sábado | 20 de abril | 2024

inicio Opinión Opinión: Puntos ciegos
Opinión

Opinión: Puntos ciegos

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 2 de agosto de 2020 | Publicado a las: 23:19

Compartir esta noticia

“En este sentido, una vez visibilizada  la insurrección social de octubre de 2019, lo que venía era obvio, pero los puntos ciegos estaban en el planteamiento cognitivo de los cerebros que gobiernan, quienes no quisieron ver los escenarios futuros, esperando que el agotamiento natural de un movimiento carente de reglas conocidas, fracasara, dejándole a la divina providencia que se agotaran en su propio discurso, lo que no ocurrió y por el contrario se fortaleció”.

Escribe: Prof. Jorge Aguirre Hrepic, consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminólogo.

Tener la visión completa de las cosas, situaciones, entornos, terrenos, es primordial, de lo contrario surgen los problemas, por la falta de claridad en los conceptos y hechos florecen los malos entendidos.

Evidentemente, cuesta tener la visión panorámica completa y de detalles de las cosas -tampoco nadie dice que es fácil- pero algo siempre tiene que hacerse para dominar visualmente todo, ahora si es través de otros sentidos – como apoyo- mucho mejor.

Resulta necesario aclarar que se entiende por “Punto ciego”, y como ejemplo para quienes son conductores de vehículos muchas veces al conducir, pese a tener los espejos, parabrisas y ventanas muy bien instalados, el solo desplazamiento por las vías limitan su campo de visión, al punto de obstaculizar su amplitud visual y crear zonas de riesgos o ángulos muertos, en las que se pueden provocar accidentes de tránsito.

Lo mismo ocurre, cuando se instalan circuitos cerrados de televisión (CCTV) o cámaras de tele vigilancia, en edificaciones y vía pública con fines de seguridad donde si el diseño no es bueno, también se producen “Puntos ciegos”, donde no se puede apreciar todo el entorno debilitando –evidentemente- la seguridad de todo.

Más allá de lo meramente visual, observable incluso por los sentidos y con el apoyo de la tecnología, se deben evitar al máximo los puntos ciegos en todo orden cosas.

Ampliando el concepto,  no se puede perder de vista que existen otros campos, donde se aprecia una mayor cantidad de puntos ciegos donde más allá de ser zonas de riesgos, se traducen en “vulnerabilidades”, que debilitan sistemas y modelos.

Estas zonas de riesgo, van de la mano con la escasa o nula visión de proyectar en el tiempo, acontecimientos ciertos que seguramente van a ocurrir, lo que permitiría evitarlos, prevenirlos, minimizar efectos y por último mitigar los daños materiales y estructurales  sociales de la comunidad. Más allá de un daño simplemente objetivo que socava toda estructura, como por ejemplo la pérdida de confianza en las autoridades. El hecho de no saber leer los comportamientos previos de la juventud, de la población en general, de los trabajadores, de los sindicatos, de los grupos intermedios, de los migrantes, de los políticos amateur y profesionales y de la sociedad en general.

No precaver que los movimientos que empiezan en un país, saltan a otro y afectan a más naciones. Bueno, a veces no se quiere entender bajo el beneficio de la duda, por último. Viva la globalización sin control.

Como sea, la miopía inversa existe al no querer ver, lo que es palpable y medible, negarse a mirar lo que esta diseminado en el ambiente, lo que está esparcido por la comarca, cumpliéndose a cabalidad el adagio “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.

En este sentido, una vez visibilizada  la insurrección social de octubre de 2019, lo que venía era obvio, pero los puntos ciegos estaban en el planteamiento cognitivo de los cerebros que gobiernan, quienes no quisieron ver los escenarios futuros, esperando que el agotamiento natural de un movimiento carente de reglas conocidas, fracasara, dejándole a la divina providencia que se agotaran en su propio discurso, lo que no ocurrió y por el contrario se fortaleció.

De ahí en más, las presiones por cambios de todo tipo no se dejaron esperar, desde las minorías sexuales hasta las demandas previsionales, pasando por el cambio de la Constitución.

De la noche a la mañana todo estaba mal hecho. Había que borrar todo sin importar el cómo, el fin justificaba los medios. Bienvenida la autodestrucción.

