Publicado por: Claudio Nuñez | sábado 22 de enero de 2022 | Publicado a las: 17:12
Lo que hasta ahora se consideraba un desecho se convirtió en una fuente natural para obtener un biopolímero con múltiples aplicaciones en la industria farmacológica y de alimentos.
El CGNA es un centro regional de ciencia y tecnología en plantas y alimentos financiado localmente a través del Fondo de Innovación para Competitividad –FIC, del Gobierno Regional de La Araucanía.
Seguramente si eres de la zona centro sur del país conoces los camarones de vega, comercializados tradicionalmente por pequeñas comunidades rurales quienes desde hace décadas los integraron a la dieta de chilenas y chilenos.
El camarón de vega (Parastacus pugnax) es un crustáceo endémico del centro-sur de Chile que se encuentra continuamente, entre el río Aconcagua en la Región de Valparaíso y la ciudad de Nehuentué en la Región de La Araucanía, Chile. Este recurso natural es muy valioso para pequeñas comunidades del sur de Chile (por ejemplo, La Araucanía), donde es explotado de manera sostenible para su consumo y comercialización, por las comunidades locales.
En este contexto, durante el procesamiento y consumo del camarón de vega se descarta el exoesqueleto, la piel y las vísceras. La valorización de los subproductos agroalimentarios ha recibido mucha atención, no solo por el cuidado del medio ambiente, sino también, por el potencial económico que significa valorizar estos subproductos.
Es así como científicos del Centro de Genómica Nutricional Agroacuícola-CGNA investigaron la síntesis de un ingrediente funcional a partir del exoesqueleto. Nos referimos a la quitina, uno de los polímeros de origen natural más abundante a nivel mundial y que se utiliza principalmente para producir quitosano, biopolímero altamente valorado por la industria farmacéutica y alimentaria. De este modo, el conocimiento generado por el CGNA ha permitido valorizar un material de descarte en un ingrediente de alta sofisticación y valor.
Un biopolímero es un compuesto químico o macromolécula que puede ser obtenido o sintetizado a partir de microrganismos, plantas, animales marinos, entre otros. Dentro de sus aplicaciones incluyen su utilización como aditivos alimentarios (emulsionantes y/o estabilizantes), diseño de envases biodegradables con un bajo impacto medioambiental, o también en la industria farmacéutica como material para encapsular y liberar principios activos.
En el estudio liderado por el Dr. César Burgos, Investigador del CGNA, se evaluaron los parámetros óptimos para la síntesis del quitosano. Además, se caracterizó su estructura química, peso molecular, pureza (grado de desacetilación), propiedades fisicoquímicas (solubilidad y viscosidad) y propiedades biológicas, entre otros parámetros.
Asimismo, el equipo de investigación también estudió la actividad antimicrobiana y antioxidante de este nuevo ingrediente. Por ejemplo, se determinó la actividad antibacteriana con bacterias de interés para la industria alimentaria, evidenciándose una gran eficacia contra la Salmonella tiphymurium, Staphylococcus aureus, Enterococcus faecalis y Listeria Monocytogenes.
El doctor César Burgos, investigador del CGNA, valoró este estudio como un importante aporte al conocimiento científico, el cual es de interés, no solo en el área de investigación sino por sus aplicaciones en diferentes aplicaciones industriales.
Asimismo, se demostró que el exoesqueleto del camarón de vega puede ser una excelente fuente natural para la producción de quitosano con posibles aplicaciones farmacéuticas o para prevenir infecciones asociadas con bacterias patógenas.
En consecuencia, “el conocimiento generado permite que, en el futuro comunidades que tenían una fuente de ingreso por el camarón de vega, puedan explorar mercados de mayor sofisticación y valor agregado e incorporarse al mercado. Para ello, la participación del sector privado es fundamental”, agregó el director científico del CGNA, Dr Haroldo Salvo-Garrido