Luego de más de cinco años de tramitación, este mes la reforma al Código de Aguas debiera pasar su primera gran prueba de fuego.  El 22 de noviembre está contemplado que el proyecto sea votado en particular por el pleno de la Cámara de Diputados, luego de haber sido zanjado por las comisiones de Recursos Hídricos, Agricultura y Hacienda.

Como una forma de hacer frente a la “campaña del terror” que activó a través de los medios de comunicación el gran empresariado minero, eléctrico y agrícola, además de la Sociedad de Fomento Fabril, hace pocos días se lanzó un video que explica la importancia del caudal ecológico para mantener la sustentabilidad de los ríos con un caudal mínimo, y así asegurar para hoy y el largo plazo la disposición de agua para consumo humano, el riego y los ecosistemas.  Además, se está difundiendo una infografía que explica uno a uno los principales aspectos en que avanza la reforma.

Todo esto como parte de la campaña “¿De qué lado estará tú?” que impulsa Chile Sustentable y que busca, junto a múltiples otras iniciativas, recuperar el carácter de bien público del agua, que hoy por hoy en Chile es mayoritariamente privada.

El principal avance en la reforma es el reconocimiento del acceso humano al agua potable y al saneamiento como una garantía, donde uno de los puntos clave es que los futuros derechos a otorgar sean concesiones de largo plazo (30 años) renovables, y no derechos perpetuos como los hoy vigentes.  El orden de prioridad que se daría al agua con esta modificación es consumo humano (agua potable rural, por ejemplo), sustentabilidad ambiental y actividades productivas de subsistencia (pequeños campesinos), incluyendo las comunidades indígenas.

Se salvaguardan, además, acuíferos, humedales, áreas protegidas y se establecen caudales ecológicos, avanzando así hacia la sustentabilidad de las cuencas e impidiendo que los ríos se sigan agotando de norte a sur, como ha ocurrido con los de  Antofagasta, Atacama y Coquimbo.

Desde la sociedad civil se hizo un llamado a la ciudadanía a estar atenta a cómo votarán sus legisladores. Si abogarán por una gestión del agua como un bien público o votarán para continuar entregando la poca que queda disponible en calidad de propiedad perpetua a algunos, lo cual ha generado especulación, acumulación de derechos, problemas de abastecimiento para consumo humano, secamiento de los ríos  y degradación de ecosistemas.

Pasada la votación en la sala de la Cámara, el proyecto deberá continuar su segundo trámite constitucional en el Senado.