Continuando con la ceguera, los llamados a reaccionar a estos estímulos sociales se pusieron un parche de pirata en el ojo, perdón, en los dos ojos, y nunca vieron nada. De tal forma que guiados por un lazarillo inexistente, caminaron en la cornisa del dejar hacer, total era más fácil aparecer como personajes de la buena onda, de la complacencia, antes que asumir el rol para el cual habían luchado a través de las urnas y pecar de omisión salía más barato.

Así llegamos  con la excusa de la pandemia y los problemas económicos, a lo que nadie se imaginaba meterle mano al sistema previsional, -que no es perfecto-, cuya estructura, ni en los mejores sueños podía hacer  presumir que se iba a cercenar, uno de los soportes que afirman el pilar de seguridad para la vejez de cualquier trabajador.

Independiente del porcentaje, la presión fue mayúscula y con más fuerza que un tsunami, logró unir a bandos irreconciliables en el Parlamento, lo que permitió que finalmente se  modificara la normativa legal, autorizando  el retiro  de los afiliados de una parte de sus fondos previsionales.

Este gran paso también es un punto ciego, ya que nada asegura que mañana se pueda evitar. Otro acuerdo político transversal para generar otra suerte de retiro, ya que el escenario económico no presenta indicadores de mejoría y por tanto para saciar el apetito de la masa, bien se puede repetir esta modalidad, en nombre de la propiedad de los fondos por parte de los cotizantes. Sin meditar sobre los alcances reales y los impactos que se pueden generar en las futuras pensiones, al término de la vida laboral de los afiliados.

Aún falta, tratar el punto ciego que representa el cambio, reforma o destrucción constitucional de la carta magna, donde las vías “apruebo” y “rechazo”, constituyen las dos alternativas que se enfrentará, conforme a planificación electoral en el mítico mes de octubre. 

Curiosamente, no existe una forma después de realizado el escrutinio, que operacionalice el cambio, sea cual sea, ya que la Constitución como la conocemos, de seguro, no quedará igual.

En verdad ya nada será igual, el jarrón democrático de porcelana se quebró y no tenemos pegamento para restaurarlo, deberemos vivir con ello.  

El nuevo jarrón -llamado guste o no, asamblea constituyente-, puede que desentone en el living de la casa nacional y lo que hoy es certeza, mañana será una incógnita ya que en lo simple, cuando se discute sobre la eliminación del derecho de propiedad privada, se está afectando directamente a uno de los fundamentos de la sociedad moderna, constituyéndonos todos en inquilinos de un potencial ente estatal que sería el nuevo propietario de todos los bienes. O es muy tonto lo que digo.

La confusión de derechos, deberes y obligaciones, se ventilaran en la feria dominical como simples papas, vendiéndose por kilo, mallas o sacos, da lo mismo.

No hay que confundir ceguera con estupidez, ya que dentro de la ceguera se pueden desarrollar otras sensibilidades, especialmente para no caerse, por último apoyarse en un bastón y caminar orgullosamente erguido, por los caminos de la vida, que son difíciles de caminarlos, como dice la canción, donde se tropieza una y otra vez con la misma piedra y nada se aprende. Prácticamente da pena.

 Los que no tienen puntos ciegos son los delincuentes profesionales refractarios al trabajo, quienes han cosechado sin sembrar nada. En este juego  la mano se les ha dado como anillo al dedo, aumentando su patrimonio ostensiblemente no solo con el aumento de delitos, si no que el nacimiento de nuevos modus operandi, si algunas bandas criminales están hasta ofreciendo el servicio de retirar el 10 % de las AFP, los call center carcelarios no dan abasto.

Da lo mismo el flujo de caja, la esperanza del pobre se canaliza por cualquier medio, cualquier forma u origen, lo importante como se dice popularmente, es que chorree, más que empanada dieciochera y el que no llora no mama, y el que no mama, es un gil.  Las AFP´s tienen  que vender acciones, hacer las lucas y pagar, independiente de lo que pase.

 Sin duda esta ceguera, no será gratis, alguien tendrá que pagar este costo y seguramente no serán los responsables directos, que con el parche en el ojo y con todo el tiempo del mundo no quisieron cambiar paulatinamente el sistema previsional o acomodarlo por el bien de Chile, si no que a lo compadre, mucha improvisación, sobre la marcha y a última hora. Típico chileno.

