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Inflación mundial, el desastre económico a la vista

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 31 de julio de 2022 | Publicado a las: 12:08

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“Las mercancías de Rusia, al tener prohibición para ser importadas en la Unión Europea, a raíz del bloqueo y boicot impuesto por los intereses norteamericanos, golpearán en efecto boomerang los intentos por consolidar la hegemonía geopolítica occidental en Ucrania, y en Europa”.

Escribe: Manuel Arismendi, Segundo Paso

La inflación mundial llegó para instalarse durante un buen tiempo, empujada, previamente, por la epidemia del Covid19, a lo que se suma ahora el conflicto surgido de la crisis política en Ucrania.

La inflación también ha devenido por el alza en los precios de los alimentos, dada la interrupción o corte de las cadenas de suministros. Se habla de la inflación “que viene”, pero este fenómeno económico ya se encuentra instalado y repartido en los cuatro rincones del mundo.

En algunos países como Chile, esta situación ha sido monitorizada por organizaciones como la Fundación Sol, que ha dado a conocer los valores de una serie de productos de la canasta de consumo familiar o de productos básicos, a partir de los precios informados por el Instituto Nacional de Estadísticas, al señalar “Estos son algunos de los productos esenciales para los hogares chilenos que han subido más de 10% en los últimos 12 meses. Destaca la parafina con 61,4%, carne de vacuno 23,3%, gas licuado 14,4%, pan 13%, entre otros” sostiene el enunciado en una de sus redes sociales.

Hay otras señales macabras para la estabilidad económica de los pueblos, sobre lo que el fundador de la empresa productora de fertilizantes, Eurochem, junto a la compañía energética rusa de carbón, SUEK, Andrei Melnichenko, manifestó que los cortes de las cadenas de distribución conducirían a una crisis alimentaria mundial, lo que dejaría en desabastecimiento a los países, hecho que causa el alza en el valor de los fertilizantes, que también habían sido afectados por la pandemia de Covid19, lo que provoca precios prohibitivos para acceder a las mercancías a los agricultores.

En este sentido, muchos países dependen de los fertilizantes rusos, especialmente los de la Unión Europea. De acuerdo con Qu Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dichas naciones, y las del norte de África, como Túnez, Libia y Egipto, importan más del 50% de su consumo de granos, tanto de Rusia como de Ucrania, así como otros países de Asia Central, también dependen de las exportaciones rusas de fertilizantes, en un 50%, lo que impactará en el precio final de los alimentos.

Las mercancías de Rusia, al tener prohibición para ser importadas en la Unión Europea, a raíz del bloqueo y boicot impuesto por los intereses norteamericanos, golpearán en efecto boomerang los intentos por consolidar la hegemonía geopolítica occidental en Ucrania, y en Europa.

África registra un aumento preocupante en el precio de los alimentos, gatillado por la crisis en Ucrania y por el corte de los suministros, especialmente, en el norte de dicho continente, lo que ha conllevado al acaparamiento de productos, como harina, sémola y diversos víveres de la canasta de consumo familiar, lo que marca la situación previa al bendito mes islámico de Ramadán, donde las familias deben abastecerse para surtir su despensa, hecho que genera incertidumbre en las sociedades musulmanas.

Otro país norafricano, Túnez, que depende de las importaciones, y en más de la mitad de su consumo de trigo desde Ucrania, prevé que solo alcance este grano para tres meses más. En efecto, algunos comercios ya exhiben el agotamiento de reservas de harina, sémola y azúcar, aumentando el valor de la sémola en más de 700%, y triplicándose las ventas de azúcar, así como las panaderías deben pagar tres veces más por el precio de la harina.

Libia, también nación norafricana, compra el 75% de su trigo a Rusia y Ucrania, igual que Marruecos, naciones que podrían enfrentar el desabastecimiento del cereal dentro de cuatro meses, por el alza de precios de los alimentos.

