Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 10 de septiembre de 2023 | Publicado a las: 10:15
Por José Navarrete, Director Magíster en Tributación, Universidad Andrés Bello
En estos últimos dos meses, hemos sido testigos de los embates de la naturaleza sobre una parte importante de nuestro país, a través de fuertes lluvias que han provocado inundaciones, destruyendo infraestructura pública, así como afectando diversos sectores económicos, tales como la agricultura.
Lamentablemente, este no es un hecho aislado, puesto que estas grandes inundaciones se han visto también en otras latitudes, así como otras singularidades climáticas como olas de extremo calor, en el caso de algunos países de Europa. Si bien el cambio climático comenzó con el inicio de la revolución industrial en el siglo XIX, durante los últimos 50 años, el efecto de la acción humana sobre el clima se ha hecho evidente y preocupante.
Si bien gran parte del cambio climático está explicado por la actividad industrial, la visión moderna de los negocios está dando un vuelco potente hacia el concepto de sostenibilidad, cada vez más internalizando en la estrategia de muchos negocios.
En ese sentido, el mercado está demandando en forma creciente más información acerca del impacto climático que tienen las empresas, como un elemento importante, por ejemplo, para definir estrategias de inversión. Estas divulgan la información al mercado a través de distintos marcos o modelos, que se materializan en los llamados reportes de sostenibilidad. Si bien ha habido iniciativas orientadas a la homogenización de la información que se presenta al mercado, en el último periodo se ha dado un paso relevante, con la emisión de las normas IFRS de Sostenibilidad, las que, se espera, sean adoptadas como estándares mundialmente aceptados. Prueba de ello es el respaldo que IOSCO, International Organization of Securities Commissions, entidad que agrupa a gran parte de los reguladores de mercado mundial, ha dado a estas nuevas normas emitidas por la Fundación IFRS, emisor de las normas de contabilidad más utilizadas a nivel mundial.
En efecto, la IFRS S2 es una norma específica relativa al impacto que el clima tiene sobre los negocios. En ella, se exige que las empresas divulguen los riesgos y oportunidades relacionados con el clima, esto es, el posible efecto que el cambio climático puede tener en la operación de la entidad. Para esto, es necesario que las máximas autoridades de cada empresa, su gobierno corporativo, se involucren y tengan un papel activo en el reconocimiento de los riesgos y oportunidades, así como en las estrategias que se llevarán a cabo para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades.
La obligación de reportar estos aspectos al mercado obligará a las compañías a incorporar el cambio climático en su estrategia, lo que, a la larga, debería tener en una reducción de sus efectos. A modo de ejemplo, si en este análisis, una compañía determina que su huella de carbono es superior a su competencia, tendrá que hacer los ajustes necesarios para regularla, puesto que, si no lo hace, su valor en el mercado podría verse deteriorado, al hacerse pública esta información.
Sin duda, la emisión de estas normas supone un cambio relevante en la forma de hacer negocios, y que deberían implicar mejoras, tanto para el mercado como para los stakeholders.