El colmo del punto ciego, se materializó recientemente, con escándalo, en despoblado y a vista y paciencia de todos -con pronóstico anunciado por este medio periodístico- durante mucho tiempo.

El abusivo y paulatino ataque a casas en zonas rurales, donde hasta el fuego que las consume lo hace con desidia, sintiendo pena por los afectados que son víctimas ideales y permanentes de la ceguera de palacio.

Los propios medios de comunicaciones nacionales ya no están informando  al respecto, el abandono es total, el porcentaje de atentados es incuantificable, solo ferrocarriles lleva cuatro atentados hasta que lograron el descarrilamiento de uno, con trabajadores lesionados. Los predios agrícolas del norte de La Araucanía son los mismos de siempre, los del sur de Biobío, igualPUNTOS CIEGO.-

Tener la visión completa de las cosas, situaciones, entornos, terrenos, es primordial, de lo contrario, surgen los problemas, por la falta de claridad en los conceptos y hechos, florecen los malos entendidos.

Evidentemente, cuesta tener la visión panorámica, completa y de detalles de las cosas, – tampoco nadie dice que es fácil-, pero algo siempre tiene que hacerse para dominar visualmente todo, ahora si es través de otros sentidos, – como apoyo-, mucho mejor.

Resulta necesario aclarar que se entiende por “Punto ciego”, y como ejemplo para quienes son conductores de vehículos, muchas veces al conducir, pese a tener los espejos, parabrisas y ventanas, muy bien instalados, el solo desplazamiento por las vías, limitan su campo de visión, al punto de obstaculizar su amplitud visual y crear zonas de riesgos o ángulos muertos, en las que se pueden provocar accidentes de tránsito.

Lo mismo ocurre, cuando se instalan circuitos cerrados de televisión (CCTV) o cámaras de tele vigilancia, en edificaciones y vía pública, con fines de seguridad, donde si el diseño no es bueno, también se producen “Puntos ciegos”, donde no se puede apreciar todo el entorno, debilitando, -evidentemente-, la seguridad de todo.

Más allá, de lo meramente visual, observable incluso por los sentidos y con el apoyo de la tecnología, se deben evitar al máximo los puntos ciego, en todo orden cosas.

Ampliando el concepto,  no se puede perder de vista, que existen otros campos, donde se aprecia una mayor cantidad de puntos ciegos, donde más allá de ser zonas de riesgos, se traducen en “vulnerabilidades”, que debilitan sistemas y modelos.

Estas zonas de riesgo, van de la mano, con la escasa o nula visión de proyectar en el tiempo, acontecimientos ciertos, que seguramente van a ocurrir, lo que permitiría evitarlos, prevenirlos, minimizar efectos y por ultimo mitigar, los daños materiales y estructurales  sociales de la comunidad. Más allá de un daño simplemente objetivo, que socava toda estructura, como por ejemplo la pérdida de confianza en las autoridades; el hecho de no saber leer los comportamientos previos de la juventud, de la población en general, de los trabajadores, de los sindicatos, de los grupos intermedios, de los migrantes, de los políticos amateur y profesionales, y de la sociedad en general.

No precaver, que los movimientos que empiezan en un país, saltan a otro y afectan a más naciones. Bueno, a veces no se quiere entender, bajo el beneficio de la duda, por último. Viva la globalización sin control.

Como sea, la miopía inversa existe, al no querer ver, lo que es palpable y medible, negarse a mirar lo que esta diseminado en el ambiente, lo que está esparcido por la comarca,  cumpliéndose a cabalidad el adagio; “no hay peor ciego, que el que no quiere ver”.

En este sentido, una vez visibilizada  la insurrección social de octubre de 2019, lo que venía era obvio, pero los puntos ciegos, estaban en el planteamiento cognitivo de los cerebros que gobiernan, quienes no quisieron ver los escenarios futuros, esperando que el agotamiento natural de un movimiento, carente de reglas conocidas, fracasara, dejándole a la divina providencia, que se agotaran en su propio discurso, lo que no ocurrió y por el contrario se fortaleció.

