Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 26 de abril de 2020 | Publicado a las: 12:04
Por Héctor Cárcamo Millar
Osornino y con una larga y fructífera labor en Puerto Montt, el deceso de Milton Vargas Lingay desató sentimientos de tristeza y dolor en la Décima Región, porque con su repentina desaparición a los 67 años en su natural Rahue, ciudad de Osorno, nos invade un sentimiento de pesar: no le dijimos todo lo que se merecía.
No solo destacó por su compromiso con el periodismo, sino también por su permanente y obstinada preocupación por la cultura, en especial la paleontología, la música de grandes autores clásicos y la amistad que desplegaba en largas tertulias, don de el buen humor, la reflexión y la fraternidad fueron una constante.
Quedó pendiente una discusión: cuál era la mejor versión en video del concierto El emperador de Beethoven, pero con el maestro Claudio Arrau al piano. “No los he escuchado lo suficiente”, nos dijiste y con tus característicos silencios cambiamos de tema”.
Milton Vargas nació en Rahue Alto en 1953, estudió en el Liceo de Hombres de Osorno para continuar en Pedagogía en Historia en la sede local de la Universidad de Chile (actual ULA), sueño truncado en 1973 por ser dirigente juvenil del Partido Comunista. Esa carga debe haber sido suficiente para no llegar a la dirección de algún medio.
El repentino final de sus estudios universitarios, muy pronto, en 1974, lo llevaron a trabajar como corresponsal en del desaparecido diario la Prensa de Osorno, para luego incorporarse en la sección Crónica del Diario Austral de Osorno.
Sin embargo, los ejecutivos de la empresa Sociedad Periodística Araucanía, propietaria de los diarios Austral, decidieron en 1987 su traslado a Puerto Montt para fundar El Austral, que desde 1993 adquirió el nombre del tradicional e histórico nombre de El Llanquihue. Desde ese año y hasta el 2004 Milton Vargas ejerció el cargo de jefe de Informaciones.
En esa ciudad cimentó junto a un grupo de profesionales como Edmundo Espinoza, Abel Brevis y el desaparecido ejecutivo temuquense Manuel Varela un impulso y vigor a los compromisos como medio de comunicación, para transformarse en tribuna extraordinaria y pluralista atenta a todos los sectores de esa región.
Luego, diversos portales del sur conocieron su oficio y compromiso, especialmente en El Gong de Puerto Montt.
Su huella en TIEMPO21
En ocasiones visitaba Temuco donde un hermano desarrolla labores profesionales, pero se obligaba a reunirse con quienes fuimos sus colegas, Guillermo Chávez y yo. Nos conocimos mientras cumplíamos labores profesionales en la misma cadena de diarios y en medios electrónicos. Quedó pendiente una cita para continuar conversando de periodismo, amistad y compromiso con los grandes e ineludibles desafíos del periodismo regional en estos tiempos en que el papel lucha para mantenerse y continuar en el liderazgo informativo.
Cuando conoció el proyecto de un semanario y un portal en Temuco, se unió en una larga conversación con otros viejos conocidos suyos: Jaime Candia y su hijo Javier. Con este último lograron ponerse de acuerdo en el nombre del proyecto: Tiempo21. Fue clave y gravitante su intervención desde el nombre hasta el compromiso editorial.
Ahora podrás conversar ¿o discutir? Con otro de tu círculo pero con ideas distintas pero igual de comprometidas con el periodismo como Lothar Hemmelmann. Sabemos con el Guillermo que la huella de ambos será materia para quienes ejercíamos este oficio desde esas décadas. Cada uno en su estilo pero en el caso de Milton Vargas y Lothar Hemmelmann, tienen una cosa en común: dejaron huella en el periodismo regionalista del sur. ¡A tu salud, Milton!