Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 4 de octubre de 2020 | Publicado a las: 11:26
“Nos hemos instalado en oposición al itinerario constitucional que ha instalado este gobierno. El Gobierno de Sebastián Piñera terminó el 18 de octubre, actualmente ser parte de Gobierno es estar por el apruebo.
En la macro zona sur del país hay terrorismo, no racismo como algunos quieren inventar. Celestino Córdova consiguió lo que quería al obligar al Gobierno a ceder ante sus demandas y conseguir los beneficiados que tanto buscaba.
-Lo que ocurrió en octubre pasado fue un estallido de violencia. Sufrimos un terremoto de violencia amparado por la clase política de siempre. Durante el último año hemos visto como los populistas de turno interpretaron el estallido a su manera”.
Por Loreto Ibáñez Fontan
A mediados de 2019, y luego se ser parlamentario por UDI, José Antonio Kast, inscribió su propia tienda política, el Partido Republicano, con el que aspira a representar a la derecha en la próxima contienda presidencial, que más allá de las encuestas tradicionales, principalmente de la mala percepción del gobierno y de las redes sociales, parece ir sumando adeptos.
A pesar que pocas veces lo vemos en medios de comunicación convencionales, por lo que su estilo de campaña presidencial en miras a las próximas elecciones, ha sido comparado con el estilo de Jair Bolssonaro. Suele hablar duramente de la derecha de nuestro país y del propio Gobierno de Sebastián Piñera -a quienes ha tildado de «blandos» y de no tener la «mano firme» suficiente como para resolver asuntos como el terrorismo, el narcotráfico, el estallido social y la seguridad del pueblo chileno.
José Antonio Kast -55 años, abogado y padre de conversó en exclusiva con Tiempo 21 respecto de la contingencia nacional a pocos días de la quema de vehículos policiales en Contulmo y cuando sólo quedan tres semanas para el próximo plebiscito, en el que los chilenos decidirán si es necesaria o no, una nueva Constitución.
Es el hijo menor de los inmigrantes alemanes Michael Kast Schindele y Olga Rist Hagspiel y tiene nueve hermanos, el mismo número de hijos que tiene con su esposa María Pía Adriasola Barroilhet. Es tío también del senador Felipe Kast.
A JAK (como lo llaman en su entorno familiar y cercano) lo acusan de fascista y ultraderechista, homófobo, pero no se amilana frente a ninguna de ellas. En su entorno se jactan que frente cualquier polémica o controversia, sabe salir “jugando”.
¿Qué tan incómodos se sienten en la coalición de Gobierno?
-Nosotros no estamos en coalición, de hecho nos declaramos en marzo de este año oposición al Gobierno porque lamentablemente este gobierno dejó de gobernar con el Plan con el cual fue elegido. Nos hemos instalado en oposición al itinerario constitucional que ha instalado este gobierno. El Gobierno de Sebastián Piñera terminó el 18 de octubre, actualmente ser parte de Gobierno es estar por el apruebo y al cambio constitucional que nos quieren imponer.
Al Presidente lo señalan por no demostrar mano firme en el conflicto Mapuche. Tenemos atentados terroristas a diario, como lo ocurrido hace unos días en Contulmo, mientras que la justicia envía a Celestino Córdova penas irrisorias… ¿Qué cree que pretende este Gobierno? Y ¿qué haría usted al respecto?
-Este no es un conflicto Mapuche, es un conflicto de la CAM; de terroristas contra inocentes, chilenos que quieren vivir en paz. En la macro zona sur del país hay terrorismo, no racismo como algunos quieren inventar. Celestino Córdova consiguió lo que quería al obligar al Gobierno a ceder ante sus demandas y conseguir los beneficiados que tanto buscaba. Los terroristas no buscan liberar a un preso, sino que quieren el control y la autonomía territorial.
Para el Gobierno, un lanzazo en Las Condes vale más que 300 camiones quemados en La Araucanía y esa triste realidad nos viene acompañando hace varios gobiernos. Por eso es importante que los chilenos no seamos indiferentes ante la cobardía de aquellas autoridades que se limitan a declaraciones de condena y a querellas sin destino. Lo que hoy se necesita son acciones decididas del Estado para que tengamos tolerancia cero con el terrorismo, la delincuencia y el narcotráfico.
Como medidas concretas, creemos que es indispensable contar con apoyo de las Fuerzas Armadas para resguardar la infraestructura crítica en La Araucanía, para permitir a Carabineros concentrarse en la fiscalización y persecución de los delitos. Queremos que el Ministerio Público, en vez de perseguir a las víctimas de la delincuencia y el terrorismo, designe cuantos fiscales sean necesarios para enjuiciar a los terroristas y a la justicia, para que aplique las penas más severas posibles, dejando la mano blanda que ha tenido con estos insurgentes.
Respecto de lo anterior, y considerando que no se ha dado ningún beneficio a quienes cumplen penas en Punta Peuco ¿cree que en Chile existe una justicia a la medida del populismo?
-En Chile no hay justicia, hay venganza.
¿Cree que el actual Gobierno es especialmente sensible a las presiones sociales?
-Creo que al actual Gobierno le faltan “pantalones” para defender nuestras ideas con fuerza. Le temen a la izquierda y gobiernan con ideas de oposición. Ante la mínima presión social ceden porque se necesita coraje para bajarse de la ola populista que recorre la izquierda y a la derecha ligth.
Tras el «estallido social», que desbordó a las actuales autoridades… ¿Cómo hubiese actuado usted?
-Lo que ocurrió en octubre pasado fue un estallido de violencia. Sufrimos un terremoto de violencia amparado por la clase política de siempre. Durante el último año hemos visto como los populistas de turno interpretaron el estallido a su manera; proponiendo cambios de la Constitución, eliminación de las AFP’s, subirse el sueldo como lo propusieron los funcionarios públicos en pleno estallido… El gran problema es que no hubo respaldo del Gobierno a las Fuerzas de Orden lo que impidió que recuperáramos el Estado de Derecho. Es impresentable que a casi un año de la destrucción del metro de Santiago siguen estando libres los terroristas que causaron tanto daño a nuestro país. Yo no habría cedido ante los chantajes de una izquierda populista y totalitaria.