Publicado por: DiarioTiempo21 | martes 7 de julio de 2015 | Publicado a las: 16:41
Las ganas de comer luego de una noche de copas, no son solo producto de la actitud negligente de estar borracho, sino que tienen que ver con complejos factores subyacentes en el cerebro.
Investigadores de las escuelas de Medicina y Neurología de la Universidad de Indiana (Estados Unidos) sugieren que al beber alcohol, nuestro cerebro se hace sensible a las señales de ciertos alimentos mediante el olfato, incitándonos a comer más de lo que haríamos cuando estamos sobrios.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores contaron con la participación de 35 mujeres no vegetarianas ni fumadoras y que mantenían un peso normal, a quienes se les pidió que ingirieran diariamente alcohol por vía intravenosa o un placebo salino.
Los resultados publicados en la revista ‘Obesity’ revelaron que el cerebro de las mujeres que recibieron alcohol se activó significativamente más con los aromas de alimentos que el de aquellas que solo habían recibido el placebo. También se registró un aumento en la ingesta de estos alimentos con el alcohol.
“El estudio encontró que la ingesta de alcohol puede aumentar la sensibilidad del cerebro a las señales externas de alimentos, como los aromas, y dar lugar a un mayor consumo de alimentos. Muchas bebidas alcohólicas ya incluyen calorías vacías, y cuando se combinan esas calorías con el efecto aperitivo, puede conducir a un desequilibrio de la energía y, posiblemente, al aumento de peso ”, afirma William Eiler, coautor del estudio.
La investigación ayuda a aclarar las vías neurales que intervienen en la relación entre el consumo de alcohol y alimentos, determinando que es el cerebro desempeña un papel vital en la regulación de la ingesta de alimentos.
“A menudo, la relación del alcohol sobre la alimentación es simplista; este estudio revela un proceso potencialmente más complejo y la necesidad de realizar más investigaciones”, aclara Martin Binks, coautor del estudio.
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