De ahí en más, las presiones por cambios de todo tipo, no se dejaron esperar, desde las minorías sexuales hasta las demandas previsionales, pasando por el cambio de la Constitución.

De la noche a la mañana, todo estaba mal hecho,  había que borrar todo, sin importar el cómo, el fin justificaba los medios. Bienvenida la autodestrucción.

Continuando con la ceguera, los llamados a reaccionar a estos estímulos sociales, se pusieron un parche de pirata en el ojo, perdón, en los dos ojos, y nunca vieron nada. De tal forma, que guiados por un lazarillo inexistente, caminaron en la cornisa del dejar hacer, total, era más fácil aparecer como personajes de la buena onda, de la complacencia, antes que asumir el rol, para el cual habían luchado a través de las urnas, y pecar de omisión salía más barato.

Así, llegamos  con la excusa de la pandemia y los problemas económicos, a lo que nadie se imaginaba, meterle mano al sistema previsional, -que no es perfecto-, cuya estructura, ni en los mejores sueños, podía hacer  presumir que se iba a cercenar, uno de los soportes que afirman el pilar de seguridad para la vejez de cualquier trabajador.

Independiente,   del porcentaje, la presión fue mayúscula y con más fuerza que un tsunami, logró unir a bandos irreconciliables en el parlamento, lo que permitió que finalmente se  modificara la normativa legal, autorizando  el retiro  de los afiliados, de una parte de sus fondos previsionales.

Este gran paso, también es un punto ciego, ya que nada asegura, que mañana, se pueda evitar,  otro acuerdo político transversal, para generar, otra suerte de retiro, ya que el escenario económico, no presenta indicadores de mejoría, y por tanto para saciar el apetito de la masa, bien se puede repetir, esta modalidad, en nombre de la propiedad de los fondos por parte de los cotizantes. Sin meditar, sobre los alcances reales y los impactos que se pueden generar, en las futuras pensiones, al término de la vida laboral de los afiliados.

Aún falta, tratar el punto ciego, que representa el cambio, reforma o destrucción constitucional de la carta magna, donde las vías “apruebo” y “rechazo”, constituyen las dos alternativas que se enfrentaran, conforme a planificación electoral, en el mítico mes de octubre. 

Curiosamente, no existe una forma, después de realizado el escrutinio, que operacionalice el cambio, sea cual sea, ya que la Constitución como la conocemos, de seguro, no quedará igual.

En verdad, ya nada será igual, el jarrón democrático de porcelana, se quebró y no tenemos pegamento para restaurarlo, deberemos vivir con ello. 

El nuevo jarrón, -llamado guste o no, asamblea constituyente-, puede que desentone en el living de la casa nacional, y lo que hoy es certeza, mañana será una incógnita, ya que en lo simple, cuando se discute sobre la eliminación del derecho de propiedad privada, se está afectando directamente a uno de los fundamentos de la sociedad moderna, constituyéndonos todos en inquilinos de un potencial ente estatal, que sería el nuevo propietario de todos los bienes. O es muy tonto lo que digo.

La confusión de derechos, deberes y obligaciones, se ventilaran en la feria dominical, como simples papas, vendiéndose por kilo, mallas o sacos, da lo mismo.

No hay que confundir ceguera con estupidez, ya que dentro de la ceguera se pueden desarrollar otras sensibilidades, especialmente para no caerse, por ultimo apoyarse en un bastón y caminar orgullosamente erguido, por los caminos de la vida, que son difíciles de caminarlos, como dice la canción, donde se tropieza una y otra vez con la misma piedra y nada se aprende. Prácticamente da pena

Los que no tienen puntos ciegos, son los delincuentes profesionales refractarios al trabajo, quienes han cosechado sin sembrar nada. En este juego,  la mano se les ha dado como anillo al dedo, aumentando su patrimonio ostensiblemente, no solo con el aumento de delitos, si no que el nacimiento de nuevos modus operandi, si algunas bandas criminales están hasta ofreciendo el servicio de retirar el 10 % de las AFP, los Call center carcelarios no dan abasto.

