Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 24 de octubre de 2021 | Publicado a las: 11:11
“Al cierre de esta edición, sigue fallando el deber ser, a partir de un caso más vergonzoso y deshonroso, en la materialización del retiro de los restos mortales de un héroe de la batalla de Tacna, en la guerra del Pacifico, nos referimos al “Soldado desconocido”, ejecutado de una forma poco rigurosa y llena de faltas de respeto”.
Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, Profesor de Estado, Consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminólogo.
Esta afirmación que pareciera ser enredada, poco clara y con visos de trabalenguas, en definitiva, no lo es ya que desde siempre ha existido la diferencia entre el planteamiento de lo que es con lo que debiera ser y viceversa.
El fundamento, es que cuando se crea o diseña algo a realizar, se parte siempre de la premisa que hay buenas intenciones; segundo, con quien voy a realizar las cosas; tercero, con qué recursos voy a implementar una idea y cuarto -y principal escollo- es como voy a realizar las cosas. Aquí empieza el verdadero conflicto.
El “Ser”, por de pronto es tal cual son las cosas y personas, vale decir su esencia, el insumo más puro y real, se eficiente o deficiente, bueno o mal.
En tanto el “Deber ser”, está asociado a lo que se debe realizar siempre de la mejor forma, es lo que está normado, establecido e indicado por alguien.
El mejor ejemplo son las leyes y su espíritu adosado al bien común, de una mayoría que, en forma colectiva, debe vivir bien, de la mejor forma posible.
Olvidemos la diferencia entre el bien y el mal, y centrémonos en que las cosas hay que hacerlas porque así están planteadas desde siempre, y aunque la evolución nos indica que debemos adaptarnos a los cambios, estos, siempre cuestan ya que hay un natural temor al cambio.
Luego pasamos a sostenernos en la costumbre, especialmente cuando surge el planteamiento del clásico “es que siempre se ha hecho así”.
Seguidamente, viene la confirmación de satisfacer las necesidades más básicas, que siempre son insuficientes hasta tratar de resolver las generadas por una contingencia, que, a partir de maniobras de improvisación, llevan a idear soluciones de parches.
El problema más radical, se genera cuando se estructura una solución forzada, y esto ocurrió ante los múltiples atentados en la tan vilipendiada macro zona sur de Chile, donde para demostrar que algo se “debe hacer”, se dispuso un decreto, comentado la semana pasada, para ejecutar una medida constitucional de estado de excepción.
De inmediato surgió la propaganda desmedida y jactanciosa, de sendos controles vehiculares, uso de helicópteros y despliegue operativo, para generar una sensación de tranquilidad, lo que en parte se cumplió con vítores a los cuatro vientos.
Del resultado mejor ni entrar en detalle, ya que al minuto uno, se produjeron atentados en las narices de las fuerzas destinadas a mantener la seguridad pública. Un bochorno a todo ritmo.
El deber ser no funciono, así de simple, por el contrario, se perdió el equilibrio, ya que el oído medio del gobierno actual, está colapsado.
El remedio no sirvió para nada y la enfermedad se hizo más fuerte, ya no aguanta el sistema inmunológico de este cuerpo denominado macro zona sur, por el contrario, se adelanta día a día su agonía, por la propia incapacidad del curandero presidencial.
La burla es mayúscula, el desprestigio está desatado y precisamente cuando hay mayor cantidad de medios para enfrentar las contingencias, el exceso uso de los frenos, impide que la tanqueta avance y acelere la carroza estatal.
Al cierre de esta edición, sigue fallando el deber ser, a partir de un caso más vergonzoso y deshonroso, en la materialización del retiro de los restos mortales de un héroe de la batalla de Tacna, en la guerra del Pacifico, nos referimos al “Soldado desconocido”, ejecutado de una forma poco rigurosa y llena de faltas de respeto.
Lo paradojal, es que los insurrectos ignorantes que pululan por Chile, no saben el sentido de la figura de un cenotafio o tumba de héroes, que hasta en los países más comunistas le profesan respeto, ya que la muerte de los valientes, no reconocen ideologías, son parte de los hechos humanos transversales y no deben ser mancillados. Pero en Chile sí, ya que vivimos del ser cuando nos conviene. Así estamos de deconstruidos.
Este Chile querido, hace tiempo perdió la brújula y la tiene guardada alguien que la historia juzgará, sin compasión.
Lo anterior, no tiene remedio alguno y no debiera quitarnos el sueño, total no se cumplió con el deber ser, y como el presidente Piñera, ha sido dubitativo en casi todo lo concerniente al país, no queda otra cosa que recordar parafraseando a Hamlet, en su dilema del “ser o no ser”, pero esa ya no es la cuestión.
Pronto caerá el telón de su propia trama, escrito por el pésimo dramaturgo llamado Sebastián.