde y el Concejo Municipal, en que estamos reactivando todo lo que es el campus en áreas como la educación continua, la vinculación con el medio y ver en qué medida nosotros podemos empoderar grupos determinados en emprendimientos, como mujeres. Queremos llevar también investigación en el ámbito de la fruticultura. En eso estamos formando un gran centro de fruticultura y en eso Angol va a ser partícipe en esta línea de investigación. Por lo tanto, la Ufro para nada ve a Angol como el “patito feo” y si es así vamos a tratar de revertirlo porque para nosotros es importante nuestra presencia en Angol. También, en ese sentido, tenemos un “hijo” nuestro, el CFT Teodoro Wickel que está asentado en el campus nuestro y que tiene como siete u ocho carreras a la que acceden cerca de 600 estudiantes.
A propósito. ¿Cuál es el futuro del Teodoro Wickel, mantener lo que tiene o potenciarlo con nuevas especialidades?
-Si bien el Teodoro Wickel pasó un período más o menos complejo como todos los CFT’s, tenemos una muy buena infraestructura en Temuco y Angol, vamos a potenciar el Teodoro Wickel. Acabamos de formar el nuevo directorio y este está en la misma línea. Si tenemos que darles más espacio en el campus, lo que nos interesa es que los espacios sean suficientes para dar una buena atención a los estudiantes. Si hay otras iniciativas, como por ejemplo en Carahue o en Pucón, estaríamos disponibles. El Teodoro Wickel fue de la Ufro, ahora podríamos decir que es privada pero que tiene raíces en la Ufro.
Si logramos tener alguna medida para pesar el conocimiento acumulado en este par de hectáreas, creo que no habría espacio, lugar. Pero, desde fuera, uno siente en muchos temas, como que la Ufro está ausente. Por decirle algo, rector: en el mes de febrero nos llenamos de fuego y humo y en marzo lo mismo. Pasaron bajo días en que varias ciudades estuvimos bajo humo, pero por quemas de rastrojos agrícolas, pero desde esta y otras universidades, ningún académico, investigador, señaló que esta es una mala práctica medio ambiental y que hay otras alternativas. No he escuchado ni leído ni una línea en este u otros temas.
-Mmm, creo que en ese aspecto la Ufro tiene opinión en una serie de aspectos en la vida cotidiana. He señalado el tema de las ciencias biomédicas. El tema de la contaminación se habla, quizás no con la fuerza que pudiese tener la instancia. Pero hasta yo mismo que soy pediatra he hablado de la contaminación en la Amanecer cuando se produce el “peak” de la contaminación, tenemos que estar preparados en los consultorios porque a los cinco días aumentan las consultas. Puede ser que falta presencia en ese aspecto, desde el punto de vista periodístico, pero en las redes donde se toman decisiones, cuando nos llama el seremi de Agricultura, de Medio Ambiente, de cualquier línea, va a tener la respuesta técnica correcta sin que eso necesariamente aparezca en los medios de comunicación. Entonces, hay vasos comunicantes, hilos conductores, que están absolutamente vigentes. En ese contexto, estoy sacando columnas sobre temas, por ejemplo, inteligencia artificial, como va a impactar o no va a impactar en los puestos de trabajo, o en temas del agua, por ejemplo. En este tema del agua saqué un artículo señalando que es impresentable que en Temuco, con todo lo que llueve, en el mes de noviembre hay que repartir agua en camiones aljibes. Es impresentable. En ese sentido, hay iniciativas que estamos conversando con el gobierno regional de crear un centro de investigación del agua.
En su campaña para llegar a la rectoría, lanzó un programa. De todas ellas ¡cuál ha logrado un mayor avance?
-Evidentemente que la investigación pertinente y el tema de las carreras de pregrado y postgrado, la seguimos estimulando pero si hay un sello distinto, es mi compromiso con la región. En ese contexto sí nos estamos preocupando muy fuertemente en que la Universidad de La Frontera se vea reflejada –ojalá en una serie de aspectos de la vida académica- con los municipios, juntas de vecinos. Aquí tenemos el Instituto Ider, que ayuda mucho a los municipios a ver sus planes de desarrollo, para dónde va la comuna.
¿Y en qué cree usted que va a necesitar un impulso extra para llegar a los niveles que usted quiere de la universidad, hay alguna área que necesita un esfuerzo extra?
-Creo que en las seis facultades que tenemos, medicina, Ciencias de la Ingeniería, Educación y Ciencias Sociales, Ciencias Agronómicas y Forestales, Ciencias Jurídicas, sin lugar a dudas todas requieren de mayores impulsos. Si usted me pregunta si tengo un sueño, digo que sí, tengo un sueño: ojalá tener una facultad de artes, con una expresión artística que sea un referente local o nacional de las artes en música, teatro, pintura, cultura en todas sus manifestaciones. Sucede que desde la gobernanza de una universidad pública o privada, al verdad es que no hay mucha diferencia, porque nosotros tenemos que trabajar y generar los recursos y las ideas para un auto sustentamiento y con la triste condición que tenemos como reportarnos a instancias controladoras como es la Contraloría General de la República. Nos auditan permanentemente.
¿Hay un freno en eso, detiene la marcha…?
-Lógico, porque permanentemente tenemos que estar dando examen ante instituciones fiscalizadoras del Estado. Está bien pero en el fondo eso nos indica ocupar tiempo en responderles a las instituciones fiscalizadoras en lugar de estar trabajando en líneas de proyección. Si quisiera, por ejemplo, abrir otras carreras como arquitectura o veterinaria, uno tiene que levantar esos proyectos siempre que sean autofinanciadas. No es que el papá Estado me va a entregar mil o dos mil millones.
Uno de los grandes temas de la universidad y que ha provocado movilizaciones duras de estudiantes, ha sido los mecanismos y normativa que rige para la elección del rector que, por lo visto, es dura y taxativa en participación de todos los estamentos. ¿Va hacer algo al respecto?
-En este momento somos regidos por estatutos que fueron aprobados en la dictadura. Ha habido varios intentos desde los años 80 y 90 en delante de hacer cambios en nuestros estatutos asunto que no ha sido posible. Pero hoy tenemos dos nuevas leyes. Tenemos la Ley de Educación Superior y tenemos la ley de fortalecimiento de las instituciones públicas y esa ley nos está mandatando de crear un ajuste en esa línea.
Hablemos de democratizar la participación…
-Eeeh… creo que las universidades sí tienen democracia pero democracia en un contexto académico. Uno no puede homologar una democracia… digamos (como) en la elección de un presidente o de un senador porque aquí la universidad está regida, estructurada y jerarquizada por el conocimiento. Y esa es la gran diferencia. Ahora, sin lugar a dudas también tiene que haber opinión de los estudiantes, de los funcionarios. En ese contexto, la elección de rector ya está zanjada por ley. No hay participación de los estudiantes para la elección de los rectores.
¿Pero usted cree que deben participar?
-Estoy abierto a dialogar ese tema en un porcentaje determinado. En ese sentido, por ejemplo, los consejos ya están definidos por ley. Los consejos universitarios en dos tercios tienen que estar los académicos y un tercio entre los estudiantes y funcionarios. Hay que tener claro en que la Ufro ha sido suficientemente cauta porque en el momento en que entremos en una dinámica de una democracia que conocemos obviamente que se politiza partidariamente una universidad, escenario que, creo, no le corresponde a las universidades.