Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 29 de agosto de 2021 | Publicado a las: 12:27
La pregunta que surge es qué podemos hacer quienes estamos en puestos de jefatura por las personas que deben lidiar con la vorágine del día a día en casa. Hay gestos que no siempre están escritos en los programas de recursos humanos.
Escribe: Gustavo Cruz de Moraes, gerente general Natura Chile.
A un año y medio de la pandemia, de estrés y de incertidumbre, quienes estamos acostumbrados a trabajar fuera de casa y gozamos del privilegio del home office, beneficio que sólo el 17,5% de los chilenos han tenido, según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), saltamos a una rutina donde todas las dimensiones de nuestras vidas se mezclan y apenas las logramos manejar, considerando además que también debemos cuidar a otros en el hogar.
Durante estos meses, es imposible no pensar en todas aquellas colaboradoras y colaboradores que siguen respondiendo a sus compromisos laborales mientras cocinan, se sientan al lado de sus hijas e hijos para intentar que se concentren en la clase online o en quienes deben cuidar ancianos o algún familiar en situación de discapacidad.
Sin duda que quienes tienen hijas e hijos pequeños, han sido los más afectados para realizar el teletrabajo. El diagnóstico coincide con un estudio de la Fundación Chile Unido, que revela que en el 79% de las empresas, quienes más problemas han tenido son los padres de niñas y niños menores de nueve años. No fuimos la excepción y es por ello que implementamos este año, el permiso adicional de 12 días remunerados, que funciona de manera distinta a los permisos o feriados como días de vacaciones legales.
La pregunta que surge es qué podemos hacer quienes estamos en puestos de jefatura por las personas que deben lidiar con la vorágine del día a día en casa. Hay gestos que no siempre están escritos en los programas de recursos humanos. Por ejemplo, respetar la pausa del almuerzo, hacer reuniones con agenda y con hora de término u olvidarse del WhatsApp a las 17 horas.
También es necesario reflexionar sobre cuánto confiamos en nuestras colaboradoras y colaboradores, cuánta autonomía les damos y si realmente creemos en el trabajo en equipo.
La forma de trabajar cambió y hoy nos toca cuidarnos. Cuando sea seguro, volveremos a reencontrarnos.