Publicado por: Karina Pavez | viernes 11 de marzo de 2016 | Publicado a las: 16:48
La mayoría de nosotros comemos tres comidas al día, y la idea de saltarnos un alimento ni siquiera existe en nuestros pensamientos.
La creciente popularidad de las dietas de ayuno y el ayuno intermitente sugiere que mucha gente le gusta sacrificar su comida. De acuerdo con Mark Mattson, neurocientífico del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos, la parte más difícil es conseguir superar el obstáculo inicial de no introducir alimentos al cuerpo.
«Una vez que te acostumbras, ya no es un problema«, explicó Anahad O’Connoren The New York Times. «Muchas personas no tienen hambre en absoluto por la mañana. Es sólo una cuestión de conseguir adaptarse.»
Mattson tiene prácticas particulares de diferentes tipos de ayuno llamadas tiempo de alimentación restringida caducada, donde las personas consumen todas las calorías necesarias al día en poco tiempo, aproximadamente de 6 a 8 horas en total, y no consumen ningún alimento fuera de ese periodo determinado.
Mientras que el régimen extremo podría sonar extraño, investigadores aseguran:
«Desde una perspectiva evolutiva, es bastante claro que nuestros antepasados no comían tres comidas al día además de meriendas,» aseguró Mattson. Y probablemente tiene razón. Algunos dicen que las tres comidas comenzaron en la Edad Media, mientras que otros afirman que fue durante la Revolución Industrial.
Y aunque la mayoría piensa que hacer tres comidas te mantiene saludable, realmente no significa que es la única manera de consumir la energía que necesitamos, y tampoco es lo más sano.
Mattson desarrolló su propio interés en el ayuno después de leer acerca de los estudios sobre ayunas en ratones, los cuales mostraron que el régimen ayudó a proteger a los animales de los accidentes cerebrovasculares, la enfermedad de Alzheimer y Parkinson, además de aumentar su vida útil hasta en un 30%.
Luego realizó su propio estudio donde los participantes que ayunaron de manera intermitente perdieron más peso y mostraron más masa muscular y mejoras en la regulación del azúcar en la sangre.
Otro estudio encontró que los adultos obesos que participaron haciendo ayuno en días alternos perdieron peso y mostraron reducciones significativas en el colesterol, la presión arterial, los triglicéridos y la insulina. (Esto fue ayunando cada dos días)
«La mayoría de la gente que hace esto entiende que no se trata de comer de forma compulsiva,» explicó Alegría Dubost de la Academia de Nutrición y Dietética. «Dándoles la libertad de no preocuparse por las calorías, carbohidratos y las limitaciones de otros días cuando no están en ayunas.»/RT