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Opinión

Editorial: Frío, leña y calidad del aire

Publicado por: Claudio Nuñez | jueves 23 de mayo de 2019 | Publicado a las: 11:37

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Al menos existe un marco legal que podría ser l gran solución: generar en las viviendas la electricidad para el consumo domiciliario y también, para la calefacción. Que la ciudadanía proponga como se puede financiar y cancelar ese costo con el menor pago a las grandes empresas generadoras y distribuidoras de electricidad.

De acuerdo con el Reporte 2018 de Calidad de Aire Urbano de la Organización Mundial de la Salud (OMS), seis ciudades chilenas están entre las 20 más contaminadas de Latinoamérica. Cinco de ellas -Coyhaique, Temuco, Padre Las Casas, Osorno y Rancagua- sufren de polución en temporada invernal a causa de la suspensión en la atmósfera de partículas gruesas (MP10) y finas (MP 2.5) como resultado del uso intensivo de leña no certificada para calefacción.

Esta realidad hace necesario pensar en políticas públicas que faciliten el recambio masivo de energía para generar calefacción limpia y accesible en las comunidades. Por ello, por segunda ocasión, el Centro de Análisis Intelis de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, realizó un estudio en las ciudades de Talca, Chillán, Los Ángeles, Temuco y Padre las Casas, que determinó que el gas licuado (GLP) sería el combustible más barato para reemplazar masivamente los sistemas de calefacción a leña por sistemas que utilicen otros combustibles como gas natural, kerosene (parafina) y pellet.

El análisis utilizó supuestos técnicos y de costos para ejecutar una proyección al precio de reemplazo.

El costo social de reemplazar la leña como combustible para calefacción se configura como resultado de la suma de: costo adicional de la industria y los hogares, más el beneficio social que significaría la reducción de la emisión de material particulado al suspender esta biomasa.

Los resultados determinan que el costo social de sustitución de combustible por hogar sería el siguiente: GLP US$ 1.177,6Pellet US$ 1.216,7Gas natural US$ 1.331,8Kerosene US$ 1.594,1

El estudio establece que el porcentaje de hogares urbanos de las ciudades analizadas que utilizan leña para calefacción son los siguientes: Talca 36,7%; Chillán 56%; Los Ángeles 72,3% y Temuco-Padre Las Casas 69,9%. Esto quiere decir que la leña sigue siendo el principal combustible por el sector residencial y equivale a un 40% del consumido total.

Desde el punto de vista de emisiones de gas invernadero CO2, el pellet y el kerosene son los combustibles que más emisiones provocan, aunque el pellet es considerado neutral por provenir de una fuente renovable.

El metano que posee el gas natural, por otra parte, es un gas de efecto invernadero 25 veces más dañino que el CO2, por lo que su liberación a la atmósfera provoca un daño ambiental relevante. Es importante considerar que para los estándares del Panel de Cambio Climático de las Naciones Unidas, el gas licuado no es considerado un gas de efecto invernadero, al poseer un índice de calentamiento global igual a cero.

Esta discusión es antigua y conocida en nuestra región, pero como nuestro país y por definición política, se superpone los factores económicos y financiero a los problemas sociales que enfrentan las miles de familias  que combaten el frío y las bajas temperaturas recurriendo a la leña por su menor costo económico, nos hemos mantenido en un plano de estancamiento para terminar con la mala calidad del aire que respiramos.

Y he aquí, que nuevamente nuestra clase política se mantiene ajena a la solución, porque no tienen alternativa para responder a las demandas sociales de los chilenos que en esta materia siguen ocupando la leña como combustible para calefacción, por su menor costo.

Estimamos, que nuevamente deben ser los propios chilenos los que por medio de sus organizaciones vecinales, comunitarias, profesionales y de diversa índole, deban ir discutiendo y proponiendo alternativas que les permita continuar con sus actividades diarias con menos rigor que las actuales, con frío en sus hogares y puntos de trabajo, con pésima calidad del aíre y altos costos en tratamientos médicos para combatir las consecuencias de esta triste cadena: frío, calefacción a leña y mala calidad del aire.

Al menos existe un marco legal que podría ser l gran solución: generar en las viviendas la electricidad para el consumo domiciliario y también, para la calefacción. Que la ciudadanía proponga como se puede financiar y cancelar ese costo con el menor pago a las grandes empresas generadoras y distribuidoras de electricidad.

 

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