Da lo mismo el flujo de caja, la esperanza del pobre se canaliza por cualquier medio, cualquier forma u origen, lo importante, como se dice popularmente, es que chorree, más que empanada dieciochera, y el que no llora no mama, y el que no mama, es un gil.  Las AFP, tienen  que vender acciones, hacer las lucas, y pagar, independiente de lo que pase.

Sin duda esta ceguera, no será gratis, alguien tendrá que pagar este costo, y seguramente no serán los responsables directos, que con el parche en el ojo y con todo el tiempo del mundo, no quisieron cambiar paulatinamente el sistema previsional o acomodarlo por el bien de Chile, si no que a lo compadre, mucha improvisación, sobre la marcha y a última hora. Típico chileno.

El colmo del punto ciego, se materializó recientemente, con escándalo, en despoblado y a vista y paciencia de todos,- con pronóstico anunciado por este medio periodístico-, durante mucho tiempo.

El abusivo y paulatino ataque a casas en zonas rurales, donde hasta el fuego que las consume, lo hace con desidia, sintiendo pena por los afectados, que son víctimas ideales y permanentes, de la ceguera de palacio.

Los propios medios de comunicaciones nacionales ya no están informando  al respecto. El abandono es total, el porcentaje de atentados es incuantificable, solo ferrocarriles lleva cuatro atentados hasta que lograron el descarrilamiento de uno, con trabajadores lesionados. Los predios agrícolas del norte de La Araucanía son los mismos de siempre, los del sur de Biobío igual, los camiones deberían ser de asbesto, seguro que varios quieren ver caer el viaducto del Malleco -lo que ya no es una especulación- para entender que esto va en serio.

La codicia subversiva -que es natural en todo caso- ejecuta sin más tapujo lo que siempre hace, ya que cuenta con una visión completa del escenario y efectúa sus andanzas por toda la comarca sin control, ya que tiene prácticamente avalada su impunidad.

La prueba palpable de todo es la toma por la fuerza de varios municipios, manteniendo por días  cuatro de ellos, siendo Traiguen, Victoria, Collipulli y Curacautín, donde el desalojo de los mismospor la vía pacífica, política o judicial, es parte de una quimera de igualdad que no existe.

En este mismo orden de ideas, ante innumerables ataques a predios y casas en zonas rurales, con armas de fuego, cuyo calibre da lo mismo, se ha perdido el derecho a la legítima defensa, quedando el código penal, como un texto estéril que no produce nada, salvo impotencia de titanio para las víctimas directas.

Nadie entiende la falta de reacción estatal, máxime que nos encontramos en un estado de excepción constitucional, donde la fuerza pública constituida por instituciones de los ministerios de Interior y Defensa observan con prismáticos a la distancia el campo de batalla asimétrico, en que se han trasformado los campos de La Araucanía.

Se busca siempre un responsable, pero como decían las abuelitas, el hilo se corta por lo más delgado. Ni el periodista más avezado quiere establecer quien  da la orden de “inacción”, el encogimiento de hombros es parte del entorno,  la duda está sembrada, cobardía o dejar hacer, tal vez puede ser cuidar la “pega”, porque de trabajo profesional en materias inherentes a seguridad pública,  mejor ni hablar. Me quedó con la imagen del señor del maletín, ya que alguien está lucrando con la inseguridad.

La verdad tarda pero llega, algún día se sabrá quien imparte la orden. Ahí está la madre del cordero, hay que reformar a Carabineros, pero ni se les ocurra actuar en defensa del “Orden y la Patria”.

La obviedad no debe sorprender a nadie cada vez que han nombrado un nuevo ministro del Interior los delincuentes o criminales por convicción e ideología, desafían a la nueva autoridad y lo invitan – para conocer su mano- a una desagradable fiesta de bienvenida, donde el tortazo es más que desagradable para el festejado, quedando lejos la alegría y el discurso de agradecimiento solo se transforma en querellas como una forma de manifestar el descontento por la falta de deferencia.

Solo resta esperar que el nuevo ministro del Interior y Seguridad Pública tenga menos puntos ciegos que el anterior y tenga la capacidad visionaria de saber leer los siete tomos del cateo de la laucha, que le pueden dar su larga experiencia como parlamentario y político ducho,  especialmente en la administración del control social formal, ya que Arauco no solo tiene una pena, sino que no le quedan lágrimas para derramar.


Compartir esta noticia