Publicado por: Claudio Nuñez | sábado 28 de diciembre de 2019 | Publicado a las: 16:45
Según la máxima autoridad de Carabineros, se acogerán las recomendaciones formuladas por los organismos internacionales y nacionales, además de las de la sociedad civil, con el fin de mejorar los operativos en un marco de respeto de los Derechos Humanos.
Un caso, prácticamente al azar: Durante la jornada del lunes 23 de diciembre, el Tribunal Constitucional acogió a trámite dos recursos de inaplicabilidad presentados por un grupo de 12 carabineros de Fuerzas Especiales.
Los uniformados son sindicados como autores del delito de torturas, por los hechos que se remontan al pasado 21 de octubre en Plaza Ñuñoa, en medio de las manifestaciones que surgieron como parte del estallido social, cuando los uniformados golpearon a un hombre identificado como Moisés Órdenes.
En imágenes, que quedaron registradas de forma fortuita debido a que se realizaba un despacho en vivo en el lugar, se ve cómo los funcionarios lo golpearon con bastones y uno de ellos le propinó una patada que lo hizo caer al suelo. Producto de la agresión el hombre quedó con trauma ocular cerrado izquierdo grave, trauma torácico cerrado izquierdo contuso, fracturas costales múltiples, fractura dental incisivo central izquierdo, luxación anterior del hombro izquierda reducida y fractura nasal izquierda.
Una segunda situación: en agosto, se produjo una marcha a nivel nacional, en homenaje a la muerte o asesinato de Macarena Valdés, y organizaciones indígenas y humanitarias de Temuco también se sumaron a este acto, donde muchos jóvenes y otros no tantos, se sumaron a la actividad de expresión ciudadana, liderada por su viudo, Rubén Collío.
La marcha debió haber sido pacífica pero al poco rato se produjeron actos violentos. El resguardo o control de la marcha estaba previsto, con un gran contingente policial como no se veía hace tiempo en las calles, además, estaban altos oficiales de carabineros a cargo, por lo menos se visualizaban don comandantes.
Sorpresivamente, algo cambio todo, y comenzó una grotesca refriega, que provocó más desorden que el habitual. Como lo señaló Tiempo21, había un comandante con gorra y otro comandante con casco; no se sabía quién mandaba más, pero el de gorra era más pacífico, en tanto, el de casco, perdió repentinamente el control y comenzó a pegar “lumazos” (palos), directamente a las personas, sin contemplación, causándole daños en la cabeza a un joven que los manifestantes llamaban “Camilo”.
Como señala el relato de los hechos y luego de observar la filmación obtenida por una manifestante amiga de la víctima, impresiona la actitud de este oficial de carabineros, de alta graduación, ya que pareciera que no estuviera consiente, en sus cabales, porque no se defiende, no cuida su integridad, si no que ataca, y con destrezas, tomando su luma o palo como si fuera una espada golpeando en abanico, hasta que somete a Camilo y después lo golpea, y una vez que sangra en su rostro se lo entrega a otro funcionario, como desentendiéndose del asunto, ante los gritos de la gente diciéndole que había sido grabado.
Como estos hay muchos otros relatos, pero lo que más impresiona, es el absoluto silencio de la alta oficialidad de carabineros. Todo ello sorprende, porque hasta no hace mucho, los chilenos lo que más admiraban en el país era la institución de carabineros. Hoy son los bomberos.
Pese a la contundencia de grabaciones en videos y fotografías, el espíritu de cuerpo que llaman, se unen para protegerse asimismo y negar todo.
Desde hace algunos años, Carabineros se ha visto envuelto en una serie de casos judiciales que han puesto a la institución uniformada en una profunda crisis. Casos como el homicidio de Camilo Catrillanca, la investigación por millonarios fraudes y las denuncias por graves violaciones a los derechos humanos que se han cometido desde el 18 de octubre han puesto sobre la mesa la opción de reformar la institución.