Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 24 de marzo de 2024 | Publicado a las: 11:01
Por décadas, no fue solo un complejo industrial; era el corazón de Talcahuano, un motor económico y un símbolo de la capacidad industrial de Chile. Su cierre es un golpe no solo a la economía local, con la pérdida de miles de empleos directos e indirectos. Pero también hay una causa en este cierre: el dumping.
La noticia del cierre de la siderúrgica Huachipato en Talcahuano no solamente ha resonado como un eco sombrío a través de los corredores industriales de Chile, sino que también ha marcado un punto de inflexión en la narrativa nacional sobre la industria, la globalización y la sostenibilidad de modelos económicos tradicionales frente a gigantes internacionales.
Huachipato, por décadas, no fue solo un complejo industrial; era el corazón de Talcahuano, un motor económico y un símbolo de la capacidad industrial de Chile. Su cierre es un golpe no solo a la economía local, con la pérdida de miles de empleos directos e indirectos, sino también a la moral de una comunidad que creció alrededor de sus fuegos.
Los problemas que acarrearon este cierre son tanto complejos como multifacéticos. Primero, la competencia global, particularmente de países como China, con su capacidad de producir acero a costos significativamente más bajos debido a economías de escala, subsidios gubernamentales y menores estándares ambientales y laborales, ha puesto en jaque a la industria siderúrgica mundial. Huachipato, a pesar de sus esfuerzos por modernizarse y volverse más eficiente, se encontró en una batalla desigual, donde la balanza comercial se inclinaba cada vez más hacia el gigante asiático.
¿Por qué China? Desde el directorio de Huachipato, tras anunciar el cese indefinido, señalaron que, “lamentablemente, las tasas definidas son menores a las solicitadas por la Compañía y, además, diferenciadas por productor y exportador, lo cual impide a la empresa competir en igualdad de condiciones”, esto es en simple lo siguiente: una “competencia desleal” por parte del acero llegado del gigante asiático, que es hasta un 40% más barato.
Pero esto no termina aquí, porque si bien se habla de China y lo barato del acero del gigante asiático, hay una práctica que influyó en el cierre de la siderúrgica Huachipato: el dumping. Según la Organización Mundial del Comercio, el dumping es cuando un producto se introduce en el mercado de otro país a un precio inferior a su valor normal. Por su parte, el Parlamento Europeo cataloga esta práctica como “una forma de competencia desleal, ya que los productos se venden a un precio que no refleja fielmente su coste”. Si bien la Comisión Antidistorsiones acogió la solicitud de la Siderúrgica Huachipato y determinó que hay “evidencia suficiente para sostener la existencia de dumping”, recomendando aplicar sobretasas arancelarias provisorias, del 15,3% en promedio, la decisión ya estaba tomada.
Este cierre también es un recordatorio de la importancia de la diversificación económica. La dependencia de Talcahuano y, en una escala más amplia, de Chile, en industrias tradicionales como la minería y la siderurgia, es un talón de Aquiles que se ha expuesto crudamente. La innovación, la tecnología, el turismo y las energías renovables son áreas que ofrecen un camino hacia una economía más resiliente y menos vulnerable a los caprichos de la economía global.
Finalmente, la situación de Huachipato debería servir como un llamado de atención para los responsables de la formulación de políticas en Chile y en otros lugares. La necesidad de proteger a los trabajadores afectados por tales cierres, a través de la reeducación y la recolocación, es imperativa. Asimismo, es crucial una política industrial que no solo busque atraer inversión y fomentar la competitividad, sino que también ponga un énfasis igual en la sostenibilidad ambiental y la justicia social.