Publicado por: Claudio Nuñez | sábado 20 de noviembre de 2021 | Publicado a las: 17:11
«La Araucanía era un lugar realmente promisorio. Durante la década de los 90 y hasta mediados de los 2000 nuestra región crecía de forma acelerada, muchos profesionales jóvenes vinieron a labrar su futuro acá, se instalaron industrias, se dinamizó el comercio y se crearon universidades”.
“La agudización del fenómeno de la violencia en La Araucanía, la baja inversión privada y otros factores más complejos, nos desviaron de aquella senda y nos mantienen hoy en día como la región más pobre de Chile”.
Actual candidato a diputado por el distrito 23, Andrés Jouannet Valderrama proviene de una familia grande, de 16 hermanos, Su vocación por la política la atribuye a la fuerte formación valórica recibida de su madre y al ejemplo de servicio público de su padre, don Edmundo, actualmente de 94 años. Este Doctor en Filosofía y Ciencia Política de Heidelberg, Alemania, ex Gobernador de Cautín e Intendente de La Araucanía en el último gobierno de Bachelet, señala que se está jugando una opción parlamentaria porque anhela cambiar el destino de esta región.
«La Araucanía era un lugar realmente promisorio. Durante la década de los 90 y hasta mediados de los 2000 nuestra región crecía de forma acelerada, muchos profesionales jóvenes vinieron a labrar su futuro acá, se instalaron industrias, se dinamizó el comercio y se crearon universidades. Había oportunidades y el progreso se podía apreciar en el crecimiento de las ciudades. Fue una década verdaderamente virtuosa para la región, de la mano de políticas públicas acertadas de los gobiernos de la época que favorecieron el desarrollo económico, la disminución de la pobreza y el mejoramiento general de todos los indicadores socioeconómicos de La Araucanía.
La agudización del fenómeno de la violencia en La Araucanía, la baja inversión privada y otros factores más complejos, nos desviaron de aquella senda y nos mantienen hoy en día como la región más pobre de Chile. Eso es lo que hay que cambiar, es urgente cambiar el destino de nuestra región»
¿Piensa usted que los problemas de la región se pueden solucionar con las fórmulas de los años ´90 entonces?
-Por supuesto que no. Cada época tiene sus particularidades y lo que fue bueno ayer, no necesariamente lo será hoy o mañana. Tenemos mala memoria en general, porque hay que recordar que hace 30 años Chile venía saliendo de una dictadura brutal, que además de torturar y matar, nos entregó un país con prácticamente la mitad de la población bajo la línea de la pobreza. En La Araucanía casi no había caminos intercomunales asfaltados, las ciudades tenían pocas calles pavimentadas, sin alcantarillado, grandes déficits en escuelas, hospitales, puentes, etc. Nuestra infraestructura era pobrísima. Entonces la misión de los gobiernos de Aylwin, Frei y Lagos, junto con avanzar en la democratización del país, era superar aquellos déficits básicos. Hoy los problemas son distintos y requieren por supuesto soluciones distintas.
¿Cuáles son sus propuestas para aquellas soluciones necesarias hoy en día?
-Lo primero es la productividad. Este factor es importante porque genera el círculo virtuoso del crecimiento que se traduce en desarrollo, La Araucanía, que es tradicionalmente agrícola, debe sumar el factor industrial. Tenemos todas las posibilidades para desarrollar una agroindustria potente. Esto implica proveer infraestructura de riego adecuada y asesoría técnica, reperfilar los instrumentos de crédito y fomento. De una vez por todas hay que tomar la decisión de darle un puerto a La Araucanía para poder sacar nuestros productos a los mercados externos. Hay que fomentar también actividades como el turismo de intereses especiales, donde la región tiene ventajas indiscutibles, con las bellezas escénicas, la poesía y la cultura mapuche, que nos hacen únicos.
