Un error imperdonable en la salida de Marcelo Díaz permitió que Stindl anotara la única cifra del partido.

Era para demostrar que se le podía ganar a los campeones del mundo pero el destino dijo otra cosa y Chile cayó peleando la Copa Confederaciones por la mínima ante los alemanes por un error grave, grosero e impresentable de Marcelo Díaz en la salida.

Lo tuvo Alexis a los 7′, Aránguiz cinco minutos más tarde y Alexis otra vez pero tras aquel gol perdido los alemanes se armaron y cuando la Roja recuperó la pelota, Marcelo Díaz tenía para descargar hacia el centro sin que Vidal estuviera presionado, pero el ex Universidad de Chile no lo entendió y los delanteros teutones presionaron y quedaron mano a mano con Bravo para que Stindl anotara la única cifra del partido.

Es mezquino Alemania para jugar pero convengamos que ese pragmatismo le da los resultados que tienen en sus palmarés. Supieron esperar a la Roja como debía hacerlo, se agrupó muy bien al medio y la defensa si bien tuvo un par de sufrimientos con la valentonada de Vidal, Alexis y la nada de Vargas (este último jugador es un caso digno de análisis) más allá sacaron la tarea de ganar la Copa Confederaciones.

Es triste perder, pero también un detalle a no olvidar: la falta de recambio y sobre todo la porfiada persistencia de Pizzi de seguir jugando con Vargas cuando realmente hace falta un centrodelantero, un 9 de área, da para sacar las conclusiones para las clasificatorias.

Bien merecido por Alemania que suma una copa más en sus vitrinas, y a los muchachos de la Roja, nos sacamos el sombrero, pero las lecciones deben aprenderse ahora.