Messi anotó el único penal inventado por el brasileño Ricci por una supuesta falta de Fuenzalida sobre Di María. Pese a que Chile luchó, no pudo.

Fue una batalla memorable pero manchada por un penal inexistente. Más allá de ese horror arbitral, la roja le peleó de principio a fin a la albiceleste de Messi cayendo por la mínima.

Sin embargo Argentina jugó muy bien el primer tiempo y su momento logró encajonar a una roja partida en dos al medio porque no tenía circulación. ¿El ejemplo de esto? Aránguiz perdido, Silva como un central más y Hernández le costó meterse en el juego, pero lo de Fuenzalida tuvo una mala fortuna porque se le notó demasiado su falta de fútbol, le anularon un gol y le cobraron un penal inventado condicionando el partido.

Messi marcó sin dramas, aunque sus compañeros sentían los nervios de jugar en el Monumental porque Chile le batalló de igual a igual. Sin ir más lejos Di María hizo poco, ni hablar de Higuaín peleado con el balón pero en el mediocampo Mascherano fue el de siempre, marcando el juego y si el 10 argentino no creaba, era el Jefecito quien hacía en ocasiones de creador.

Vargas apareció poco, mientras que Alexis peleaba con todo ante Rojo y Otamendi que lo tuvieron bien marcado; es ahí donde faltaba un centrodelantero.

Sufrío sobre el final con Otamendi que se perdió el 2-0 y ahí terminaba el partido. Pero Chile tomó otro aire y Pizzi lo entendió. Castillo se perdió una increíble solo frente a Romero y la roja se fue en búsqueda del empate metiendo incluso a Jorge Valdivia que hizo un buen partido marcando el paso en cada jugada.

Lo de Sánchez buscando el gol por su cuenta en ocasiones pasa factura a veces, en especial los dos tiros libres que tuvo; a ratos la ausencia de Vidal y Díaz se notaba porque la Roja encajonó a una Argentina que sufrió, pidió la hora, y se llevó los tres puntos con un penal groseramente regalado.

Más allá del orgullo moral de haber batallado de tú a tú a la albiceleste, porque jugó bien y masticar esa rabia de que se pudo empatar, es imperioso ganarle a Venezuela de local para seguir sumando.

Y Pizzi lo entendió.