Publicado por: Claudio Nuñez | martes 25 de abril de 2017 | Publicado a las: 16:31
Independiente de la edad que tengamos, una de las pocas certezas que tenemos es que en varios momentos de la vida nos vamos a equivocar. En los adultos, sobreponerse a estas situaciones es más común, pero en los niños los errores pueden generar altos grados de angustia y frustración.
Cuando los padres se preocupan en exceso por evitar que sus hijos se equivoquen, están limitando las posibilidades de que aprendan de sus errores y que sepan cómo enfrentar y revertir situaciones adversas. En cambio, cuando los papás aprenden a contener y a canalizar la frustración de sus hijos, para convertirla en resiliencia y determinación, los niños se nutren de las experiencias, desarrollan su confianza e incorporan nuevas herramientas para encontrar soluciones más creativas y resolver de mejor forma futuros conflictos.
“Así como los éxitos ayudan a que nos sintamos bien, a que mejoremos nuestra autoestima y a que vayamos fortaleciendo nuestra personalidad, los fracasos nos permiten aprender a diferenciar lo que funciona de lo que no, a priorizar según las consecuencias y a desarrollar habilidades para resolver problemas”, explica la directora de Educación de Jardines Infantiles Vitamina, María Luisa Orellana.
Los padres pueden ayudar a los niños desde temprana edad mostrando con ejemplos lo que es posible aprender cuando se equivocan. A continuación, la experta entrega una serie de recomendaciones: