Andorra limitó ayer a los clientes de BPA la retirada de efectivo, las transferencias nacionales e internacionales y los pagos en cheque a 2.500 euros a la semana. Lo hizo con un decreto de urgencia del Gobierno, todavía en funciones, ante la brutal fuga de depósitos que sufría el banco salpicado por un monumental escándalo de blanqueo de capitales procedente del crimen organizado y tras la detención de su consejero delegado el viernes.

CORRALITO

El decreto faculta a los administradores del Institut Nacional Andorrà de Finances (INAF), que intervino BPA la semana pasada, a tomar todas las medidas que consideren pertinentes en relación a la operativa de la entidad. Ayer, aunque se había extendido la noticia de que el límite era de 2.500 euros semanales, casos como los de Paquita dejaban entrever que las casuísticas eran totalmente diversas y que esa regla no se cumplía.

Andorra vivió ayer probablemente el peor día de su historia. Considerada una plaza financiera internacional por excelencia, refugio del ahorro de las grandes fortunas españolas y francesas, el corralito andorrano ofreció a los ojos del mundo escenas inéditas que recordaron a las vividas en el corralito de Chipre durante el rescate europeo o similares a las de la Argentina del 2001.

El resto de bancos andorranos, Andbank, BancSabadell d’Andorra, Crèdit Andorrà y MoraBanc, lanzaron ayer un comunicado en que subrayaron que «apoyan totalmente» la intervención de BPA y que están «operando con total normalidad tanto en el mercado doméstico como en el mercado internacional».

No obstante, fuentes de la banca reconocieron que el pánico que se vivió ayer en Andorra ha herido muy gravemente el sistema financiero del Principat, que supone un 19% del PIB y es el que a su vez financia al Gobierno comprando las emisiones de deuda. De ahí que el Ejecutivo se haya rodeado de un grupo de asesores formado por Deloitte, KPMG y Ernst & Young, además de varios equipos jurídicos, para analizar todas las vías posibles a esta crisis.

Fuentes cercanas al Gobierno destacaban ayer que la única salida de BPA es la liquidación ordenada y rápida porque «la marca está herida de muerte». La celeridad del proceso es clave para garantizar la supervivencia del resto de bancos andorranos.

Andorra está aislada del Banco Central Europeo (BCE) y no cuenta con una red de seguridad como los países de la eurozona en caso de una crisis bancaria. Su Fondo de Garantía de Depósitos apenas cuenta con 100 millones de euros, con los que no se pueden cubrir las pérdidas de la entidad financiera.

El corralito andorrano ofreció ayer largas colas, muchos nervios, y escenas que contradicen los tópicos sobre la banca de este país. Muchos trabajadores y personas humildes tienen sus nóminas, pensiones y ahorros en la banca andorrana, depósitos que, en el caso de BPA, conviven con la operativa realizada para blanquear el dinero de las mafias rusa y china, el cartel de Sinaloa o altos funcionarios corruptos de Venezuela, como destapó la semana pasada el informe del Tesoro de los EEUU.

El caso de Thelma es uno de estos ejemplos. Brasileña residente en Andorra, intentó ayer pagar el alisado de su melena negra en la peluquería y la tarjeta no le funcionó. Frente a la entidad descubrió que la media de espera en la cola era de unas dos horas y pasó el bochorno de no poder pagar el servicio.