El costo de la vida va en alza de forma muy acelerada, donde habitantes, como los españoles, deben, además, verse expuestos a burlas de sus monarcas. Esto, porque personas que nunca han tenido esforzarse para ganarse la vida, en este caso, los reyes Felipe VI y Letizia, han organizado una conferencia denominada “Cómo ganarse la vida”, lo que a todas luces es una tomadura de pelo mayúsculo, así como una afrenta para las capas más empobrecidas, actividad en la que participa el Gobierno español a través de Pedro Sánchez, entre otros, lo que se pensaba era una broma macabra, pero, a veces, la realidad supera la imaginación.

Dentro del continente europeo se podría generar otra crisis, la del desabastecimiento de aceite de girasol, desatada por la inflación en aumento, lo que es explicado por la Asociación de la Industria de Alimentos Proteicos y Aceites Vegetales, en que la duración de las reservas de este alimento durarían hasta seis meses, y por la misma problemática, es decir, por la ruptura en la cadena de suministros, ya que estas, obtenidas a partir de las semillas de girasol, dejarían sin recibir a Europa cerca de 200 mil toneladas de dicha materia prima.

Cada año, proviene de Ucrania, entre 35 a 45% de todo el aceite de girasol consumido en los países del bloque comunitario, por lo que será posible que se cree un nudo critico en las exportaciones ucranianas, por ser el mayor exportador, lo que dejará sin mercancías a los consumidores y, por otro lado, ha propiciado que las materias primas deban destinarse a la producción de biodiesel.

Bajo esta coyuntura desfavorable, es una realidad que se potencie el consumo de otros aceites, como el de colza, soya y aceites tropicales, como el de coco, considerando que en la Unión Europea se consumen 435 mil toneladas de aceite refinado de girasol, al mes.

A este adverso panorama se suma el alza en las cuentas de las facturas de servicios básicos y la escases de alimentos, propiciado por el disparado precio del petróleo, por las sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos contra Rusia, resintiéndose la economía mundial y la de otros países como Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, entre otros.

Rusia es un importante proveedor de materias primas, productos básicos y alimentarios. Dada la ruptura en las cadenas de sus suministros, el alza en el precio del petróleo, el encarecimiento de los productos básicos, como granos, se remite a que las tarifas marítimas podrían duplicarse o hasta triplicarse, costando el envío de cada contenedor unos 30 mil dólares, aproximadamente, así como las cargas aéreas, similares costes, a lo que se debe añadir que 36 compañías aéreas han desviado vuelos, las que deben invertir más recursos en combustible.

En efecto, el mismo funcionario de la FAO, es decir, Qu Dongyu, manifestó su preocupación ante el destino de más de un centenar de Estados por la falta de materias primas, si se considera que Ucrania provee la mitad del suministro de aceite de girasol, la quinta parte de las ventas de maíz y la cuarta parte de las exportaciones de trigo, ya que muchos alimentos procesados dependen de este ingrediente básico, el aceite de girasol.

Sin duda que el norte de África, Asia y Asia Occidental estarán bajo una crisis alimentaria, marcada por la ausencia de uno de los principales exportadores de petróleo y gas en el mundo, Rusia, hecho que podría agudizarse si Estados Unidos y la Unión Europea endurecen las sanciones contra Moscú, cuyas consecuencias podrían ser devastadoras.

España ha visto cómo hacia mediados de marzo de 2022 las facturas de la luz aumentan de la mano con una inflación de 7,4%, junto al alza de los alimentos en cerca del 23%. Igualmente, Alemania, gran artífice de llevarle el amén a Estados Unidos en sus políticas de confrontación, fija su inflación y subida de los alimentos, en casi 6%, respectivamente. Estados Unidos tampoco se salva de la inflación, que subió a casi 8% durante febrero, y el precio de los alimentos ha aumentado en casi 23%.

Suministros rusos como aluminio, níquel y paladio, usados en distintos aparatos electrónicos e industria, ya no están disponibles por las sanciones europeas y norteamericanas que buscan someter a su ahora, enemigo descubierto, ya que las interconexión y dependencia de las economías de los países giran en torno al dólar y a las bolsas de comercio, lo que resultó ser un peligro para desatar las cadenas en las alzas inflacionarias. Si estornudan en Wall Street, en Santiago de Chile sacan pañuelos, aunque sea en verano, estación que va en retirada para un pasar a un oscuro e incierto otoño con vientos internacionales. Esperemos no llegar al invierno nuclear.

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