Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 26 de diciembre de 2016 | Publicado a las: 16:44
Nadie duda de la belleza de los fuegos artificiales como espectáculo imperdible a fin de año, pero tener la mejor ubicación para presenciarlos puede terminar con un daño auditivo, que en el peor de los casos llega a ser permanente y muestra su efecto en el largo plazo.
El Fonoaudiólogo Luis Ortega, responsable de Calidad, Formación y Audiología de GAES Chile; asegura que los más afectados son los niños y adultos mayores. “Una fuerte detonación superior a 120 decibeles puede causarnos un trauma acústico que puede derivar en serios daños en nuestro oído” El especialista explica que una conversación a un volumen normal genera 60 decibeles; las bocinas en una congestión vehicular, 90; un motor de avión, 120, pero los fuegos artificiales emiten entre 130 y 140 decibeles, intensidades que la OMS menciona como perjudiciales ante un evento único. “Los niños pequeños son los más afectados por una condición natural, sus oídos son más frágiles e inestables. Además son la población más expuesta a los fuegos artificiales” advirtió.
El especialista advierte que los sonidos que generan mayor daño son los que superan los 100 decibeles “Los fuegos artificiales se encuentran en el umbral máximo soportable para los oídos llamado también umbral del dolor acústico. Un concierto de rock oscila entre los 90 y los 130 decibeles. En el primer caso puede escucharse hasta ocho horas seguidas, pero los 130 decibeles, no deberían escucharse por más de 4 minutos” afirmó Ortega. Sin embargo, se ha vuelto una tradición asistir a estos eventos -cuya duración se prolonga por al menos 20 minutos y también a fiestas con música a volumen estridente. Por ello, lo mejor es tener conciencia sobre posibles daños y adoptar medidas preventivas.