Publicado por: Claudio Nuñez | sábado 3 de julio de 2021 | Publicado a las: 12:01
Consejera regional Ana María Soto debió esperar al ministro Felipe Ward en la ceremonia inaugural del puente Treng Treng-Kay Kay, para explicar la insólita y dramática espera de vecinos de la Ampliación Victoria, que aceptaron la demolición de sus viviendas para construirles una nueva. La empresa quebró y ahora viven en leñeras y ranchas.
“El ministro se sorprendió, pero el más sorprendido fue el director regional del Serviu”, señaló a Tiempo21 la consejera regional Ana María Soto, que durante la inauguración del costosísimo puente Treng Treng-Kay Kay, que une Padre Las Casas y Temuco el lunes 26, se acercó al ministro de Vivienda y Urbanismo, Felipe Ward y le pidió preocupación por las familias y especialmente por los 16 adultos mayores que les demolieron hace un año sus viviendas para construirlas nuevas, pero la obra no se hizo porque las empresa responsable “quebró”.
De los 16 adultos mayores que aceptaron la renovación de sus viviendas, quedan 13. Los otros 3 fallecieron mientras esperaban la reconstrucción de sus casas.
El ministro –muy sorprendido- pidió información al director regional del Serviu, Sergio Merino, que estaba a su lado, quien debió explicar lo inexplicable.
“Casa nueva en sitio propio” era la promesa en la que se embarcó una veintena de adultos mayores de la Ampliación Victoria, ubicada en el macrosector Pedro de Valdivia de Temuco, gracias a un programa del Serviu que pretendía levantar nuevas viviendas en reemplazo de las que ocupaban, las que se encontraban muy deterioradas producto de los años.
Los vecinos, todos de la tercera edad y en situación de vulnerabilidad, llevaban más de una década organizados en comités, intentando mejorar sus viviendas y hace más de un año finalmente se les comunicó que fueron beneficiarios de este programa.
Sin embargo, el sueño se transformó en una pesadilla, pues según denunció la consejera regional Ana María Soto, la empresa que se adjudicó la construcción de sus nuevas viviendas demolió las casas antiguas pero no concretó la construcción de las nuevas y todos los adultos mayores quedaron abandonados a su suerte.
Varios de ellos terminaron en calidad de allegados de sus familiares y otros habitando en precarias condiciones, incluso en derruidas bodegas o “ranchas” que ni siquiera poseen baño, debiendo algunos llegar al punto de construir sus propios pozos negros.
Ana María Soto agregó que en algunos casos y tras la demolición total de las casas de los beneficiados, la constructora alcanzó a construir solamente los cimientos de las nuevas viviendas y las obras fueron paralizadas, y en otros casos ni siquiera se alcanzó a efectuar obra alguna.
“Irónicamente, el comité se llama `Por un futuro mejor´, y estos adultos mayores llevan 13 meses esperando que les construyan sus nuevas viviendas. Se trata de un subsidio que venció en mayo, denominado `Casa nueva en sitio propio´, donde les demuelen sus casas y hay casos como el de la señora Josefina, que terminó viviendo en una bodega en la parte trasera de su terreno.
La mayoría ha enfrentado el invierno en precarias condiciones. “Esto es una emergencia y por eso hago un llamado a los encargados de fiscalizar esto; los vecinos me dicen que la constructora se declaró insolvente y esperan que otra empresa asuma la construcción”, explicó la consejera regional en los primeros días de abril.
Por instrucciones del ministro Ward, el martes último se realizó una reunión en el Serviu, cuyo director explicó que la solución era arrendar viviendas a las familias afectadas. “Pero esa es una solución que muchos de los afectados y afectadas no quieren, porque significaría dejar abandonos sus enseres. A la autoridad les parece fácil porque a través de la asignación directa trasladan a esos adultos mayores, pero a ellos les cuesta dejara sus casas, donde está sus cosas y por el afecto que tienen a su entorno”, señala la consejera Soto.
De acuerdo al análisis de la situación, la salida no es fácil, porque asignar nuevos recursos, hacer los llamados a empresas y comenzar las obras va a pasar un año. Mientras tanto, deberán seguir viviendo en sus leñeras y pequeños “ranchos” a la espera de la solución definitiva.
Jacqueline Solís, presidenta de la agrupación que reúne a los vecinos, confirmó en abril que existen adultos mayores viviendo en leñeras y quienes tienen apoyo económico de sus familiares, debieron emigrar y arrendar viviendas cuando se concretó la demolición.
“Me parece indigno que las autoridades no hayan venido a ver en qué condiciones están viviendo estas personas de la tercera edad, se viene el frío y la lluvia y ahí están estas personas. Los hicieron demoler todo y quedaron sin casa, ahora no tienen nada”, sostuvo.
Ingrid Barra relató que su padre fue uno de los vecinos que falleció esperando concretar el sueño de poseer un nuevo hogar, según el relato realizado en abril. “La casa fue demolida completamente y mi papá tenía cáncer, por lo que sus hijos decidimos arrendar una vivienda mientras estaba a la espera de la suya, pero lamentablemente falleció y nunca pudo ver su casa terminada.
“Incluso mi papá tuvo la idea de construirse una rancha mientras esperaba su nueva casa, pues le habían dicho que el proceso sería rápido, ya que las nuevas casas serían construidas con paneles, pero por sus condiciones de salud optamos por arrendarle y falleció en la espera”.