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Araucanía

Editorial: Para no creer

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 9 de mayo de 2021 | Publicado a las: 11:50

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Las campañas electorales resulta ser un violento ejemplo de desigualdad en el trato; ahí  se refleja la situación y desventura de los medios de comunicación de comunas y regiones que sufren y viven a diario, el trato desigual de las mismas personas que se postulan para “representarlos”, tanto en la comisión constituyente, y en las elecciones de gobernadores, alcaldes y concejales.

Una de las expresiones más sensibles y menos estudiadas de las desigualdades socioeconómicas es el trato diferenciado que reciben las personas y los medios de comunicación comunal y regional, por razones de su posición en la estructura social. En Chile las desigualdades cristalizan en modos de interacción, en cómo las personas son tratadas, en cómo el respeto y la dignidad se confieren o deniegan en el espacio social, cultural y económico.

Este entramado de desigualdad en el trato, se refleja en la situación y desventura de los medios de comunicación de comunas y regiones que sufren y viven a diario, el trato desigual de las mismas personas que se postulan para “representarlos”, tanto en la comisión constituyente, y en las elecciones de gobernadores, alcaldes y concejales.

Mientras algunos sostienen a duras pena sus campañas y que a pesar de sus contenidos con profundas raíces en las graves trabas o grandes expectativas de crecimiento, luchan para mantener sus discursos y valientes propuestas, en las más diversas instancias de sus entornos comunales y regionales.

Ahí quedan reflejadas las fortalezas de personas que luego de experiencias en los más diversos círculos donde laboran, viven y educan a sus familias, comprenden que solo una gestión política justa y audaz permitirá levantar estrategias de desarrollo cultural y económico para sus comunas y regiones.

En el juego democrático, todos tienen –o tenemos- el derecho de levantar y postular a quienes con validez y argumentos, piden el voto a vecinos y a sus entornos laborales o donde a diario conviven y cumplen su labor con esfuerzo, ahínco y cariño por lo suyo. La mayoría lo hacen por su confianza ciega que solo luchando para llegar a otras instancias políticas, donde se discuten aprueban o rechazan cada una de las políticas que permitirían un mejor futuro para todos.

Recurren a las visitas a las más diversas instancias comunitarias y también, a medios de comunicación a veces mediante algún contrato publicitario u otras tantas, con la sola comprensión de los medios, quienes tributan espacios para llegar a círculos más amplios de votantes.

Hay otros, que muestra un ejercicio diferente y a pesar de sus discursos de igualdad, de representar a quienes no tienen la posibilidad de hacerlo, pero que sí cuentan con los recursos necesarios para sostener campañas de elevado costo, contratan espacios en medios de comunicación de enormes potenciales y coberturas desde la región metropolitana, pero también con alcances en las regiones gracias a las tecnologías repetidoras.

Con soltura, hablan desde el mundo independiente, que lucharán por defender a sus regiones, distritos y comunas, con fachadas democráticas que por momentos resultan convincentes pero que a poco andar, solo queda la sensación que les gustaría que todo siguiera igual que antes, donde con dinero y recursos se ganan cargos y elecciones.

Los mismos, dicen que lucharán para sacar a nuestra región de la postración y del violento significado de ser la más pobre del país; que toda su vida se han sentido comprometido con los hermosos valores que les legaron sus ancestros; que les resulta imposible quedarse sentados y sin comprometerse para terminar con la pobreza y la postergación.

Lo repiten con su mejor cara en los medios que ofrece Internet y en especial, la plataforma cada día más democrática de Youtube.com. Véalos como sus figuras y sus voces aparecen sin movérseles un pelo para decir, que son los únicos que podrán sacar a la región, al distrito y a las comunas, de la pobreza porque los políticos no han sido capaces de hacerlo.

Esos mismos segundos, reducidos a unas pocas líneas, la envían pomposamente a las radios comunales, sitios de Internet y periódicos y diarios, para que sean publicados gratuitamente. ¿Podríamos creerle sus discursos donde ampulosamente fundamentan que terminarán con la pobreza en la región? Es para no creerles.

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