Un “ciclón bomba” ha azotado varias regiones de Estados Unidos con vientos que superan los 160 km/h, dejando a su paso impresionantes imágenes de destrucción y asombro. Esta poderosa tormenta invernal, que combinó temperaturas gélidas y ráfagas huracanadas, paralizó ciudades, derribó árboles y dejó a miles de hogares sin electricidad.

Las imágenes del fenómeno muestran calles cubiertas de escombros, techos arrancados y vehículos volcados por la fuerza del viento. En algunos lugares, la tormenta convirtió paisajes cotidianos en escenarios casi apocalípticos, mientras los equipos de emergencia trabajan contrarreloj para restablecer la normalidad.

El término “ciclón bomba” hace referencia a una rápida caída de presión atmosférica que intensifica las tormentas, y este evento no fue la excepción. La furia de la naturaleza dejó huellas profundas y recordó el impacto de un clima cada vez más extremo, alimentando el debate sobre la preparación y resiliencia ante estos eventos.