Pero la inversión que origina productividad requiere por supuesto contar con buenos niveles de seguridad. Nosotros pudimos demostrar, cuando nos correspondió asumir la Intendencia Regional, que esto es posible. En nuestro período no tuvimos más quemas de camiones en la 5 Sur, no hubo víctimas fatales asociadas a la violencia rural, se detuvo la quema de iglesias, etc. Esto requiere buena coordinación con las policías y las organizaciones afectadas, produciendo inteligencia real para una prevención efectiva.
En esto es importante generar reformas profundas. Las policías deben aumentar su dotación en un 40% y especializarse, con un escalafón único y una formación mínima de 3 años. Hay que mejorar la Ley de Inteligencia y especializar al Ministerio Público en la investigación criminal adecuada para el tipo de delitos que nos afecta. En resumen, hay que legislar para garantizar el orden público y el estado de derecho, con pleno respeto de los derechos fundamentales y hay que tener conciencia de la urgencia de estos cambios, necesarios entre muchos otros, de lo contrario la batalla contra la violencia rural y el narcotráfico la tendremos perdida.
¿Cómo se compatibiliza el imperativo de orden público con la necesidad de avanzar en la interculturalidad y los derechos de los pueblos indígenas?
-Es que no son cuestiones antagónicas. Se ha cometido el error de vincular el fenómeno de la violencia con las demandas y aspiraciones del Pueblo Mapuche. La Interculturalidad discurre por otros caminos, distintos de la violencia, del narcotráfico, del robo de madera o del homicidio, que son los métodos ilegítimos que han utilizado alguno que pretenden validar su actuar en la causa del Pueblo Mapuche. No hay mayor enemigo del Pueblo Mapuche que aquellos criminales.
La cultura de nuestro pueblo originario es un elemento vivo, que existe entre nosotros en el hecho biológico de nuestro mestizaje, en la manifestación de sus tradiciones y costumbres, en su lengua, en aquellos elementos distintivos que es necesario conservar y promover, porque son finalmente una de las mayores riquezas que tenemos en la región y que se fortalece mediante el diálogo y el entendimiento. Pero también el Pueblo Mapuche quiere progresar en armonía con el medioambiente, tener trabajo, educar a sus hijos y alcanzar mejores niveles de vida, es decir, alcanzar el küme mongen, al igual que el resto de los habitantes.
¿Qué otras áreas abordarías en su eventual trabajo legislativo?
-Sin duda, son muchísimas las áreas que es necesario mejorar, pero hay otras dos que son para mí muy importantes. La primera es la salud. Como ya he señalado hemos mejorado mucho en infraestructura y la hospitalaria en nuestra región es de primer nivel. Pero el déficit subsiste a nivel de médicos especialistas. Es urgente terminar con el monopolio de los médicos en Chile y hay que abrir las posibilidades de ingreso de médicos especialistas extranjeros para superar nuestro déficit de atención y terminar con las eternas listas de espera. Dentro de este tema, la salud de los adultos mayores merece especial atención. Llegar a ser adulto mayor en Chile es sinónimo de caer en la pobreza y hay que poner fin a esa injusticia. Si a las bajas pensiones sumamos el elevado costo de los remedios, la gran mayoría de nuestra tercera edad no tiene recursos para cubrir las necesidades de una vida digna. Por eso impulsaré un paquete de beneficios para los adultos mayores, con la gratuidad de los medicamentos que se demanden para sus enfermedades, los que deberán ser proveídos por el Estado.
Es indudablemente un gran desafío, pero precisamente quiero ser diputado no para ir a calentar un escaño, sino para luchar contra la pobreza y el rezago.
En síntesis, por ser la región más pobre y rezagada del país, son muchas las áreas en que hay que trabajar para superar esta triste condición, en educación, medioambiente, trabajo, infraestructura, etc., y si me lo pregunta, todas son áreas importantes y hay que abordarlas de manera integral, incluso generando por ley un estatuto especial para la región, una Ley Araucanía si le pusiéramos un nombre, otorgando incentivos y franquicias fiscales para promover la inversión, junto a programas sociales multisectoriales especiales y pertinentes para La Araucanía. (Óscar Aroca Méndez).