Publicado por: Claudio Nuñez | jueves 27 de febrero de 2020 | Publicado a las: 09:39
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) alrededor de 322 millones de personas en el mundo sufren de depresión, una enfermedad que ha aumentado en un 18% en la última década convirtiéndose en la mayor causa de discapacidad en el mundo.
En el caso de Chile, según la última Encuesta Nacional del Minsal, el 15,8% de la población mayor de 15 años tiene sospecha de depresión -síntomas de tristeza y falta de interés-, y el 6,2% tiene depresión, que además de tristeza y falta de interés, presentan también alteración significativa del apetito, fatiga o pérdida de energía, sentimiento de inutilidad o culpa, disminución de la concentración, entre otros. Cifras preocupantes, que han disparado el consumo de antidepresivos en un 470% en los últimos veinte años y los trastornos psicológicos serían responsables del 26% de las licencias médicas en el país.
Es evidente que diferentes sucesos pueden actuar como desencadenantes de la depresión en personas diferentes, algunas tendencias, indican, por ejemplo, que en los países de bajos y medianos ingresos la prevalencia de la enfermedad es mayor, también hay mayor prevalencia de esta en la edad adulta y en las mujeres.
La importancia de la alimentación
A través de los años, cada vez se le da más importancia a la relación de la alimentación con el estado de ánimo de las personas. Elizabeth Luna, nutricionista de Sodexo, explica que “A través del consumo de los alimentos ricos en triptófano, tales como huevos, pescados, lácteos, legumbres y frutos secos, podrían mejorar el estado de ánimo, la cognición y posiblemente, el aumento de los niveles de serotonina, neurotransmisor que contribuye a regular el sueño, las emociones y los estados depresivos”.
De hecho, las dietas ricas en azúcares y alimentos ultaprocesados, según diversos estudios, serían la posible causa en el aumento de depresión. “La vitamina B1 o tiamina, que se encuentra en cereales integrales, legumbres y avena principalmente, alimentos que se deben consumir diariamente, juega un papel fundamental en el metabolismo de los hidratos de carbono, por lo que su carencia afecta sobre todo a los tejidos que dependen mucho de este suministro energético, como el cerebro”, explica Luna. Según ella, un consumo excesivo de alimentos dulces (azúcar, bollería, repostería) puede reducir las reservas de vitaminas B1, esta es una de las razones por la que conviene moderar el consumo de estos alimentos. La escasez de esta vitamina produce irritabilidad, falta de concentración y de memoria, y puede ser causa de depresión.
“Es importante destacar que consumir ciertos alimentos no va a curar la condición de la depresión, sin embargo, una dieta poco adecuada puede ser un factor de riesgo para desarrollarla, al igual que el sedentarismo. Por lo tanto, una dieta balanceada y la realización de actividad física puede ayudar en el tratamiento de esta enfermedad, en conjunto con la terapia médica tradicional”, asegura Luna.