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El elefante en la habitación

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 6 de junio de 2021 | Publicado a las: 11:38

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“Durante los últimos años ha comenzado a desarrollar una serie de políticas públicas que buscan mejorar el estándar y la calidad de la gestión de residuos en el país, como la Ley que establece el marco para la gestión de residuos, la responsabilidad extendida del productor y fomento al reciclaje (Ley REP), la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos y la Hoja de Ruta de Economía Circular”.

Escribe: Marc Thiele W., Ingeniero Civil Mecánico UTFSM; B.Sc. Ingeniería Mecánica RWTH Aachen, Alemania. Gerente de proyecto WTE Araucanía.

Uno de los grandes desafíos para un país, y en particular para sus ciudades y gobiernos locales, es manejar de una manera adecuada y amigable con la sociedad y el medioambiente los desechos que producen diariamente sus habitantes.

Chile, al día de hoy, evidencia un estándar en el manejo de los residuos que podría calificarse como mediocre. Si bien ha ido de a poco mejorando la calidad de la eliminación al aumentar las exigencias normativas a los sitios de disposición final, más del 75% de los sitios operativos, según la Subdere, no cumple con la normativa vigente. Asimismo, hay que decir que, con tasas de valorización de residuos sólidos municipales marginalmente sobre el 1%, estamos aún muy lejos de los niveles de valorización, entre material y energética, de hasta un 99% que alcanzan los países más avanzados en la materia, como Alemania, Suiza, Dinamarca, Suecia u Holanda.

No obstante, Chile no ha querido quedarse de brazos cruzados. Durante los últimos años ha comenzado a desarrollar una serie de políticas públicas que buscan mejorar el estándar y la calidad de la gestión de residuos en el país, como la Ley que establece el marco para la gestión de residuos, la responsabilidad extendida del productor y fomento al reciclaje (Ley REP), la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos y la Hoja de Ruta de Economía Circular. Estos instrumentos establecen ambiciosas metas en relación a la reducción en la generación de residuos y al aumento de las tasas de reciclaje de diversas fracciones, como el plástico, vidrio, papel y cartón, entre otros, como también de la fracción orgánica.

Sin embargo, poco foco se ha puesto sobre la gestión que se le dará a la “fracción resto” de los residuos, es decir, la fracción de los residuos que no se logra reducir, ni reutilizar ni reciclar y que, por cierto, debe manejarse también de manera sustentable y respetuosa con el medioambiente y las personas que lo habitan.

Si bien podría llegarse al año 2040 alcanzando tasas de reciclaje de alrededor de un 60%, lo cual equivale a tasas que tienen hoy los países más avanzados, seguiría generándose alrededor de un 40% de “fracción resto”, es decir, de residuos que no se logran reducir, reutilizar ni reciclar.

Y si se considera la cantidad total de “fracción resto” de RSM (residuos sólidos municipales) que se generaría en los próximos 20 años, esta constituiría alrededor de un 72% del total de RSM generados en dicho período, mientras solo un 28% terminaría reciclado. Solo para la Región Metropolitana, este 72% equivale a aproximadamente 45 millones de toneladas de RSM. Para hacerse una idea de las magnitudes, esto equivale a la cantidad total de residuos que ha recibido hasta el día de hoy el relleno sanitario Loma Los Colorados de TIL-TIL durante sus 24 años de operación.

Los países que nos deberían servir de ejemplo han introducido hace más de 15 años prohibiciones a que la “fracción resto” se elimine en rellenos sanitarios, obligando en la práctica a valorizarlos energéticamente en plantas de incineración con recuperación energética, tal como lo establece la “jerarquía en el manejo de residuos”. Sin embargo, en Chile, el Ministerio del Medio Ambiente ha desplazado esta herramienta de fundamental importancia para el manejo adecuado de la “fracción resto” al mundo de lo políticamente incorrecto.

Si no se genera una discusión seria y racional en torno a la gestión de la “fracción resto”, este “elefante en la habitación” terminará generando perjuicios sociales y medioambientales que sobrepasarán con creces los beneficios obtenidos por el reciclaje.

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