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Aumenta la preocupación por alza de cancer colorrectal en población joven del país

Publicado por: Claudio Nuñez | jueves 12 de noviembre de 2020 | Publicado a las: 12:17

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Gastroenterólogos del país perciben un alza en la incidencia de cáncer colorrectal en la población masculina y femenina menor a 50 años. Si bien no existen estudios formales en nuestro país que expliquen las causas de dicha tendencia, los especialistas coinciden en que cada vez llegan más pacientes jóvenes, incluso sin síntomas alarmantes, y una vez realizada una colonoscopía, se confirma el diagnóstico. La Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE) a través de su filial Asociación Chilena de Endoscopía Digestiva (ACHED), promueve que la población joven y los profesionales de la salud primaria tengan una actitud proactiva frente a esta nueva realidad epidemiológica.

La propuesta busca promover una consulta precoz solicitando exámenes pertinentes: algunos no invasivos en deposiciones y ante síntomas de sospecha – dolor abdominal, baja de peso y/o sangrado en las deposiciones-, discutir con su médico la solicitud de exámenes endoscópicos.

El Dr. Julián Cordero, jefe de la Unidad de Gastroenterología del Hospital de Angol, miembro de GASTROSUR y ACHED, filiales de SChGE; comenta que existe una preocupación generalizada por el aumento de incidencia de cáncer de colon en personas jóvenes.  “Solo en la última semana tuvimos hallazgos en un joven asintomático de 20 años con antecedente familiar de cáncer y en una mujer con sangrado rectal de 45 años. En el primer caso encontré pólipos, lo que permitirá seguirlo a futuro de acuerdo al riesgo establecido en las biopsias que se obtuvieron y en el segundo caso, se realizó el diagnóstico de una lesión maligna en etapa temprana, lo que permite un manejo adecuado del cáncer y un mejor pronóstico”, sostiene Cordero.

En nuestro país el cáncer colorrectal está incluido dentro de las patologías GES, sin embargo, con una orientación más bien terapéutica que preventiva. El especialista comenta que es deseable, incorporar en la atención de pacientes estrategias preventivas, sobre todo en la población mayor de 50 años, sin embargo, no deben descuidarse los pacientes entre 40 y 50 años. Añade: “Sabemos que las endoscopías y colonoscopías son procedimientos con larga esperas, por ello proponemos avanzar con la derivación temprana desde centros de atención primaria y la aplicación de test no invasivos y de bajo costo, que detectan algunas señales en deposiciones, lo que ayudaría a adelantar el tamizaje en personas sin síntomas ni antecedentes familiares”.

A estos antecedentes se suma la postergación de exámenes y procedimientos durante la pandemia, lo que ha generado un seguimiento menos riguroso de pacientes crónicos y del retraso en el diagnóstico oportuno de muchas patologías. El Dr. Cordero señala que “las personas debieran consultar tras sufrir baja de peso sin causa aparente, por cambios en el hábito gastrointestinal y/ o sangrado en las deposiciones, o bien cuando existen antecedentes familiares de cáncer. Rara vez un paciente incluye o solicita estos exámenes en su chequeo preventivo, lo que sería una decisión muy acertada”.

En el año 2016 se registraron aproximadamente 1800 muertes por cáncer de colon y 500 por cáncer de recto, considerando ambos sexos. El Dr. Cristian Montenegro, presidente de la ACHED, señala que la mortalidad por cáncer de colon ha aumentado entre el 2000 y el 2016, lo que va de la mano de un alza en el número de casos. “En países desarrollados esta situación fue revertida a través de estrategias de tamizaje poblacional, con el propósito de detectar los cánceres en etapas precoces, así como detectar y eliminar los pólipos, que son tumores que dan origen al cáncer. En estos países los programas de prevención inicialmente incluían personas mayores de 50 años, lo que trajo como consecuencia una reducción en la mortalidad en esa población, pero un aumento en la población entre 40 y 50 años. Estos pacientes más jóvenes son considerados de menor riesgo, por lo que suelen ser diagnosticados en fases más avanzadas del cáncer, influyendo en las estadísticas de sobrevida”.

La ACHED además promueve que los exámenes endoscópicos altos y bajos cumplan con criterios de calidad que hagan de ellas evidencia confiable, razón por la que capacitan periódicamente a médicos especialistas y a no especialistas a lo largo del país. “Uno procura la detección y extracción de pólipos, que en algunos casos pueden ser lesiones premalignas y poder definir los periodos de seguimiento de estos pacientes o comenzar un tratamiento temprano del cáncer”, sostiene Julián Cordero.

Se ha establecido en algunos casos, en que existen factores genéticos como enfermedades polipósicas hereditarias, pero también se apunta a elementos no heredados como el estado inflamatorio que podría condicionar la obesidad. “Es importante sensibilizar al personal de salud de atención primaria para que tome conciencia de que esta enfermedad no es exclusiva de personas mayores,  estén más atentos a síntomas y deriven de forma temprana a los pacientes jóvenes para endoscopías y colonoscopías sin la presencia de síntomas tardíos. Si bien la mayor parte de los sangrados puede ser de causa benigna, es importante estudiar cada caso. Tradicionalmente se atribuía como causa del sangrado rectal en personas jóvenes a la presencia de hemorroides y fisuras anales, pero es importante supervisar estas situaciones, ya que el tipo de tratamiento y pronóstico de un cáncer colorrectal dependerá de su etapa de detección”, finaliza el especialista.


Si bien las tasas de mayor incidencia del cáncer colorrectal ocurren en regiones más desarrolladas en América del Norte, Australia y Europa occidental, aproximadamente el 45% de los casos se registra en países menos desarrollados. Se estima que al año 2030 aumentarán anualmente a 2.2 millones los casos diagnosticados y a 1,1 millón las muertes.


En América del Sur se ha registrado un aumento progresivo y Chile no escapa a esta estadística, al igual que en Colombia, Brasil y Ecuador. Se observa una mayor mortalidad por este cáncer en poblaciones indígenas, adultos mayores y estratos socioeconómicos bajos. Entre 1990 y 2017, Chile pasó de un 13.4 a un 22 casos por cada 100 mil habitantes en su incidencia, y de 10.7 a 12.5 en su mortalidad.

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