La tercera parte del tiempo que vivimos lo pasamos durmiendo. Por ello, como mínimo, deberíamos saber cuál es la mejor postura para dormir. Cada postura tiene sus beneficios y sus problemas para el organismo, pero existe una que está aconsejada por los científicos por encima del resto.

La postura más reparadora

Dormir de lado es la mejor opción para facilitar al metabolismo del cerebro la eliminación del material de desecho, que puede estar relacionado con enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, mientras que durmiendo boca arriba o boca abajo no se elimina tanto este material.

Aunque las neuronas y sus axones solo significan el 2% del peso del organismo, este sistema gasta el 20% de nuestra energía, convirtiéndolo en un órgano hiperactivo. Su acción diaria genera residuos, al igual que ocurre en otras zonas del cuerpo, pero con la diferencia de que el cerebro no los elimina por la orina, ni el sudor ni por la renovación de las células marchitas.

La manera que tiene el cerebro de limpiar los residuos que genera es a través del líquido en el que flota, el flujo cefalorraquídeo. Funciona como amortiguador en caso de impacto, pero también para eliminar toxinas durante el sueño. Al descansar, los espacios intercelulares se abren, lo que facilita el paso del flujo y la limpieza en el interior del cerebro para luego drenarse en los espacios venosos.

En la posición en la que dormimos de lado el flujo es más eficiente que boca arriba o boca abajo. Aunque las otras dos posiciones tienen algunas ventajas, ninguna es tan positiva para el descanso mental, y además, tienen otros inconvenientes.